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Guía política del Mundial: El fútbol, una gran oportunidad para conocernos más

¿Por qué a los políticos les gusta el fútbol? Guía política del Mundial analiza el contexto de cada país que arribó a Rusia 2018.

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Como periodista, integró la sección Mundo de El Comercio por más de una década. (César Campos7Perú21)
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Rivas, periodista y profesor universitario, es especialista en fenómenos culturales globales. (César Campos / Perú21)
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Mohámed bin Salmán, Gianni Infantino y Vladimir Putin. La fotografía de la inauguración del Mundial no la tuvo ni Robbie Wiliams ni el ruso Chéryshev. La postal se la robaron tres figuras que posiblemente nunca hayan pateado un balón. Un príncipe saudí, un presidente suizo de la FIFA y un mandatario ruso. El fútbol también es un manjar para la esfera política. Rusia no tenía por qué ser la excepción y el primer partido nos trajo la reunión de líderes de países que en la esfera geopolítica no mantienen una relación tan amistosa. Arabia Saudita y Rusia. Dos naciones que solo el fútbol podría juntar.
“Esa foto de Putin dándole la mano al príncipe es bastante potente. Te muestra el poder político detrás de todo lo que estamos viendo”. Bruno Rivas, el periodista e hincha del Sport Boys, que observa cada partido del Mundial con mirada sospechosa, tiene las herramientas suficientes para entender que el torneo más importante del mundo es también un juego geopolítico. Más de diez años reporteando internacionales en el diario El Comercio lo avalan.
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A Rivas le tomó todo el verano de este año escribir Guía política del Mundial Rusia 2018 (Mitin, 2018). La idea se le presentó en una noche de insomnio, cuando recordó lo bien que les había ido a unos artículos suyos publicados en su Facebook a propósito de Brasil 2014. El libro busca alejarse de la narrativa deportiva y, más bien, se presenta como un paralelo entre lo que ocurre con cada selección y la situación política del país. El detrás de cancha, si lo ponemos en términos futboleros.
No solo se trata de gritar gol
Por estos días Rusia es la capital del mundo. La nación de Putin logró hacerse con los derechos en 2010. Once mil millones de dólares fueron a parar en la organización y cientos de miles de dólares a la seguridad. “Un país para poder venderse al mundo y ganar influencia puede usar el deporte. Hoy en día miles de personas están en Rusia y el país aparece ordenado, victorioso, seguro. Su objetivo es conseguir influencia, poder”, indica Rivas.
Y así como Rusia, cada una de las 32 naciones llega al Mundial con una situación política especial. Una Argentina caldeada tiene puestas sus esperanzas en Messi, Alemania contrasta la continuidad de Merkel con un equipo renovado y naciones como Irán se han encontrado con discusiones como los derechos de las mujeres.
El Perú, recientemente eliminado, se golpeará ahora con la crisis política aletargada por la clasificación. Guía política del Mundial nos da ese panorama, esa dosis de 'ubicaína' necesaria para entender que el fútbol también se juega en otras canchas.
                                                         ***
¿Qué busca el Gobierno ruso con este mundial?
Hoy en día los países para ganar influencia global no solo utilizan el hard power. Lo que se utiliza ahora es el soft power, término acuñado por Joseph Nye, que plantea el lograr poder a través de la influencia. Es decir, demostrar que soy el mejor país mostrando que mi cultura está más desarrollada. El fútbol también entra en el soft power. Un país para poder venderse al mundo y ganar influencia puede usar el deporte. Hoy en día miles de personas están en Rusia, conociendo su cultura y la nación aparece como un país ordenado, seguro, victorioso. El objetivo de Rusia es posicionarse como un país con influencia.
Y en ocho años será el turno de Estados Unidos, México y Canadá…

El Mundial es una gran oportunidad de poder económico. Estados Unidos si bien desde el 94 ha comenzado a escalar en el tema del fútbol, todavía no está al nivel de deportes como el básquet o el béisbol. Los gobernantes estadounidenses ven al fútbol como una oportunidad para generar más movimiento de dinero o beneficios comerciales. Es por eso que para Donald Trump, un sujeto al que posiblemente no le guste el fútbol, sí le importa tener un Mundial. Incluso, tenemos la paradoja de que quiere construir un muro con México y va a organizar un Mundial junto a ellos.
La fotografía de la inauguración nos dejó al príncipe Salmán, Gianni Infantino y Vladimir Putin. Dos naciones consideradas autoritarias y un imperio que podía bien entrar en este grupo. ¿Cuál es el mensaje?
Es una imagen bastante potente. Te muestra el poder político detrás de todo lo que estamos viendo, la importancia que tienen estos gobernantes autoritarios de que sus equipos ganen, de estar presentes en el Mundial. ¿Cómo un niño se entera de Países como Arabia Saudita o Islandia? Pues porque ve cada cuatro años los Mundiales de fútbol. Asimismo, la FIFA es una transnacional y los gobiernos trabajan de la mano con este tipo de empresas. Los países necesitan de la inversión porque, por ejemplo, nuestra baja en la economía no solamente se ha dado porque ha bajado los precios de los minerales sino porque también ha habido un descenso en la inversión extranjera. Entonces, que Infantino esté al medio de Putin y el príncipe árabe es una gran imagen de cómo las empresas, las multinacionales, están al costado o tienen un papel central en este mundo globalizado.
¿Una especie de personaje ciego?
No solo eso. La FIFA te habla de cosas como el fair play o incentivar el futbol femenino, pero a la hora de la hora Blatter le acabó dando el Mundial a Catar, no le importó que sea un país donde los derechos humanos no se respeten. Es una muestra de cómo se maneja la geopolítica del mundo. Si la ONU acepta a todos estos países a pesar de que faltan a los derechos humanos es poco probable que la FIFA no los haga.
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Con uno de los mayores PIB per cápita del mundo, tasas de desempleo bajas y alta inversión en educación, ¿Islandia es el modelo de país que merece clasificar al Mundial?
Lo de Islandia es un gran ejemplo de cómo la buena preparación puede hacerlos avanzar en temas deportivos. Parte de ese PBI per capita lo ha invertido en el deporte. Es un caso modelo en el hecho de que, pese a las limitaciones, una buena gestión ha empujado a un país con pocas oportunidades de clasificar. Quizás el ejemplo contrario sea Perú, que llegó a un Mundial pese a que administrativamente no lo merecía. No lo digo por ahora, que ya se tiene un plan, pero por lo que se había hecho anteriormente, no lo merecíamos. Es un gran mérito de Ricardo Gareca y del equipo.

Otro contraejemplo sería Argentina. Los problemas al interior de la federación, lo de botar técnicos cada cierto tiempo y no tener un plan a largo plazo están dado nefastos resultados. Todo es consecuencia de un ambiente enrarecido, más de diez años de vivir en un ambiente caldeado y de polarización. Todo repercute también en el fútbol y justamente de eso trata el libro, de mostrar que todo lo que ocurre fuera de la cancha terminan teniendo consecuencias dentro.
¿Por qué a políticos que posiblemente nunca hayan tocado un balón les gusta tanto el fútbol?
Dictadores como Benito Mussolini, pasando por la Junta Militar Argentina y hasta Martín Vizcarra han usado el fútbol para tener un aire político. Recordemos que cuando sancionan a Paolo Guerrero el primero que salió a darle apoyo fue el presidente en Palacio de Gobierno. Los políticos saben que el Mundial y el fútbol es una gran oportunidad para tener capital político. Si las masas están contentas se abre una gran posibilidad para que los gobernantes puedan seguir manteniéndose.
¿En Perú le damos mucha importancia al fútbol?
No es posible echarle la culpa al fútbol de los problemas del país, pero tampoco me parece bien que nos olvidemos del mundo por el fútbol. Cada cosa tiene su lugar y su debida importancia. ¿Por qué negarnos una alegría si al fútbol le está yendo bien? Además, el país necesita alegrías. También, el fútbol es una oportunidad para conocernos más. El hincha peruano ha expresado lo bueno y lo malo de este país. Lo bueno es que hemos encontrado una hinchada unida, alegre, que demuestra el espíritu emprendedor, gente emocionada cantando el Mundial, pero también hemos expresado nuestro lado machista. Todo es un paquete completo.
El Perú terminó su aventura mundialista. ¿Con qué nos encontraremos tras este letargo que inició hace ocho meses?
Digamos que durante estos meses la situación política y la desaceleración económica se han puesto en segundo plano. Ahora que Perú está fuera, ese bálsamo va a quedar de lado y vamos a ver una reacción. No creo que se venga cosas positivas, las crisis política y económica van a quedar en evidencia. Por ejemplo, como menciono en el libro, en marzo de este año, cuando caía el gobierno de PPK, la gente salía a las calles por la victoria ante Croacia. Había una desconexión entre lo político y lo que pasaba en la cancha.
¿Qué debemos hacer para que este éxito deportivo perdure en el tiempo?
El Perú vivió una década dorada entre los años 2003 – 2013. Aunque fue una época de crecimiento más no de desarrollo, esa década dorada debe haber traído consecuencias. Vemos a Renato Tapia, Nilson Loyola, Edison Flores, Raúl Ruidíaz, Pedro Aquino. Ellos son chicos que han crecido en estos años y vemos que algo de relación puede haber tenido con esa calma económica. Sin embargo, esa década no estuvo acompañada de crecimiento institucional. Lo que veo ahora es que con la llegada de Edwin Oviedo se viene haciendo un trabajo más serio. Además, se esta buscando que los clubes sean instituciones. Ha sido ideal que Perú clasifique al Mundial porque eso le ha dado margen de maniobra a la FPF para mantenerse. Eso nos da un colchón para llegar al desarrollo.
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¿Cómo nacióla idea de escribir este libro?
Se trata de la conjunción de dos cosas a lo largo de mi vida. Como lo digo en el libro, yo siempre he sido hincha del fútbol y mi vida ha girado en torno a lo deportivo. Por otro lado, yo trabaje diez años cubriendo noticias internacionales en El Comercio por lo que terminé siendo un fanático de la geopolítica. Cuando se dio Brasil 2014 comencé a escribir en Facebook textos sobre el partido en clave geopolítica. Cuando llegó Rusia 2018 vino la idea otra vez. Se trata de no hablar solamente de lo deportivo sino también del manejo político, expresiones culturales que se dejan ver en el fútbol.
¿Fue difícil vender la idea a una editorial?

Mitin (Estruendomudo) fue la cuarta editorial que escuchó mi idea. La primera editorial, que era universitaria, me dijo que era muy comercial para el ámbito universitario. La segunda me dijo que ya había libros con temáticas similares –lo cual es mentira. La tercera nunca me respondió. Por suerte a Estruendomudo sí le interesó.

LOS DATOS
- La victoria del amistoso ante Croacia en marzo fue festejada en el Perú a pesar del duro contexto político: dos días antes, PPK había salido del poder.
- Mujeres en Irán ingresaron por primera vez en 39 años a un estadio en Teherán. Vieron en pantalla gigante el partido de su selección frente a España.