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“Mil oficios”: cómo empezó la exitosa serie de TV
Legado de otras series nacionales, “Mil oficios” fue una de las producciones más exitosas de Perú. Recuerda con nosotros todo lo que pasó en el primer episodio de la ficción protagonizada por Adolfo Chuiman
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“Mil oficios” es, sin lugar a dudas, una de las series más exitosas de las últimas dos décadas. Su historia, inspirada en situaciones que se vivía en Perú en aquella época, logró cautivar a la audiencia colocándola como la producción líder en rating. Al día de hoy muchos la recuerdan; pero, ¿cómo empezó la trama que tuvo como protagonista a Adolfo Chuiman?
La serie creada por Efraín Aguilar siguió la historia de Renato Reyes, un padre de familia viudo que tras perder intempestivamente su trabajo como gerente de una empresa, se ve obligado a realizar un sinfín de oficios para mantener su hogar a flote, incluso a espaldas de toda su familia. Sin embargo, en un momento determinado, sus hijos, su hermana, su papá, todo el barrio, y todo el Perú, se enteran la verdad.
“Mil oficios” contó con cuatro temporadas y más de 659 capítulos, emitidos entre el 11 de junio de 2001 y el 28 de mayo de 2004. Con el tiempo, la serie fue retransmitida en varias ocasiones; de hecho, en la actualidad, Panamericana Televisión ha vuelto a incluir en su programación la serie, y puede ser vista todos los sábados. A continuación, recuerda cómo fue ese primer episodio que originó el éxito de la producción peruana.
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QUE PASÓ EN EL PRIMER EPISODIO DE “MIL OFICIOS”
La historia de “Mil oficios” empieza con el personaje principal, Renato Reyes, siendo celebrado por su familia y vecinos que se enteraron que será ascendido en el trabajo. Cumplía 15 años en su empresa y esperaba que fuera ascendido a gerente. No imaginaba la sorpresa que se le venía.
Entusiasmado, conduce hacia la empresa imaginándose una entrada triunfal. Sueño que a los pocos minutos se convertiría en una verdadera pesadilla, pues al llegar todos sus compañeros de trabajo ya sabían lo que le esperaba al protagonista.
Renato Reyes entra a la oficina de su jefe, Julio Salazar (Willy Gutiérrez), esperanzado de recibir una gran noticia. Sin embargo, este lo termina despidiendo. “Usted sabe que las cosas no andan bien, estamos haciendo reducción de personal y, los siento Reyes”, le dice Salazar para luego indicarle que se acerque al contador a recibir su liquidación. El mundo se le viene encima a Renato.
Pero eso no sería todo. Ya en la oficina del contador, el protagonista se da con la sorpresa que debido al préstamo que hizo para sacar su carro, su liquidación por los quince años de servicios es un poco más 1000 soles.
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En el barrio, todos esperan a quien sería el hombre del año. Mientras Renato sale con sus cosas en una caja y con la incertidumbre de lo que será su vida ahora que es un desempleado más en un momento de crisis del país. Su familia, sin saber la verdad, llega de sorpresa a la empresa para festejar. Para evitar que lo descubran, los invita a comer con el poco dinero que le queda.
Después de un día difícil, Renato llega a casa pensando en cómo le dirá la mala noticia a su familia. La preocupación lo embarga y llega a imaginar situaciones realmente complicadas tras ser despedido. Pasa la noche y al día siguiente tiene que volver a empezar de cero, pero esta vez a espaldas de su familia.
Renato Reyes se repone del golpe que recibió con el despido y decide trabajar de manera independiente, claro que, sin contarle a nadie lo que realmente pasó; salvo a su mejor amigo Quique Palacios (Lucho Cáceres), a quien recurre para no solo decirle la verdad, sino pedirle consejo y ayuda para salir adelante.
Es así que se dispone a realizar cualquier tipo de trabajo. Renato termina como cocinero, taxista, tipeador de documentos ambulante, repartidor de comida, mensajero, y todo lo que lograba encontrar. Se convierte, como él mismo se hace llamar, en ‘El Rey del Recurseo’, porque “para el rey del recurseo no hay trabajo feo”.
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