El avance en la reducción de la brecha de género a nivel nacional se ha fortalecido durante los últimos años, pero aun así presenta varios obstáculos. Según el Informe Global de Brechas de Género del World Economic Forum, Perú ocupa el puesto 89 de 149, y solo el 30% de los puestos de liderazgo están ocupados por mujeres.
"La ciencia de datos no es solo una disciplina técnica; es una herramienta transformadora que puede impulsar el desarrollo económico, mejorar la toma de decisiones y abordar problemas sociales complejos. Invertir en la formación de científicos de datos es, por lo tanto, una inversión en el futuro del Perú", dijo Lucia Haro, Gerente en Breit.
Durante la primera edición del conversatorio Spazio Talks, de Urbanova, se reunieron cuatro destacadas líderes empresariales para discutir su visión sobre los desafíos y oportunidades para las mujeres dentro del mundo corporativo, bajo la temática 'Mujeres Líderes'.
Entre las distintas aristas que abordaron la temática, Úrsula Diez Canseco, CMO en Urbanova, Silvana Sarabia, CFO en RIMAC, Pía Calderón, CFO en Aesa y Anahí Montoya, CHRO en la Clínica Internacional, coincidieron en que existen seis retos que son transversales a las mujeres en distintos tipos de industria.
Autosabotaje y confianza en el liderazgo
En industrias que son mayoritariamente dominadas por universos masculinos, las ejecutivas coincidieron que es muy fácil incurrir en una desconfianza personal al sentir prejuicio de sus pares en la toma de decisiones. Silvana Sarabia destacó que, en sus inicios, existían muy pocos referentes femeninos en el sector financiero. "Me costó no perder mi esencia como mujer en un entorno predominantemente masculino y era muy difícil conseguir una figura modelo con la que me pudiera identificar", señaló.
Además, enfatizó el problema a la hora de buscar oportunidades: "Las mujeres suelen postularse a un empleo solo si cumplen con el 100% de los requisitos, mientras que los hombres lo hacen con menos. Aún nos sentimos limitadas para asumir retos".
Equilibrio dinámico entre la vida familiar y el trabajo
Las panelistas coincidieron en que no existe un balance perfecto entre la vida personal y profesional, sino un "equilibrio dinámico". Pía Calderón compartió la importancia de saber priorizar acorde al momento, pues el trabajo y la familia deben coexistir para mantener un ritmo adecuado.
Asimismo, señaló que en el sector minero es muy fácil sentir prejuicio por ocupar posiciones de liderazgo siendo mujer, y mucho más si vienen acompañadas de obligaciones familiares. “El desafío ahí es mantener constante la práctica de escuchar para ser escuchada. No soy hombre ni minera, pero he logrado abrirme paso aportando una perspectiva distinta", indicó.
Por otro lado, Anahí Montoya, desde un punto de vista psicológico, compartió que otro reto para las mujeres es poder verbalizar y transparentar permisos que necesitan tomar para cuidar de sus hijos. Si bien hay menos prejuicio a raíz de esta situación, enfatizó que para muchas mujeres aún es difícil comunicar esta necesidad.
Fomentar las redes de apoyo y mentorías
Úrsula Diez Canseco contó que durante su vida profesional se enfrentó a muchas decisiones difíciles. En esa línea, las especialistas destacaron que el soporte de una comunidad de mujeres es esencial: "Necesitamos espacios de conversación y compartir experiencias".
Estuvieron de acuerdo que en las políticas de diversidad y equidad tienen la difícil tarea de no solo centrarse en las mujeres o en cualquier minoría que identifique una empresa, sino también en promover programas que incluyan a todos los grupos para compartir experiencias.
"Contar con referentes y espacios de diálogo permite que más mujeres se atrevan a postular a cargos de liderazgo", Diez Canseco. “Las comunidades de mujeres juegan un rol fundamental en este proceso, ya que crean entornos de contención, aprendizaje y sororidad”.
Cultivar el talento femenino en todas las industrias
Las panelistas resaltaron la importancia de políticas de diversidad e inclusión. "Hoy se habla de equidad salarial y de beneficios para la maternidad, pero falta transparencia y comunicación efectiva", señaló Anahí Montoya.
Pía Calderón, por su lado, destacó el valor de la diversidad en la necesidad de fomentar el talento femenino sin caer en cuotas forzadas. "El mejor talento es el mejor talento. Lo importante es incentivar a las mujeres a postular y crear un entorno donde puedan desarrollarse".
El consenso fue claro: la diversidad impulsa el éxito. Consideraron que el sector empresarial en Perú está dando buenos pasos en cuanto a abrir espacios de este tipo y promover culturas empresariales donde la equidad es un pilar.
Integrar visiones masculinas y femeninas para mejores resultados
Varias de las panelistas coincidieron en que la inclusión de hombres en estos espacios es igualmente relevante. Esto es un valor importante para las ejecutivas ya que la toma de decisiones se nutre de variables que distintos ejecutivos tienen a raíz de su experiencia. Sarabia indicó: “Un grupo solo de hombres, no, y uno solo de mujeres, tampoco”.
El futuro de las empresas está en integrar visiones diversas, tanto masculinas como femeninas, para impulsar el crecimiento y la innovación. Las políticas de diversidad deben ir más allá de la paridad de género en los equipos y enfocarse en la creación de ambientes laborales inclusivos, donde todos los talentos puedan desarrollarse plenamente. "Las organizaciones que valoran la diversidad no solo atraen más talento, sino que toman mejores decisiones y logran mayor competitividad", concluyó Anahí Montoya para cerrar el conversatorio.
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