Cinco descubrimientos y hechos científicos que marcaron el 2023

A continuación, cinco principales descubrimientos y hechos científicos que marcaron este 2023:

A inicios de agosto, un grupo de paleontólogos presentó los huesos fosilizados de una de las ballenas más extrañas -y gigantes- de la historia. Se trata de los restos fósiles del animal más pesado que jamás haya existido, al cual se le bautizó Perucetus colossus, en honor al Perú, debido a que el primer fósil fue descubierto en 2010 en el desierto del departamento de Ica, por el paleontólogo Mario Urbina, pero nadie daba fe de su hallazgo.

“Este es nuestro regalo de Fiestas Patrias para el Perú, por eso decidimos llamarlo Perucetus colossus”, reveló para la Agencia Andina el investigador peruano Aldo Benites-Palomino.

“No hay antecedentes de la existencia de un animal tan grande como este, es el primero, por eso nadie me creía cuando lo descubrimos”, aseguró Urbina a la agencia AFP en Lima.

Los estudios señalan que el esqueleto pesaría entre cinco y siete toneladas, dos veces más que una ballena azul. Esta nueva especie de ballena colosal de Perú habitó la Tierra hace unos 39 millones de años y podría ser el animal más pesado que habitó el planeta, por encima de sus descendientes: las ballenas azules.

En agosto, se anunció el descubrimiento de seis nuevos exoplanetas, casi tres décadas después de que los astrónomos identificaran los primeros planetas fuera de nuestro sistema solar. Este hallazgo eleva el número total de planetas conocidos a más de 5500. La exploración de exoplanetas, facilitada por instrumentos como el Satélite de Estudio de Exoplanetas en Tránsito (TESS), continúa desvelando una sorprendente diversidad de nuevos mundos en toda la galaxia.

Además, el telescopio espacial James Webb y otros observatorios avanzados están proporcionando detalles adicionales sobre estos mundos. Un ejemplo es K2-18 b, un planeta que se sitúa entre las dimensiones de la Tierra y Neptuno y que podría albergar un océano global bajo una densa atmósfera.

Ozempic, Wegovy, son los nombres de marca de un medicamento llamado semaglutida que se utiliza para el tratamiento de la diabetes tipo 2 en adultos. El fármaco pertenece a una clase de medicamentos conocidos como agonistas del receptor de GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1), una hormona peptídica de 30 o 31 aminoácidos de la familia de las incretinas cuya función fisiológica es el estímulo de la producción de insulina y la disminución de la producción de glucagón, consiguiendo mejorar el control del azúcar en la sangre.

Sin embargo, este año se disparó su consumo por un sorprendente e inesperado efecto que genera respecto a la pérdida de peso y que ha despertado los estudios al respecto. Según estudios, se demostró que contribuía a reducir el 15% del peso de los voluntarios, cifra sorprendente que ningún otro fármaco había podido alcanzar.

Este año, los científicos obtuvieron acceso a la supercomputadora Frontier del Laboratorio Nacional de Oak Ridge en Estados Unidos, marcando un hito al convertirse en la primera computadora a exaescala disponible para la comunidad científica. Aunque se sospecha que China posee supercomputadoras de exaescala desde hace años, el país mantiene en secreto la información sobre su hardware.

Una computadora a exaescala es un tipo de supercomputadora diseñada para realizar operaciones a una velocidad de exaflops, una medida de rendimiento para una supercomputadora que puede calcular al menos 10 elevado a la 18 o un trillón de operaciones de punto flotante por segundo. Esto representa un nivel extremadamente alto de rendimiento computacional. Las computadoras a exaescala son cruciales para abordar problemas complejos en áreas como la simulación de procesos físicos, el modelado climático, la investigación en biología y medicina, el análisis de grandes conjuntos de datos y otros desafíos computacionales intensivos.

Sin embargo, esto solo marca el comienzo de una nueva era. Otra supercomputadora de características similares en desarrollo en el Laboratorio Nacional de Argonne (EE. UU.) está a punto de estar disponible para los usuarios, y se prevé que en 2024 se pongan en funcionamiento dos más en California y Alemania. Estas serán seguidas por otras instalaciones en Francia y Japón.

En el transcurso de este año, diversas investigaciones han destacado la amenaza significativa que enfrenta el proceso de fijación de carbono en los océanos. Los indicios iniciales de preocupación surgieron a través de la información recopilada por sondas robóticas Deep Argo, dispositivos autónomos que se desplazan a 4.000 metros de profundidad. Estos revelaron un aumento en la temperatura de las aguas en las profundidades de la región antártica, junto con una disminución en su volumen.

La bomba biológica, también denominada bomba de carbono marino, se refiere a la fijación de carbono proveniente de la atmósfera y de la escorrentía terrestre por el océano. Esta bomba biológica es clave en la distribución de carbono en la columna de agua de los océanos, y también es altamente influyente en la presión parcial de CO2 que regula el intercambio de CO2 desde la atmósfera hacia los océanos. La bomba biológica incluye a fitoplancton y organismos que los consumen, así como a bacterias que consumen sus desechos. La bomba biológica juega un rol fundamental en el ciclo de carbono a nivel global al remover carbono de la atmósfera y transportarlo a las profundidades oceánicas, donde será atrapado por siglos.

En marzo, un estudio dirigido por científicos estadounidenses y publicado en Communications Earth & Environment proporcionó evidencia adicional al incorporar datos históricos de buques en un modelo climático, revelando una desaceleración del 20% en la circulación desde la década de 1970.

Posteriormente, en mayo, un estudio liderado por científicos australianos y publicado en Nature Climate Change utilizó mediciones de buques y boyas para demostrar que el flujo de agua abisal experimentó una desaceleración de casi el 30% entre 1992 y 2017. A diferencia de las predicciones de los modelos climáticos convencionales, que sugerían una posible ralentización de la circulación, estos hallazgos indican que la desaceleración ha estado ocurriendo durante varios años.