La empresa biotecnológica Colossal Biosciences captó la atención mundial con un anuncio que mezcla ciencia, nostalgia y marketing: la supuesta “des-extinción” del lobo terrible (Aenocyon dirus), una especie extinta hace más de 10,000 años. La noticia ha sido celebrada por diversos medios y algunos sectores del público como un hito de la ingeniería genética. Incluso, la revista Time dedicó todo un reportaje a este tema con una memorable portada en la que se tacha la palabra "Extinción".
Sin embargo, tras el brillo del titular, el anuncio ha despertado la polémica dentro de la comunidad científica por estar plagado de omisiones, inexactitudes y, según varios expertos, estar más cerca de la ciencia ficción que de la ciencia verificable.
Colossal asegura haber recreado un “prototipo genético funcional” del lobo terrible utilizando técnicas de edición genética avanzada, presumiblemente basadas en CRISPR y células madre. Pero el problema principal es que no se ha utilizado el genoma completo del Aenocyon dirus. Lo que han hecho, según los escasos detalles divulgados, es modificar el ADN de cánidos modernos —probablemente lobos grises o perros domesticados— para introducir ciertos genes extraídos de muestras fósiles del lobo terrible. Esto no equivale a traer de vuelta a la especie extinta, sino a crear un híbrido especulativo con algunos rasgos fenotípicos del original.
Por si fuera poco, la compañía no ha seguido el proceso correcto que debe seguir toda publicación científica, que es la de compartir su investigación completa en una revista especializada para un riguroso análisis por pares, a fin de verificar y conocer el proceso exacto que han seguido. De hecho, hasta la fecha, todo lo que se conoce proviene de comunicados de prensa y una serie de videos promocionales.
Por estas razones, la comunidad científica ha reaccionado con escepticismo y rechazo:
El Dr. Aldo Benites-Palomino, paleontólogo e investigador peruano, dijo a la Agencia Andina que los tres cachorros se podrían definir como lobos grises con el fenotipo reconstruido de lobos terribles. "No hay antecedentes directamente sobre la morfología externa de los lobos terribles totalmente verificados porque no están vivos. Pueden haber animales preservados en hielo como mamuts lanudos pero incluso estos tienen un proceso de degeneración del fenotipo externo y no tienes una guía directamente", sostuvo.
"¿Por qué debería importarnos si Colossal parece estar promocionando lo que en realidad es mera producción de lobos grises moderadamente editados genéticamente? Este tipo de propaganda es tóxica y perjudicial para la ciencia, incluida la confianza pública. Algunas personas, al parecer incluso altos funcionarios de la administración estadounidense, ahora creen que los lobos terribles también han regresado. Para ser claros, los tres lobos grises producidos con quince ediciones genéticas que los hacen genéticamente un poquito más parecidos a los lobos terribles no son un evento de desextinción", refirió el profesor de Biología Celular y Anatomía Humana en la Facultad de Medicina de la Universidad de California e investigador de células madre, Paul Knoepfler,
"Colossal Biosciences no resucitó a los lobos terribles", escribe la paleoecóloga de la Universidad de Maine, Jacquelyn Gill, en una serie de publicaciones en Bluesky. "Ver que este trabajo se realiza con tal desprecio no solo por la verdad, sino por la vida misma, me resulta realmente aborrecible".
"Han producido un lobo gris con características similares a las de un lobo gigante; no es un lobo gigante reintroducido, sino un híbrido", señaló Nic Rawlence, paleogenetista de la Universidad de Otago, en un post en X.
"No es un lobo huargo", escribe el periodista científico Carl Zimmer en referencia a los lobos vistos en la famosa serie Game of Thrones que se inspiraron en los lobos terribles. Zimmer, quien cubrió la historia para The New York Times, afirma que "son un clon de lobo gris con 20 modificaciones genéticas de lobo terrible y algunos rasgos de lobo terrible".
DEFIENDEN SU TRABAJO
Beth Shapiro, científica principal de Colossal, refirió que su equipo extrajo ADN de lobo terrible de dos fósiles existentes para secuenciar mejor el genoma del animal. Se utilizó como base un pariente cercano del lobo terrible.
Shapiro explicó que el equipo tomó el genoma de un lobo gris, que describió como genéticamente idéntico en un 99,5 % al de los lobos terribles, y editó esas células en múltiples puntos para que contuvieran el ADN del lobo terrible. La compañía afirma que ningún animal resultó herido. El equipo utilizó perros sustitutos para ayudar a dar a luz a los lobos terribles, que son blancos.
“No buscamos recuperar algo que sea 100 % idéntico genéticamente a otra especie. Nuestro objetivo con la desextinción siempre es crear copias funcionales de estas especies extintas. Nos centramos en identificar variantes que sabíamos que darían lugar a uno de estos rasgos clave”, declaró a CNN Beth Shapiro, directora científica de Colossal.
DEBATE ÉTICO
Además del debate científico, también existe una preocupación ética. ¿Es correcto invertir millones de dólares en proyectos de este tipo cuando tantas especies actuales están al borde de la extinción? Algunos críticos sugieren que estas iniciativas buscan deslumbrar a inversores y al público más que aportar soluciones reales a la crisis de biodiversidad. “Es una distracción”, señaló el profesor Paul Knoepfler. “Es una fantasía costosa que desvía la atención de los problemas urgentes de conservación”.
En resumen, aunque el anuncio de Colossal Biosciences tiene un poderoso componente mediático, está lejos de representar un hito auténtico en la biotecnología moderna. Hasta que la empresa publique su investigación en una revista científica seria y permita el escrutinio de la comunidad científica, sus afirmaciones deben ser tomadas con cautela. Como diría Carl Sagan: “Afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias”. Y hasta ahora, el lobo terrible no ha regresado: solo su sombra editada genéticamente.
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