Creo que, cuando se dio a conocer la noticia de mi licenciatura, a muchos les pareció gracioso que un estudiante de la PUCP se graduó con una tesis de Dota. De hecho, leí los comentarios de las noticias en redes y eran pocos los que decían que mi investigación era una pérdida de tiempo. Felizmente, la mayoría decía: Pero antes de opinar lee la tesis, porque no se trata de Dota. Lo que sucede es que Dota 2 y la plataforma Twitch eran los canales de estudio de mi investigación. De lo que realmente se trata el estudio es sobre cómo los canales de streaming de videojuegos se convierten en una producción audiovisual impulsada por el streamer y la audiencia. De manera simple y si lo aterrizamos con una analogía, así como hay gente que le gusta mirar fútbol y no jugarlo, también hay personas a las que les gusta ver jugar a otros jugar videojuegos y no jugarlos. Mi otra investigación, la del máster, estudia cómo los videojuegos cooperativos ayudan a los niños a desarrollar sus habilidades sociales. Es importante que el sistema académico se apoye en plataformas digitales como los videojuegos para lograr que los más pequeños desarrollen más estas habilidades. No se trata solo de ser pedagógicamente capaces, sino de encontrar un balance, porque finalmente esos dos aspectos son los que sirven en el mundo real.