En el 2020, cuando regresamos de Argentina a mediados de marzo, tuvimos que cancelar la gira y regresar rápidamente. En ese momento, ya era evidente que las cosas se estaban complicando. A pesar de ello, logramos que el productor del disco, Héctor Castillo, quien vive en Estados Unidos, viajara con anticipación para realizar la etapa de preproducción en condiciones muy complejas, con una gran distancia física entre nosotros y utilizando mascarillas. Dado que parecía que la situación iba a durar mucho tiempo, decidimos grabar en Uruguay, pero no en Montevideo. Optamos por aislarnos en un hermoso hotel de campo ubicado cerca del océano, entre Punta del Este y José Ignacio. Llevamos una parte de nuestro estudio, desmontándolo y trasladándolo allí. Utilizamos habitaciones y diferentes espacios dentro del hotel para montar nuestro estudio, incluyendo una sala de control y lugares para las grabaciones. Durante 18 días, vivimos un hermoso proceso que tuvo la particularidad de permitirnos compartir esta experiencia con nuestras familias, algo que no habíamos vivido antes.