El objeto conocido como 3I/ATLAS ha captado la atención de astrónomos y del público en general desde su detección en julio de 2025. Se trata del tercer objeto confirmado procedente del espacio interestelar que atraviesa nuestro vecindario solar tras el 1I/ʻOumuamua (2017) y el 2I/Borisov (2019).
Sin embargo, el tamaño, origen y comportamiento de 3I/ATLAS lo han convertido en una prioridad para observaciones con telescopios terrestres y espaciales.
¿Qué es 3I/ATLAS y por qué es raro?
3I/ATLAS fue descubierto por el sistema ATLAS el 1 de julio de 2025 y rápidamente confirmado como un objeto interstelar por su trayectoria hiperbólica y su alta velocidad relativa. Las observaciones iniciales, entre ellas las del telescopio espacial Hubble y del Vera C. Rubin Observatory, mostraron que el objeto tiene coma (la nube de gas y polvo típica de los cometas) y que su núcleo es extraordinariamente grande: estimaciones basadas en imágenes previas de Rubin lo sitúan en varios kilómetros de radio, lo que lo convierte en uno de los mayores objetos interestelares observados hasta ahora.
El cometa 3I/ATLAS muestra su evolución a medida que se observa: Imagen: Jewitt & Luu, arXiv (2025)
¿Qué han encontrado los telescopios?
Equipos que han observado 3I/ATLAS con Hubble, Gemini, el James Webb y otros instrumentos han detectado actividad cometaria (coma y colas), una composición atípica en ciertos volátiles y, más recientemente, se reportó la presencia de emisiones que indican níquel gaseoso en su entorno, un resultado inesperado porque metales volátiles como el níquel no suelen sublimarse a grandes distancias del Sol. Estas firmas químicas y la estructura del coma ofrecen pistas sobre la historia térmica y el origen del objeto en otra estrella o región de la Vía Láctea.
Importancia científica
Los objetos interestelares son “muestras” directas de otros sistemas planetarios. Estudiar 3I/ATLAS permite:
- Comparar su composición con la de cometas y asteroides del Sistema Solar, ayudando a entender la diversidad química y dinámica de discos protoplanetarios.
- Constrastar modelos de formación planetaria y de transporte de material entre estrellas (cómo se expulsan objetos a velocidades que los convierten en visitantes interestelares).
- Poner a prueba técnicas observacionales y preparar próximas misiones. En el futuro próximo, la detección de más ISOs podría posibilitar misiones rápidas de encuentro.
¿Es realmente “extraño” o simplemente un cometa grande?
Aunque 3I/ATLAS exhibe características llamativas (tamaño, velocidad y algunas firmas químicas inusuales), la mayoría de la comunidad científica considera que los datos hasta ahora son consistentes con un cometa natural procedente de otro sistema estelar. Las anomalías motivan investigación activa pero no constituyen, por sí solas, evidencia de algo artificial. Instituciones como NASA y grupos académicos continúan recopilando espectros, imágenes de alta resolución y datos de diferentes longitudes de onda para reducir la incertidumbre.
¿Por qué se viralizó y qué dijo Avi Loeb?
El interés público creció cuando Avi Loeb, astrofísico de Harvard conocido por proponer hipótesis poco convencionales sobre objetos interestelares (fue una voz prominente en el debate sobre ʻOumuamua), comentó públicamente sobre 3I/ATLAS y sugirió, como ejercicio científico y pedagógico, que algunas de sus características podrían interpretarse como consistentes con un objeto artificial o tecnológico. Loeb ha publicado artículos y entradas públicas detallando anomalías que, en su opinión, merecen exploración bajo hipótesis más amplias. Estas declaraciones, amplificadas por medios y redes sociales, llevaron a titulares sensacionalistas que presentaron la posibilidad de “nave alienígena” como si fuera la conclusión mayoritaria.
Es importante distinguir dos cosas: 1) la formulación de hipótesis científicas controvertidas (que en sí es parte del método científico cuando se hacen con datos y se someten a verificación) y 2) la interpretación mediática que convierte una propuesta especulativa en certeza. En el caso de Loeb, su reputación y su estilo comunicativo directo y público aceleraron la viralización del tema, aunque la comunidad astronómica en general insiste en priorizar explicaciones naturales hasta que pruebas robustas indiquen lo contrario.
En las próximas semanas y meses la comunidad seguirá:
- Tomando espectros a distintas longitudes de onda para mapear la composición (agua, CO₂, metales, organics).
- Observando su actividad cerca del perihelio para entender qué procesos químicos y físicos se activan.
- Buscando cualquier señal estructurada o emisión que pueda descartarse o confirmarse como natural —pero con protocolos rigurosos antes de divulgar hallazgos extraordinarios.
3I/ATLAS es un hallazgo excepcional desde el punto de vista astronómico: un gran visitante interestelar que ofrece una rara ventana hacia la química y dinámica de otros sistemas planetarios.
La mezcla de datos intrigantes, el rol mediático de figuras como Avi Loeb y la rapidez de las redes sociales han creado una tormenta informativa donde la ciencia aún está armando el rompecabezas. La lección para el público y los medios es doble: celebrar la curiosidad y la especulación responsable, y al mismo tiempo valorar la cautela y la verificación que exige la comunidad científica.
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