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Álvaro de Marichalar, explorador que da la vuelta al mundo en una moto acuática | Entrevista
Ya cruzó el Atlántico dos veces y contabiliza 39 expediciones marítimas. Alerta sobre el peligro de la presencia de plástico en los mares y le dicen el Guardián del Mar. Perú21 entrevistó al explorador español Álvaro de Marichalar Sáenz de Tejada.
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Dicen que la historia se repite. Juan Sebastián Elcano, Fernando de Magallanes y 260 marinos en cinco embarcaciones partieron un 10 de agosto de 1519 para tratar de dar la vuelta al mundo. Quinientos años después, Álvaro de Marichalar Sáenz de Tejada también zarpó de Sevilla, un 10 de agosto de 2019. En Navidad de ese año llegó a la isla de Guadalupe en el Caribe. En Florida esperó dos años por la pandemia. Atravesó el Golfo de México, Centroamérica y Panamá, donde aguarda para continuar con la vuelta al mundo en una moto acuática, con la que ya cruzó el Atlántico dos veces.
Mientras espera algunos permisos en Panamá, visita el sur de América. Y ya está en suelo peruano. Por estos días ofrecerá conferencias en espacios como la Universidad de Ciencias Aplicadas (UPC) sobre la defensa del mar y el peligro de la presencia de plástico en los mares, además de contar su experiencia a lo largo de 39 expediciones marítimas y narrar su vínculo histórico con el Perú. Es antepasado del Conde de Superunda, el virrey que logró la reconstrucción de Lima y Callao luego del terremoto de 1746.
“Navego con una bolsita y ahí llevo todo”, me dice sobre su cepillo de dientes y algunas camisetas que lo acompañan en la travesía. “No necesito bienes materiales, cero”, advierte. Le dicen el Guardián del Mar y es empresario, pero su mayor riqueza es la libertad.
¿Por qué lo hace?
Es mi afición principal, lo hago desde hace 40 años; me llena de fuerza, esperanza y conocimiento. Es una navegación que te permite ver cosas muy extremas. El motivo principal es lo que significa conocimiento y exploración interior. Un segundo motivo es la exploración exterior, saber qué ocurre en la naturaleza, cómo es el resto del mundo. El tercer motivo, conmemorar sucesos históricos determinantes en la historia de la humanidad, como el viaje de Cristóbal Colón o el descubrimiento del Pacífico por Vasco Núñez de Balboa; es importante ponerlo en valor y navegar por los mismos lugares, y explicando la realidad de los hechos. Otro motivo es concientizar en todo el mundo lo que estoy viendo a nivel de desastre ecológico en la mar y en el problema de los vertidos plásticos.
¿Qué ha encontrado en el mar?
Que está invadido por plástico. Tiramos un millón de toneladas de plástico al día en el mundo. Eso lo veo constantemente en todo el planeta, y el problema es que lo veo cada año más. Para ello estoy montando una pequeña organización mundial que se llama Guardianes del Mar, para que las personas de todas las edades colaboren desde sus facultades y posibilidades. También denuncio la pesca ilegal y la deforestación, esta última es por tierra, pero afecta mucho al mar. Y otro asunto es el uso desmedido de los abonos químicos de la agricultura que llega al mar con la desaparición de los corales.
Destaca la importancia de la llegada de Colón, pero hay quienes cuestionan conmemorar este hecho histórico.
La presencia sobre todo de España en América y en Asia fue exactamente igual que la presencia de Roma en España, Alemania o Inglaterra hace 22 siglos. Los indígenas hispanos, como los íberos o los celtas, se asimilaron a Roma porque les traía un avance de 1,500 años: el derecho romano, el idioma latín y todas esas cosas. La mayoría de indígenas se adaptaron igual que en Hispanomérica a la llegada de España que traía la segunda romanización. Mi embarcación tiene un nombre indígena hispano: Numancia, es la pequeña población indígena hispana que resistió heroicamente a Roma sin rendirse nunca. Mi origen es tanto indígena íbero, como romano, es mi realidad. No hablo de quién era mejor o peor. Saco lo mejor de ambas herencias. Todos nosotros estamos, gracias a España, unidos por el mestizaje, algo que jamás hizo Inglaterra; no existe tal cosa ni en EE.UU., ni en Canadá, ni en Nueva Zelanda, ni en Australia, ni en Sudáfrica porque no hubo mestizaje. La gran fuerza nuestra es que tenemos el mestizaje, y eso es un tesoro no solo cultural, no solo social, incluso político, es un tesoro humano y moral absoluto, que no nos lo quiten. Tan importante es celebrar los 500 años de Colón, como celebrar cualquier acto que ponga en valor a las comunidades indígenas prehispánicas. Los dos son por igual nuestro origen, no podemos renunciar a ninguno porque como renunciemos a uno, nos quedamos cojos.
¿En el mar se vive casi al borde del abismo?
Se puede percibir como arriesgado; sin embargo, tengo que animar, sobre todo, a la juventud a que, precisamente, haga con su vida lo máximo posible, que no se derroten, que no se peguen toda la vida en la televisión, que no sean solo observadores de unas películas, que hagan ellos sus películas. La vida dura muy poquito tiempo, Dios nos la presta.
Se puede creer que tiene una valentía particular, que no tiene miedos.
Todos tenemos muchos miedos. Si estás muy loco, tienes muy poco miedo.
¿Está muy loco?
Lo justo (risas). Un poquito loco hay que estar, sino uno sufre mucho. Pero mi locura no llega al extremo de no sentir miedo, ni perder realismo.
¿El mundo es mejor en el mar?
Hombre, en el mundo de la mar no hay pasaportes, no hay fronteras. Es el 70% de la superficie. Hay solidaridad, estamos todos en precario. Las personas en la mar somos realmente hermanos. No hay falacias, no hay leyenda negra, no hay crítica. Ahí o salvamos la vida o no. Nadie se puede creer nada (en la mar) porque eres un proyecto de cadáver (ríe). Todo eso hay que transportarlo a tierra.
AUTOFICHA:
-“Soy Álvaro de Marichalar Sáenz de Tejada. Tengo 62 años, aunque siempre digo 362 (risas). Nací en Pamplona, Navarra, España. Acabé el colegio y me fui a hacer el servicio militar. Era obligatorio, pero yo era huérfano e hijo de militar, la ley me exoneraba, pero quise hacerlo”.
-“Tuve un accidente vehicular que me impidió seguir con mi carrera de piloto de aviación y me fui a estudiar económicas. Empecé a trabajar montando la primera empresa en España de antenas parabólicas. Con esa empresa pude comprar lo único que tengo: libertad”.
-“Tengo una compañía de reciclaje de teléfonos móviles y una compañía inmobiliaria, que es de lo que vivo. Visitaré todo Sudamérica para dar conferencias sobre esta expedición. Me encanta dar charlas a las fuerzas armadas, en las universidades. Hay que reforzar nuestra identidad con todo lo que somos”.
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