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Diseñador argentino crea y envía refugios para la gente de Ucrania desde el Perú
Con la creación y envío de refugios móviles ayudaría a una gran cantidad de ciudadanos desplazados.
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Nadie esperaría que en el mismo Lurín surgiría un centro de innovación tecnológica que aportaría de manera humanitaria a la guerra entre Rusia y Ucrania. Es un refugio armable y transportable, capaz de desplegarse de manera eficaz duurante un conflicto bélico o una catástrofe natural.
“Ha sido un largo proceso de testeos y pruebas para llegar a esta versión final”, refiere Nicolás García Mayor, diseñador de este proyecto.
Nicolás tuvo la idea de este proyecto cuando terminaba su tesis en la Universidad Nacional de La Plata (Argentina) al pensar en la creación de clínicas móviles. Tras la Universidad, se dedicó a estudiar trenes y automóviles de alta velocidad. También creó la “Fundacionar”, organización dedicada a la donación de prótesis de manos y brazos hechas con impresoras en 3D por toda Latinoamérica.
Aunque al principio encontró financiamiento para su proyecto en el 2015 en Washington DC, por circunstancias apartes tuvo que aplazarlo. Hasta que en el 2020, en medio de la pandemia, un colega peruano le propuso venir al país para construir las primeras CMAX, como bautizó a sus casas. “Hoy estoy poniendo en este proyecto toda la experiencia que he adquirido”, comenta. “Aquí encontré la logística necesaria para sacarlo adelante”, añade. Tuvieron que pasar 22 años.
Por su noble labor, Nicolás García Mayor ha sido distinguido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El papa Francisco mismo lo bendijo y le alentó el continuar con el proyecto.
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REFUGIOS PARA TIEMPOS DE GUERRA
El 28 de Abril, con ayuda de la aerolínea LAN, Nicolás viajó a la frontera de Polonia y Ucrania, para entregar los primeros seis prototipos de refugios a los ucranianos desplazados. “El objetivo es instalar una urbanización temporal de emergencia. Esta es una solución all-in-one box, completa e integrada, que permite acceder a electrificación y saneamiento y puede albergar hasta diez personas”, explica.
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Reflexiona mucho sobre los efectos de la guerra en la sociedad. “Me genera una enorme tristeza ver cómo el ser humano puede causar tanto dolor en otros. Si tenemos un problema, podemos resolverlo hablando, con comunicación, pero no con bombas”, comenta. “Nosotros, los diseñadores industriales, somos los que nos encargamos de diseñar las armas. Hay colegas que se dedican a ello y ganan mucho dinero, pero yo, en vez de destruir, prefiero construir”.
Cuando vuelva al Perú piensa seguir creando en CMAX para continuar ayudando a tanta gente como pueda. Su objetivo también es venderlas –”hay la posibilidad de que las llevemos al Mundial de Qatar”– para que así el proyecto sea sostenible. “Lo que quiero es seguir desarrollando proyectos que les cambien la vida a las personas. Hoy en día, ese es mi principal desafío.”
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