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Habla con mi agente artificial

La manera exponencial con que la inteligencia artificial va “aprendiendo” de los humanos está llevando a que su interacción con nosotros sea cada vez más cercana. Mirada optimista a lo indetenible.

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(MIDJOURNEY/PERÚ21)
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Por Kiko Lunardón

Mi hijo el otro día me dijo que el GPT parece mi mejor amigo. Y creo que captó perfectamente cómo me relaciono con las LLM, los modelos de lenguaje natural. A pesar de que el término ‘prompt engineer’ suena superespecializado, interactuar con la IA se basa en algo muy cotidiano: la conversación natural. Como con un amigo: preguntas, escuchas, reflexionas y vuelves a preguntar. Lo valioso de conversar con el GPT es que no solo potencia tus ideas, sino que fomenta un pensamiento más profundo y creativo al explorar diferentes perspectivas.

Por ejemplo, a mí me gusta mucho usarlo para brainstorming con el método de los siete sombreros, una técnica diseñada para analizar problemas desde diferentes enfoques. Originalmente, es una dinámica grupal y presencial en la que distintas personas asumen diferentes roles. Cada rol es representado por un sombrero: el sombrero de los hechos, de las emociones, de la crítica, del optimismo, de la creatividad, de la organización y de la reflexión ética sobre el impacto de las decisiones. El GPT puede ponerse todos los sombreros, ofreciendo distintas perspectivas en una sola conversación. Puedes pedirle que profundice más en uno u otro, abrir un debate entre puntos de vista opuestos y hasta puede ayudarte a estructurar mejor las ideas. No digo que sea más valioso que hacerlo con humanos, pero sí es más práctico que coordinar agendas o gestionar sensibilidades. Este proceso constante de diálogo, que incluso puedes hacer de manera hablada con el GPT mientras haces una caminata, puede transformar tu manera de pensar y tu estilo de vida.

Otro uso interesante tiene que ver con las tareas más cotidianas. Por ejemplo, le di al GPT mis exámenes de sangre, el diagnóstico de colesterol alto y sobrepeso, junto con información sobre mis antecedentes familiares de salud. Le pedí que, con todo esto, me armara un plan de alimentación y ejercicios sencillos, sin complicarme la vida. “Nada de recetas gourmet ni tours por tiendas orgánicas para buscar tofu”, le dije. “Solo cosas simples, como arroz, pollo, pescado, ensaladas y yogur”. Con base en eso, me entregó un plan práctico que, francamente, me facilitó la vida.

Ahora, cuando voy al supermercado, le pido que me haga una lista de compras según el plan. Si encuentro dos productos que quiero comparar, simplemente tomo una foto de ambos y el GPT analiza los ingredientes para aconsejarme cuál es mejor según mis objetivos de salud. Incluso puede advertirme si ambos son mala idea, considerando el colesterol, el azúcar o mis metas en el gimnasio.

Hace unos meses, este uso parecía avanzado de la IA, pero ahora ya no lo es tanto, porque, si quisiera, podría dar un paso más y empezar a automatizar. Con herramientas como Zapier o Make, el GPT podría generar el plan de alimentación, comparar productos automáticamente, coordinar un servicio de delivery y ajustar las compras según mi inventario o mis preferencias en tiempo real. Ese sería el primer paso hacia un sistema autónomo que funcione con un mínimo de intervención de mi parte. Este tipo de automatización es lo que, en el mundo de la IA, se conoce como un agente IA.

Un agente IA no es solo un asistente que responde preguntas, sino un sistema capaz de actuar en tu nombre. Como explicó Aravind Srinivas, fundador de Perplexity AI, los agentes pueden tomar decisiones basadas en tus preferencias. Por ejemplo, si planeas un viaje, tu agente puede evaluar opciones de hoteles, comparar precios, seleccionar la mejor oferta y hasta negociar con otros agentes para garantizarte el mejor resultado, todo sin que participes activamente en las decisiones. Y Srinivas va más allá: “Los distintos comerciantes ya no competirán por la atención de los usuarios, sino por la atención de los agentes”, o los agentes de los comerciantes negociarán con los agentes de los consumidores.

Eso supone un cambio tan importante que fue objeto del informe del Foro Económico Mundial llamado Navigating the AI Frontier: A Primer on the Evolution and Impact of AI Agents o Navegando la frontera de la IA. Evolución e impacto de los agentes IA. Según el informe, los agentes IA están destinados a revolucionar sectores como la salud, la educación y las finanzas. Los agentes no solo prometen mayor eficiencia, sino que también redefinen las dinámicas de consumo, trabajo y decisión. El informe enfatiza que este cambio “no es solo técnico, sino que implica un cambio cultural significativo”. Aprender a interactuar con la IA hoy no es solo una ventaja competitiva, es una habilidad esencial para el futuro.

Si estás leyendo esto y aún no has explorado el potencial de estas herramientas, mi consejo es simple: empieza ahora. No se trata de volverse un experto de la noche a la mañana, sino de experimentar, iterar y descubrir cómo estas herramientas pueden ayudarte. Lo que parece avanzado hoy pronto será básico. El salto hacia los agentes está más cerca de lo que creemos y quienes sepan aprovechar esta transición estarán mejor preparados para un futuro que ya comenzó. Y si no sabes por dónde empezar, pregúntale al GPT.