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¿Los científicos deben actualizar las vacunas contra el COVID-19 para la nueva variante ómicron?
¿Es probable que las empresas necesiten crear nuevas vacunas para combatir mejor a ómicron? La respuesta podría ser afirmativa si es que se demuestra que esta nueva variante es diferente a la cepa original del COVID-19.
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¿Es probable que las empresas necesiten crear nuevas vacunas para combatir mejor a ómicron? La respuesta podría ser afirmativa si es que se demuestra que esta nueva variante es diferente a la cepa original del COVID-19.
La BBC entrevistó a la microbióloga, Deborah Fuller, quien detalló en 5 preguntas de porqué es posible que las farmacéuticas necesiten actualizar sus fórmulas originales de vacunas para luchar contra esta nueva cepa del coronavirus o contra otras por venir.
¿Por qué las vacunas podrían necesitar una actualización?
Fuller destaca que, si el virus ha cambiado tanto como para admitir que los anticuerpos creados por la vacuna original ya no pueden ser efectivos, podría ser necesaria una actualización.
Ella señala que los coronavirus usan proteínas de espiga para unirse a la superficie de las células humanas e infectarlas.
“Todas las vacunas de ARNm contra el COVID-19 funcionan dando instrucciones en forma de ARNm para que las células produzcan una versión inofensiva de la proteína de espiga”, señala.
“Si una persona se expone alguna vez al coronavirus, estos anticuerpos se unen a la proteína de espiga y, por lo tanto, interfieren en su capacidad para infectar las células de esa persona”, agrega.
¿En qué sentido sería diferente una nueva vacuna?
Según detalla el medio, las farmacéuticas existentes toman una proteína de espiga de la cepa original del coronavirus para crear los antídotos. En caso de ser necesario, la vacuna nueva o actualizada tomaría una de estas proteínas de ómicron.
“Al intercambiar el código genético de la proteína original por el de esta variante, una nueva vacuna induciría anticuerpos que se unan de manera más efectiva al virus ómicron y eviten que infecte las células”, señala la experta.
También destaca que las personas previamente infectadas con otras variantes del COVID-19 necesitarían una dosis de refuerzo de la vacuna actualizada para luchar contra ómicron. Lo que le permitiría también estar inmunizado contra las demás cepas.
“Si ómicron surge como la cepa dominante sobre delta, los que no estén vacunados solo necesitarían recibir entre dos y tres dosis de la vacuna actualizada”, indica.
¿Cómo los científicos actualizan una vacuna?
La BBC señala que para actualizar o crear una nueva vacuna, se necesitan dos ingredientes: la secuencia genética de la proteína de espiga de una nueva variante de interés (ómicron u otras) y una plantilla de ADN que se usaría para construir el ARNm.
Correspondería crear una plantilla de ADN para la proteína que se usaría para producir el ARNm de las nuevas vacunas.
“Para hacer esto, los investigadores mezclan plantillas de ADN con enzimas sintéticas y los cuatro bloques de construcción moleculares que forman el ARNm: G, A, T y C, para abreviar”, indica Fuller a la BBC.
Tras este paso, las enzimas construyen una copia de ARNm de la plantilla de ADN. Solo bastaría unos minutos para producir un lote del ARNm para las vacunas.
¿Cuánto tiempo pasará hasta que haya una nueva vacuna?
Se necesitan tan solo tres días para generar la plantilla de ADN necesaria para una nueva vacuna de ARNm. Luego de este tiempo, los laboratorios se tardan al menos una semana para producir dosis suficientes para hacer pruebas.
Unas seis semanas serán adicionales para realizar pruebas preclínicas en células humanas.
En unos 52 días los científicos podrían tener una vacuna de ARNm actualizada lista para conectarse al proceso de fabricación y realizar pruebas en humanos.
“Es probable que ese ensayo requiera al menos otras pocas semanas, lo que sumaría un total de alrededor de 100 días para actualizar y probar una nueva vacuna”, indica la microbióloga.
¿Una vacuna actualizada necesita ensayos clínicos completos?
El informe señala que aun no está claro cuántos datos clínicos se necesitarían para obtener la autorización de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés).
Debido a las similitudes en su formulación, las pruebas no deberían ser tan extensas como las que se hicieron al inicio de la pandemia. Lo que sí sería de rigor es que estas dosis requieran pruebas de seguridad y confirmación de los niveles de anticuerpos comparados contra las cepas Beta y Delta.
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