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Felipe Esparza, cineasta: “Proyectar en salas comerciales de cine no es el único camino”
Creador de ‘Cielo abierto’, la Mejor Película Peruana en el Festival de Cine de Lima 2023. Felipe Esparza nos da esta entrevista desde Harvard, donde estudia.
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En una sala para 600 personas había la mitad, entre ellos Felipe, al medio. Estima que fue una de las películas que en su primera proyección en el Festival de Cine de Lima no llenó la sala. “Era imposible llenar una sala con una película así”, me dice y ríe. Y un crítico le dijo al final de la función: “Sí, la vi, muy bonito. Pero qué pena que no se vaya a estrenar en salas comerciales”. Asegura que no lo tomó mal.
La serenidad y el tiempo hicieron lo suyo. Días después, Cielo abierto fue elegida la Mejor Película Peruana del Festival de Cine de Lima 2023 y recibió el premio a Mejor Ficción en memoria de Javier Neves Mujica a películas que incentiven, promuevan y difundan la noción de trabajo decente. La cinta se exhibió por primera vez en Róterdam. Pasó por festivales en Rusia, Colombia, Canadá y México. Y ahora se vienen festivales en Torino, Italia, y Fortaleza, Brasil. Se trata de un filme grabado en Arequipa y que tiene como escenarios las canteras de sillar y la Iglesia de la Compañía en la Ciudad Blanca.
Felipe Esparza responde mi llamada telefónica desde Estados Unidos. Está en la Universidad de Harvard, donde es becario en el Film Study Center.
Se vive en un aprendizaje constante.
Estuve en un programa en Francia hace tres años. Entran 10 franceses y 10 internacionales por año. Se mezcla arte y nueva tecnología, gente que hace cine, fotografía o nuevos medios. Luego en EE.UU. vi aplicar al centro de estudios audiovisuales de la Universidad de Harvard, que tiene becas. Acá en Harvard es más documental. Y también trabajo como freelance para mantenerme, hago diseño gráfico y páginas web.
¿Estás más formado en las artes visuales que en lo audiovisual?
Empecé más con artes visuales y fui mirando y aprendiendo del formato de película, quizás por mi afición al cine de hace muchos años. Empecé a descubrir que había directores más ligados al poder de la imagen en sí.
¿En qué momento llega Cielo abierto?
Lo terminé después del programa en Francia. Es un proyecto que apliqué a Dafo del Ministerio de Cultura, pero para obra experimental. El proyecto empezó como una exploración de los dos materiales en los que se basa la película: el sillar y la reconstrucción virtual de las iglesias del centro de Arequipa. Pero estando allá y conociendo las historias de los canteros, se fue armando una ficción.
¿Y el resultado es una suerte de ‘ficción documental’?
Eso es bien interesante. Una ficción puede tener bastante de documental si la miras desde el punto de que sus imágenes se pueden leer como un documento de algo que sucede; asimismo, lo documental puede estar manipulado cuando apenas pones una cámara o eliges dónde encuadrar. Y, encima, está lo que cada uno percibe de una película.
¿Cómo vas a manejar la exhibición de Cielo abierto en el Perú?
Sentía que el Festival de Cine de Lima no era el espacio para el tipo de trabajo que hacía. Cuando nos seleccionaron, fue una sorpresa. No teníamos expectativa de nada. Entonces, proyectar en salas comerciales no es el único camino y no es una película que se pensó para eso. Parte de un trabajo muy íntimo, con un presupuesto muy mínimo, con cuatro personas y que el trabajo en sí y cómo explorar la forma es lo que motiva el hacer. Si se muestra en salas comerciales, bienvenido, pero sería bien triste (risas) porque sé de películas que pueden ser más apetecibles para las salas de cines y ya te están botando a la semana si no cumples con la cantidad de espectadores.
¿Plantear así la película es una provocación, nos quieres decir algo?
No sabría qué hacer con 700 mil soles, me sentiría perdido porque no tengo la experiencia de hacer una película con tanto dinero. Por otro lado, siento que si hay muchas personas involucradas se pierde cierta independencia. Quizás también puede ser visto como un statement político por el hecho de que el cine no amerita un gasto excesivo y grosero de dinero. Gran parte de la película ha sido entre bonitos accidentes y estar atento a las cosas para poder utilizarlas. Por ejemplo, el perro; hay muchas películas que mandan a alquilar perros, pero el perro del cantero aparece en toda la película porque no podíamos evitarlo, y al final le da un carácter al protagonista y termina teniendo un peso.
¿Por qué elegiste el sillar?
He pasado parte de mi infancia en Arequipa, por el centro. Mi madre es arequipeña, mi abuela es arequipeña. La iglesia donde me llevaba mi abuela es donde hemos grabado parte de la película, es la Iglesia de la Compañía. Y vi las fotos de Edi Hirose, y me gustó mucho cómo retrató las canteras de sillar; también fui de niño y había un tema con el sonido que quería trabajar.
¿Intentas mostrar la belleza del sillar o eso no está en discusión?
Es una película bastante áspera. Quizás no es bella en el sentido turístico. Lo áspero a mí me parece bello. Pero también es tierna en ciertos puntos.
¿Con el duelo y la aparente ruptura del padre y el hijo qué nos quieres decir?
Funciona como lugar en que el pasado y el presente no están conciliados. También pasó que esta película se intentó grabar en un momento de 2021, pero no se pudo por el COVID. Luego mi padre murió.
Ahí está el duelo.
Sí, supongo que es cómo me estaba sintiendo.
¿Abordar el duelo alivia, de alguna manera, tu duelo personal?
Al menos lo transitas.
AUTOFICHA:
-“Soy Felipe Esparza Pérez, tengo 37 años. Nací en Talara por el trabajo de mi padre, era de la Fuerza Aérea. Estuve 11 años allá y luego viví en Tarapoto, Arequipa y terminamos en Lima. Estudié Comunicaciones, era lo único que tenía algo de audiovisual y diseño”.
-“Luego hice el máster en el Centro de la Imagen y llevé cursos de cine en 8 mm en EE.UU. Luego ya me pasé a una residencia artística en China. Y así fui migrando del trabajo de diseño gráfico. De ahí me pasé a una escuela en Francia. Mi madre estudió Artes Plásticas”.
-“Tengo varios trabajos, pero creo que cuatro son un poco más que ejercicios o experimentos. Tengo que hacer una video-instalación y tengo un proyecto de largometraje, que será en Puerto Eten (que está casi abandonado), donde mi padre falleció, quiero hablar de apariciones o las reencarnaciones”.
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