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“Godzilla y Kong: el nuevo imperio”: los orígenes del mono [RESEÑA]
La nueva cinta de la franquicia del “Monsterverso” indaga más profundamente en los orígenes del primate gigante; precisamente, tres inusuales humanos viajan a la Tierra Hueca.
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Todos reconocemos a las figuras de Godzilla y Kong, símbolos nacidos y formados a partir de la gran pantalla. Por ende, aunque no hayamos visto todas las películas, podemos tener una idea general sobre el desarrollo de sus aventuras cinematográficas. Ahora se estrenó Godzilla y Kong: El nuevo imperio, secuela directa de la cinta de 2021, Godzilla vs. Kong, que continúa la trama de los titanes en el mundo.
Godzilla vigila la Tierra, mientras que Kong mora en el interior del planeta, la Tierra Hueca. Para el beneficio de todos, los dos monstruos no deberían convivir al mismo tiempo en la misma zona, a no ser que deseen destruir al mundo entero. Pero Kong tendrá que volver a la superficie por obligación, una vez que surge un nuevo enemigo que amenaza acabar con todo. Los dos kaijus deberán dejar de lado sus diferencias para derrotar al mal mayor. A la vez, tres inusuales humanos viajarían a la Tierra Hueca, donde descubrirán los orígenes secretos del mundo de Kong.
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EL MONSTERVERSO
La nueva franquicia del monsterverso quiso enfocarse en adaptar los monstruos de Toho para la nueva era, empezando con el Godzilla de 2014 y compuesto por cinco películas (Godzilla; Kong: La isla Calavera; Godzilla II: el rey de los monstruos; Godzilla vs. Kong; y la recién estrenada). Estas cintas han mostrado figuras como Godzilla, Kong, Mothra y demás, con efectos más actualizados que los disfraces de goma y figuras vistas en la filmografía de Toho de los años 60. En sí, han obtenido una recepción positiva, llamando a fans acérrimos a las salas con cada estreno. El objetivo de estas películas siempre fue las escenas de pelea y los altos efectos especiales; y cumple su cometido.
Y aun así, la película no es solo tontas peleas y luces fosforecentes. Hay una subtrama emocional, en donde Kong descubre a otros monos escondidos en el mundo y, por accidente, acaba en un papel paternal con un pequeño mono abandonado. Esa historia tiene su contraste con los personajes humanos, ya que la doctora Andrews (Rebecca Hall) intenta, a su vez, conectar con su hija adoptiva, Jia (Kaylee Hottle). La película también intenta indagar a fondo acerca de la tribu que guardó la guarida de Kong.
Es curioso ver los pasos que ha tomado esta franquicia a lo largo de las décadas, que anteriormente presentaba a la población indígena como salvaje, pero ahora los presenta como ayudantes del mono y hasta héroes.
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Pero hay ciertos dilemas con el ritmo de la cinta. Los humanos, relegados a personajes secundarios, pueden ser útiles a la hora de explicar la trama, aunque sus escenas se prolongan más de lo debido y le quitan dinamismo a la historia. Algunos de los personajes acaban con un rol cómico, pero no todas las bromas causan gracia. Y el pobre Godzilla acaba en un papel secundario debido a este irregular enfoque.
Todos estamos aquí por una razón, y es la misma: ¡los kaiju! Y en las peleas no decepcionan. Solo, para la próxima vez, más Gojira (el nombre en japonés de Godzilla), y no solo las monísimas aventuras de Kong.
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