Hasta que un día se sentó consigo misma.
“Yo creo que tú tienes que dirigir esta obra”, le dijo la actriz afrocolombiana Indhira Serrano. Le entregó el texto que tradujo y Ebelin lo guardó en su maleta de viaje. En el avión de regreso de Bogotá, se sentó consigo misma, lo leyó y pensó: “Esto hay que hacerlo”. Dejó pasar unos meses, lo volvió a leer y confirmó su decisión.
MIRA: Selva Almada: "Me parece que la lectura es también un acto creativo”
Hace televisión desde los 6 años, es parte del teatro desde los 24 y hace 15 años entró al cine. Ha dirigido obras por encargo, pero en aquel momento de introspección consigo misma, alrededor de los 50 años de edad, por primera vez eligió la puesta en escena que quería desarrollar.
A raisin in the sun es parte de la educación norteamericana, se estudia desde el colegio. La escribió Lorraine Hansberry y se puso en escena hace más de 50 años. Ebelin Ortiz la trae a Lima, la dirige y la presenta así: Como una uva seca al sol. De jueves a lunes, 8 p.m., y domingo, 7 p.m., en el Teatro Antonio Banderas del Centro Español del Perú, Av. Salaverry 1910, Jesús María. Entradas en Teleticket o al WhatsApp 917020396, desde 25 soles. Va hasta el 7 de octubre.
Ebelin plantea esta pregunta: A ti, como afro; a ti, como no afro, ¿por qué no vas al teatro?
MIRA: Sandra Ollo: "Los libros son un camino vital"
¿Sentiste que era un deber dirigir esta obra?
Sí. He hecho a Billie Holiday que es una cantante afroamericana que sufrió de racismo, discriminación, misoginia, que ha estado en plena segregación racial. Y tengo un espectáculo que es mi caballito de batalla: Victoria a través de mí (tributo a Victoria Santa Cruz). Y ahora viene esto: Como una uva seca al sol. Sí, trata de una familia afroamericana de finales de los años 50, que podrías decir que es lejana. Pero no lo es. Planteada hoy, puede ser la historia de andinos, amazónicos, migrantes. Que se presente con actores afro es una anécdota. Entonces, claro, sí es una respuesta, sí es una forma de decir estamos aquí, vivimos como pueblo afroperuano invisibilizado; y no es un discurso meramente, lo vemos día a día, hemos normalizado algunos microrracismos.
¿Cómo se expresan esos microrracismos?
Por ejemplo, en la sexualización hacia el hombre afroperuano o hacia la mujer. El hecho de que consideren que cocinamos bien porque somos afro. O que hablen de tu cabello. El artista Roberto Álvarez, conocido como ‘Rober L Ninho’, hizo una reflexión: cuando una niña afro va al colegio, le piden que se recoja el cabello; mientras que a una niña que tiene el cabello lacio no le piden que se recoja el cabello.
Hay esta percepción de que el cabello ensortijado es signo de desordenado.
Exacto. Pero es parte de nuestra identidad. Empezamos a normalizar esas cosas y no es normal. Siempre digo que los adultos somos los que enseñamos a los niños a ser racistas; las personas no nacemos racistas; la sociedad, la familia nos hacen así.
Desde cierto sector del humor se dice que no hay que ofenderse cuando se bromea con “lo negro”, que es “solo un chiste”. ¿Eso es correcto?
No. Nadie quiere que se rían de uno. Lo negro como término está ligado a lo negativo. Tú no eres un adjetivo. Estamos en un proceso de cambio. Las formas tienen que cambiar, porque es la mejor manera de tratarnos, con respeto.
Y ‘Como una uva seca al sol’ reflexiona sobre estos temas, pero parte de una premisa retadora: el padre fallece y hay una indemnización que cobrar, y cada miembro de la familia tiene un sueño diferente de qué hacer con ese dinero. ¿Qué harías tú si tuvieras que cobrar, por ejemplo, un millón de dólares, qué sueño cumplirías?
Primero, pagar mis deudas (risas). Compraría una casa de campo para llevar a mi mamá y a mis tías, haría un teatro y me compraría una camioneta para poder trasladar a mi mamá y a mis tías.
A la vez, se dice que es de las primeras obras que se desarrolla casi al 100% con un elenco afroperuano. ¿Qué nos dice eso?
Cuando se estrenó en 1958 fue la primera obra de temática afro, con directora afro, que llegó a Broadway. Fue un hito. Ahora, con respecto al Perú, este es un llamado de atención a la comunidad afroperuana también: hemos tenido textos como El amo Harold, Fences y dos o tres más, y la población afroperuana siempre se queda en el discurso de que no hay quién me represente en el cine, el teatro y la televisión, y no hacen. Yo llevo alrededor de 24 años haciendo teatro y cuando estoy en escena y miro a la platea, no encuentro a mi reflejo más allá de mi familia… Porque, efectivamente, no están acostumbrados a ir al teatro, siendo la afroperuana una población pobre; y también porque se vende lo cultural como elitista, y ahí viene otro microrracismo: uno mismo no se cree capaz de cruzar una frontera como la cultural.
El temor a la mirada de desconfianza.
Verás a alguien que agarrará su cartera, que mirará con cara de “¿y esta persona qué hace aquí?”. Hago este llamado de atención, y le digo a la comunidad (afroperuana), a la población que venga al teatro, porque si estás buscando representación, tienes que apoyar esa representación.
Cuando eras burbujita de Yola Polastri y empezabas, ¿cuál era tu sueño?
Este. Lo tenía clarísimo desde los 5 años. En los años 70 había varias telenovelas que protagonizaba una actriz infantil argentina que se llamaba Andrea del Boca; yo veía esas novelas y yo quería ser y hacer esos personajes. Quería ver mi nombre en marquesinas. Este es mi sueño y todavía no termina.
Autoficha:
-“Soy Francisca Ebelin Cebelin Ortiz González. Mi mamá inventó el nombre Cebelin, es que mi mami fue a un astrólogo y él le dio el día y hora de mi nacimiento, y le dijo que yo debía llamarme Bel; buscó un nombre con esas letras. Mi mami fue activista afro, hoy tiene 77 años”.
-“Acabé el colegio y no estudié hasta los 40 años, porque me dediqué a hacer lo que hago. Siempre digo que lo único que sé hacer es esto. Siempre hice estudios referentes a la actuación, a la música, a la dirección. Entré a Música en la UPC, pero no terminé; no sé si terminar”.
-“No tengo una contabilidad de cuántas obras de teatro he hecho, pero serán más de 30. He dirigido por encargo alrededor de 8 o 9 obras. Y después de esta experiencia en Como una uva seca al sol, pienso que ser actriz no basta. No sé si escribir, porque siento que con la escritura me desnudaría”.
Aprovecha la NUEVA EXPERIENCIA: recibe por correo o por Whatsapp nuestro periódico digital enriquecido.
Perú21 ePaper ¡Conoce nuestros planes!
