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CONDUCTORA DE TV

Carla Tello: “Quiero que mi hijo en algún momento se sienta orgulloso de mí”

Alcanzó protagonismo por el blog Diario de una Virgen detrás de su segundo nombre: Carmendelly. Pero ingresó a la radio y a la televisión. Carla Tello es uno de los rostros de los noticieros de Canal N y América Televisión, y es una feliz mamá. Perú21 la entrevistó.

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Carla Tello.
Carla Tello es uno de los rostros de los noticieros de Canal N y América Televisión. (Fotos: Martin Pauca).
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Llegó al periodismo casi por error. Era una estudiante de Comunicaciones de la Católica que postuló a prácticas preprofesionales de comunicación para el desarrollo, una rama vinculada a proyectos sociales. La llamaron para la entrevista de trabajo en Radio Programas del Perú (RPP), pero no para estar en una cabina, sino para una sección especial de ayuda social. Se imaginaba trabajando en la puna con una ONG. Se equivocó de edificio y terminó en un casting para reporteras, del que se enteró luego de esperar unas tres horas. “Era chibolaza y supertímida”, me dice y sonríe.

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—Vengo para el proyecto del agua.  

—Eso no es acá, pero quédate, chibola.

—¿Para qué es?

—Para ser reportera.

—No sé nada.  

—Pero acá aprendes, chibola.  

—Ya pues… Lo que quiero es trabajar.

Total, la Carla Tello de cinco años de edad tenía un sueño: quería ser Gisela Valcárcel y jugaba con esa inocente fantasía. Hizo varios casting durante un mes y entró al primer medio de comunicación que la alojó. Hoy no es Gisela, pero es una de las figuras de los noticieros de Canal N y América Televisión. “Me enamoré de la radio y ya trabajando te das cuenta de que podías ayudar a las personas”, me dice y otra vez sonríe.

 

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Voy a partir del prejuicio: en la televisión irradias un aura de buena onda, lo que sería un aparente perfil para temas de ayuda social, un ángel particular...  

Yo pienso que el periodismo es un servicio, dar información es dar poder a las personas. Y en RPP justamente lo que hacíamos eran temas sociales. Ayudábamos a la vecina que de repente tenía un problema. Me enamoré de eso. Teniendo un micro y llegada a más personas, puedes ayudar a que realmente la ayuda sea efectiva.

¿Pero el periodismo no te dio un temple distinto?

¿Cómo así?

En el periodismo hay que tener una piel recia.  

He llorado bastante.

¿En qué circunstancias has llorado?

A veces he pensado que no doy la talla, a veces no muchos te comprenden. Piensan: “¿Y esta chibola por qué ha venido acá? Seguramente porque es fachosa”. Eso ocurrió en su momento, pero ahora ya no es así.  

¿Te has sentido que eras como ‘muy suavecita’?

A veces. Pero con el tiempo he desarrollado un ritmo diferente, una forma más madura de comunicar, porque empecé bien chibola. 

 

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¿Cómo has ido agarrando nervio?

Es la práctica, es el día a día. He entrado a RPP en el año 2008, estuve haciendo dos años de reportera, y luego en el 2010 empieza RPP Televisión. Y cuando empecé en TV me reía de nerviosa. En mis prácticas nadie daba un sol por mí y más bien me gritaban: “Carla, ponte seria”. Muy sweet, ¿no? Y el primer día que salimos al aire cambié... Fue una cosa maravillosa. No sé qué pasó, pero me la tomé en serio.

¿No pensaste en tirar la toalla?

Ya estaba bien enamorada del oficio.  

¿O era orgullo?

No, no. Algo me decía que tenía que continuar. Es un aprendizaje. Estaba trabajando con gente pro del periodismo en ese momento. Llegué superperfil bajo: “Tengo que aprender, tengo que pagar mi derecho de piso”.

 

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¿Hoy el periodista cómo se diferencia del influencer de TikTok que genera contenido?  

Nosotros hacemos la triangulación; o sea, verificar los hechos, saber realmente qué es lo que hay detrás de esa noticia. Por ejemplo, puedo ver a una persona que está echada en el piso y sin sus cosas, grabo y digo que le han robado, imagino lo que pudo haber pasado, pero no digo la verdad de lo que ha pasado. De repente esa persona tuvo un ataque de epilepsia, vino sin sus cosas. Es ver qué hay detrás.  

Es un momento especial para los periodistas.

Yo siempre he dicho que los periodistas tienen que hacer mucho trabajo en temas de redes sociales. Mientras más periodistas que han estudiado, que saben, estén en las redes sociales, mejor, porque ahí tú te vas a dar cuenta de la calidad de la información. No creo que tenga que haber necesariamente una división: “Soy periodista de televisión y me tienes que creer a mí”. Más bien, poco a poco que los que puedan vayan a las redes para que se note lo que es realmente un periodista.

Ahora, ¿ser mamá te ha dado otro carácter?

Ser mamá te cambia la vida y, de pronto, me han dado más ganas de trabajar (risas).

¿Cómo así?

Pienso que, finalmente, alguien en algún momento le va a hablar de su mamá a mi hijo. Entonces, al final es cómo yo quiero que mi hijo en algún momento se sienta orgulloso de mí.  

La percepción que tengo es que hoy tienes un aplomo distinto. Por eso, ensayo la idea del ser mamá como una explicación...

¿Así?  Te podría decir un montón de cosas, pero creo que lo primero es pensar que en algún momento mi hijo diga: “Mi mamá es una buena periodista”. Y sí, uno siempre tiene que mejorar. 

 

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¿La inseguridad que todos tenemos ha sido algo particular en tu caso, algo que has tenido que manejar?

Sí, durante mucho tiempo me decían que mi voz era muy infantil. También cómo lucía.

¿El tema del peso?

Sí, que ha sido una batalla bien constante. Nunca había sido gordita, pero cuando empecé a ganar (dinero) regular no me privaba de nada (ríe). Comes, comes y comes, y ya te empiezan a decir “señora”. Mi propio papá una vez me vio y me dijo: “Oye, Carla, ya tienes que pararla”. Y me empecé a cuidar.

Hoy te miras al espejo ¿y qué te dices?

Me siento tranquila, me siento que estoy donde quiero estar, que estoy en un momento correcto. Me siento feliz, mi hijito, la familia que he logrado formar. Y creo que eso es lo más importante: tener paz.

Si tu hijo lee esta entrevista en treinta años, ¿qué quisieras decirle?

Que es lo mejor que me ha pasado en la vida. Aunque yo no quería ser mamá.

¿Por qué?

Estaba egoísta pues: “Quiero hacer mis cosas, quiero viajar, quiero ser yo”.

El papá te convenció.

Me cambió la vida mi esposo (risas). Nos fuimos a Disney y ahí me dieron las ganas de ser mamá. Rarazo. Él quería formar la familia y toda la vaina, y ahí fue como un “sí quiero”. Me cambió la vida, pero para bien.

¿Serías mamá por segunda vez?

No (responde con determinación, pero luego suelta una risa pícara).

En otro viaje a Disney podrías cambiar de opinión.

(Risas). Pero ahorita no... 

 

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Autoficha:

-“Soy Carla Carmendelly Tello Ramos. A veces me han dicho Carmendelly por joder (ríe) porque me decían que parece nombre de fuente de soda. Siempre lo he ocultado, pero mi mamá dice que me lo puso porque pensaba que iba a ser una gran artista”.

-“Cuando tuve un blog he usado Carmendelly, tuve mi famita. Se llamaba Diario de una Virgen. Acabé el colegio y empalmé con la universidad. Luego, he hecho tres diplomados en ESAN, en el de marketing político me saqué primer puesto”.

-“Solo quiero ser feliz. No he pensado mucho (en el futuro). Las cosas se me han ido dando sin necesariamente marcarme una meta, porque siento que cuando te concentras en el día a día te va mejor que estar pensando en los próximos cinco años”. 

 

 

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