PUBLICIDAD
Cecilia Barraza: “No he sido de las chicas que soñaban con cantar”
En el Día de la Canción Criolla, vuelve a los escenarios luego de cuatro años de ausencia. Y también retorna a la televisión. Regresos que esperamos sean permanentes. Perú21 entrevistó a Cecilia Barraza.
Imagen
Fecha Actualización
Se dice que Chabuca Granda estaba echada en su cama, frente al televisor y viendo pasar las imágenes en blanco y negro de la época; atenta, detrás de sus lentes de medida. Se transmitía la semifinal del concurso de canto del popular programa Trampolín a la fama, de Augusto Ferrando. Se levantó y llamó por teléfono al programa, y dijo: “Yo voto por ella”. Chabuca no era jurado, solo llamó y se pronunció porque ya era Chabuca. “Eso me lo contó ella misma en su casa”, me dice Cecilia Barraza sobre el día que recibió la venia de la cantautora y pasó a la final.
Cecilia tuvo que ir al canal a firmar un contrato tras su triunfo. Vio a alguien parecida a Chabuca. Se acercó y le preguntó: “Usted es Chabuca Granda, ¿no?”. Se puso sus lentes, la miró y le dijo: “Y tú eres la chiquita por la que yo voté”. La llevó a un lado y le propuso ir a México con una delegación peruana. Ambos episodios, el concurso y su encuentro con Chabuca, definieron el destino de Cecilia Barraza, que este 5 de noviembre cumple 71 años de edad y ese mismo día, a la 1 p.m., regresa a la televisión con el emblemático Mediodía criollo, por la señal de TV Perú.
Ni bien entro a su departamento, advierte que no se puede resfriar, porque hoy protagoniza otro retorno, esta vez a los escenarios. Luego de cuatro años alejada de ellos, esta noche, desde las 9 p.m., se presentará en la plaza principal de Magdalena para celebrar el Día de la Canción Criolla, en el barrio donde vivió 30 años.
¿Cuidas la voz de una manera especial?
¡No! (estira la o). Ya no la cuido hace mil años. Hace cuatro años que no canto, corazón mío.
Para volver a cantar ahora, ¿te tuvieron que convencer o ya pensabas volver?
¿Tú sabes que no quería? No es que me sobre la plata, corazón; no me sobra, yo vivo de manera austera. Pero me he manejado de tal forma que puedo vivir de manera tranquila… Me bajoneó mucho la muerte de mi mamá. Todo se me vino encima: desamores, ausencias y todo lo demás. Y ahí nomás vino la pandemia y todo el mundo se retiró (ríe), pero puse en práctica todo lo que mi mamá me enseñó, ella me enseñó hasta a limpiar mariscos. Mi mamá preparaba un picante de mariscos, que te mueres…
Entonces, también tienes tu sazón.
Sé cocinar, pero sí, cuando me fui a Bolivia a vivir cuatro años cociné todos los días y en las tardes me iba a la universidad.
Imagen
¿Por qué te fuiste a Bolivia?
Porque me casé con un boliviano. Mi primer matrimonio, que solo duró dos años.
¿Qué edad tenías?
Yo tenía 32 años, ya estaba con 13 años de actividad artística. Él estudió Agronomía acá en La Agraria y me fui ilusionada.
Lo dejaste todo.
¿Sabes qué? Hace tiempo que quería dejar todo (risas).
Fue tu primer retiro.
Siempre quise seguir una profesión, quise ser asistenta social. Pero terminé la secundaria en el 70 y en el 71 me vio la señora Chabuca Granda en Trampolín a la fama. Yo no he sido de las chicas que soñaban con cantar, nunca. Cantaba en mi casa, pero no para ser una artista.
Imagen
¿Qué te dijeron tus padres cuando te fuiste a Bolivia?
Se tiraron al suelo llorando. Yo era muy sobreprotegida.
No te dijeron ¿cómo vas a dejar la música?
¡No! (estira la o). Me dijeron “¿cómo nos vas a dejar a nosotros?” (risas). Fui la última que salí de la casa.
¿Por qué no le dijiste a tu pareja para quedarse en Lima?
Me enamoré. Él se iba a ejercer su profesión allá. No dudé.
¿Te aburres rápido?
Sí (y suspira, como aceptando una realidad).
Al final te quedaste solo cuatro años en Bolivia.
Estuvimos dos años y no funcionó la cosa.
¿Allá cantaste?
No, nada, fui ama de casa. Pero 13 años de cantar y ya pues, me aburrí. Primero se fue el ingeniero, luego yo y a los dos meses nos casamos. Él se iba al campo y yo cocinaba. Pero yo decía: ¿Qué hago acá? No quería cantar, pero quería hacer algo, quería estudiar. No había Asistencia Social, pero había Psicología, pensé en mi hermano Miguel (Barraza), capaz puedo hacer algo por él (risas). Y empecé a ir a la universidad y me saqué el clavito, viví esa vida que me encantaba. Pero vinieron los desencuentros y a los dos años nos divorciamos, pero me quedé en Bolivia a vivir dos años más, sola.
Imagen
¿Y estando sola no te animaste a cantar?
Todo estaba bacán hasta que pasa un sapo, nunca falta un sapo, era de otra facultad. Y me dice: “¿Tú no eres Cecilia Barraza?”. Sí, le dije. “Pero eres una cantante conocida allá”, dijo. Tranquilo, tranquilo, le dije, quería que se calle. Estoy aquí de incógnita, déjame acá vivir mi vida, por favor. Pero el sapo pasó la voz y en un concierto un profesor dijo que le habían pasado la voz que había una chica del Perú que era conocida en su país. Otros peruanos se enteraron, voltearon y me hicieron subir. Y ahí conocí a mi segundo esposo, un boliviano, que en realidad fue el hombre de mi vida, Germán Calderón. Lo conocí y fue (amor) a primera vista. Todo lo que me gusta es a primera vista, todo. Empezamos con los amores, pero pasó algo íntimo y dije me voy, que defina su vida. Era un poco bohemio, era un anarquista declarado y yo también estaba con todo el ímpetu. Pero dije no, me voy.
Pero no acabaste la carrera.
No, pero me faltaban más años. Dije no. Me vine a Lima y si quiere, que venga. Y se vino.
¿Con qué planes volviste a Lima?
Sin ningún plan.
El amor te llevó a Bolivia y el amor te trajo de vuelta.
Y estuve 10 años casada con él. Un tipo culto. Fue el amor de mi vida.
¿Y en qué momento retomas la música?
Elena Bustamante, que tenía el restaurante El Embrujo, en Barranco, se enteró de que volví. Ella sabía todo. No llamé a nadie cuando volví. ¿No te digo que las cosas me han caído? Es la mejor manera que te lleguen las cosas, sin que las esperes y sin que estés ahí detrás… Ella me dijo que tenía que ir y volví. Ese mismo año Félix Casaverde tuvo una invitación de Pablo Milanés a Cuba y me habló para ir. Ya pues, vamos, vamos, y nos fuimos pues… Y de ahí no paré hasta 2019, que me retiré.
Estamos ante tu segundo retorno.
En estos cuatro años me han estado llamando, siempre dije que no.
¿Por qué?
Me había deprimido.
¿El médico te diagnosticó depresión?
Sí. Se fueron muriendo las personas que yo amaba. Mi mamá, antes Germán… Ya no quiero recordar… Soy muy vulnerable (se queda en silencio, se cubre el rostro y se quiebra). A mi hermano Carlos, el mayor, le dio un infarto cerebral, le dio el COVID y casi se muere, eso me deprimió mucho… Mi hermano Carlos es bien bacán y con él hablamos horas. Y el único que hace reír a Miguel es Carlos.
¿Y qué activó que no solo vuelvas a los conciertos sino también a la televisión?
Que me sentí limpia de mi cuerpo. Hace tres meses dejé las pastillas. Nos llamaron de la Municipalidad de Magdalena. Pero le dije a mi asistenta que no. “Señora, me están insistiendo”, me dijo. Mándate de hacha, para que no acepten, le dije (risas). Y se mandó de hacha y aceptaron (risas). Bacán pues… Y al mes, llaman de TV Perú para Mediodía criollo, programa al que vuelvo después de 17 años.
¿Este regreso puede ser síntoma de que la música criolla goza de una buena salud?
Vamos a probar. Eso sí, pedí que sea en vivo, con público y una hora. La música criolla nunca ha sido de masas, ha sido siempre música de grupos, como en los centros musicales en la década del 50, una época de oro con Los Embajadores Criollos, en todas las radios había auditorios con butacas. Eso desapareció. Ahorita estamos en otra era. Pero hay la presencia de un sentimiento criollo.
En 2018 cuando te entrevisté me dijiste que no pensabas llegar a los 70 años de carrera artística. ¿Sigues firme en eso?
Por supuesto, yo no me quiero morir en el escenario. No, no.
¿Y por qué no?
Yo no soy Celia Cruz, Omara Portuondo. No soy esas grandes figuras. Cada uno sabe sus limitaciones. La voz te baja, el entusiasmo cae, las piernas te fallan, no quiero…
Alicia Maguiña era así, ¿no? Un tanto pragmática.
Sí. Tenía su cable a tierra. Por eso con ella yo me entendía, nos hemos hablado y nos hemos chismeado.
Hay que aprovechar al máximo tu regreso.
Eso… (Se levanta) ¿Pero qué quieren tomar? Ya se acabó la entrevista, ¿no? Ya. ¿Qué quieren tomar?
AUTOFICHA:
-“El tres es mi número de suerte. Tres hermanos, mis tres tías que fueron la base de nuestra formación, tres parejas: dos bolivianos y el tercero fue venezolano, estuve 9 años con él, pero no me casé. También Tres mujeres para el show”.
-“Yo le ayudaba a pelar los mariscos a mi mami, porque los sábados llegaba mi tío a cantar tonderos con mi papá… Y ahí nomás participé en Trampolín a la fama, Chabuca me ofreció ir a México y desde entonces me dediqué a la música”.
-“Yo fraseaba igualito que Alicia Maguiña, ella era mi guía y cuando la veía actuar me encantaba. Pero mi timbre de voz no es el de ella. Mis padres vinieron de Trujillo, en el año 49. Fueron los primeros migrantes. Mi hermano mayor nació en Pacasmayo y Miguel en Lima”.
VIDEO RECOMENDADO:
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD