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Jercy Gutiérrez, coach: “No es tu raza, no es de dónde vengas, es cómo te cultivas y educas”
Nació debajo de un árbol. Su nombre significa 'subir escaleras'. Vivió la violencia política. De Vilcashuamán a París.
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Fecha Actualización
Ellos esperaban un francés. Era Jercy. De nombre hebreo, vestía polo negro y pantalón de la marca italiana Prada. Lo miraron con desconfianza. Se acercó a una chica que había perdido un ojo, de unos 20 años. Era una tejedora. Tenía el cabello largo y una mirada bonita, pero la notó muy triste. Jercy le contó que había nacido en Ayacucho. No le creyó hasta que comenzó a hablar quechua. Lo llevó a su casa y le invitó sopa de morón. Al día siguiente, se volvieron a encontrar y lo llevó al techado de una casa. “Cambió todo en mi vida”, me dice Jercy sobre aquella primera vez que volvió al Perú.
Regresó de Puno, en Lima conoció a quien sería su pareja por 14 años y retornó a París, enamorado de su identidad y de aquella persona. Dijo que volvería en un año, pero lo hizo al mes, para buscarse a sí mismo y a esa persona. Desde ese momento, vive entre Lima y París, donde se formó. Y en ese ir y venir, hoy anuncia a los ganadores del concurso Arte Circular, que fomenta la cultura y responsabilidad ecoamigable, en torno al reciclaje de materiales deportivos para la creación de piezas de arte. Los ganadores irán a Francia en el marco de los Juegos Olímpicos París 2024.
Jercy acabó el colegio y no tenía cómo estudiar. Por casi una semana, se paró en la puerta del Ministerio de Educación con una carta en la mano. Esperó que el ministro pase. En la misiva explicaba de dónde era y todo lo que había vivido. Hasta que un día pasó y le recibió la carta. Pensó que nunca lo llamarían. Pero lo hicieron y no paró hasta Francia.
Vuelve a Ayacucho cada vez que se siente triste. Y parte a París cuando necesita estar solo y tranquilo. Por lo pronto, está en Lima y da esta entrevista.
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Hoy la moda con visión social es tendencia.
Estoy en el tema de sostenibilidad desde 2004. Es más, nuestra promotora Isabelle Quehe, quien creó el Ethical Fashion Show en París, fue la primera promotora de la sostenibilidad cuando nadie hablaba de sostenibilidad. Pero mi formación no me permitía entender, yo fui formado en el sector de lujo (en París).
¿Tu origen ayacuchano pesó para mirar a la sostenibilidad?
Me había olvidado de quién era. Hasta que en mi primer retorno a Perú, en 2005, lo hice de la mano de Titi Guiulfo, con un viaje a Puno y conocí una comunidad que hablaba quechua. Después de ese viaje me quedé enamorado de muchas cosas e hice muchos trabajos sociales. El primero fue en 2014, con la COP21 de París. Y trabajamos en tres prendas que no requerían de energía artificial. A raíz de este proyecto y otros, al Gobierno francés le interesó uno. Y a raíz de eso generamos el Triatlón de la Moda Ética, que era reciclar ropa deportiva. Isabelle firmó con los Juegos Olímpicos de París 2024 para desarrollar el proyecto en cada ciudad de Francia y me pidió lo mismo para Perú. Reciclamos y explicamos el concurso. De los 50 inscritos, al final quedaron siete y hoy se conocerá a los tres ganadores. Irán a una exhibición en marzo en la Casa Chanel en París y en abril exponen en el marco de los Juegos Olímpicos en París.
Ya tenías una carrera hecha en París. Pudiste no volver al Perú.
En 2020 estuve a punto de irme. Es más, la pandemia me tomó allá. Y vine en el último vuelo del 16 de marzo. Tenía las tiendas Evolèt aquí y con casi 40 empleados, en su mayoría mujeres bastante mayores. No podía abandonarlas… Soy de Ayacucho, de la época del terrorismo. Gran parte de mi familia fue asesinada en esa época.
¿Familia cercana?
Mi abuelo. Sobrevivimos después de caminar cuatro días y tres noches. Yo tenía 7 años. Si nos quedábamos, nos asesinaban. Somos de Vilcashuamán. A mi padre lo intentaron asesinar una semana antes. A mi abuelo lo asesinaron delante de nosotros. Amarraron a mi mamá a un árbol. Supuestamente, eran los terroristas, pero no fueron ellos sino los militares.
¿Cómo se libraron?
Alguien dio una orden y nos soltaron, y salimos cerro arriba. Tengo heridas de la época del terrorismo. Una persona que nos hizo mucho daño tomó una daga y me pasaba por encima de la mano para decir dónde estaba mi papá. Se llevaron nuestros animales, desmantelaron la casa (se quiebra). Tuvimos que salir con nombres falsos, escondidos. Pero pudimos salir todos. Todo nació porque veníamos de una familia que tenía muchas tierras. También recuerdo cuando llegaron los terroristas de madrugada y pedían comida o dinero. Si les dabas eso, se iban. Pero los militares entraban a la casa, violaban a las mujeres, robaban, golpeaban a todo el mundo, amarraron a mi tía embarazada y le dispararon para que diga que su esposo es terrorista. Crecí con mucho resentimiento. Pero ese fue mi motor para poder hacer cosas… Pero los franceses me enseñaron a ser uno mismo. Y es difícil, porque hoy (en Lima) me siento un extranjero en mi propia casa. Yo creo que lo más probable es que termine en la sierra… Te voy a contar algo con lo cual he vivido desde los 7 años. En la escuela el profesor me contó la historia del viejo bagre. Un día un viejo bagre reunió a todos los bagrecitos y les contó una historia de cuando conoció el mundo: Un bagrecito se despidió de su abuelo y comenzó a ir río abajo, pasó ríos grandes, vio gente, hasta que llegó al mar y encontró el mundo. Volvió a casa, pero ya no estaba el viejo bagre. Y en la noche, salió y dijo: “Niños, les voy a contar mi gran hazaña, yo conozco el mundo”. Escuché ese cuento y dije: Tengo que conocer el mundo.
Algún día volverás a casa y serás el viejo bagre.
Y contar que todo es posible. No es tu raza, no es de dónde vengas, es cómo te cultivas y educas.
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AUTOFICHA
“Soy Jercy Gutiérrez Mendoza. Mi mamá dice que me iba a llamar Feriol. Pero mi abuelo dijo no y él me puso Jercy, palabra hebrea, que según sé significa ‘subir escaleras’. Tengo 42 años. Nací en Vilcashuamán, debajo de un árbol; a los ocho meses se adelantó el parto de mi mamá”.
“Estudié en Lima Turismo y Aviación Comercial, y trabajaba; al año, hice mi tramité para irme a París. Quería estudiar Derecho por todo lo que viví de niño. Un profesor me inculcó París a través de César Vallejo, en obras como ‘Piedra negra sobre una piedra blanca’”.
“En París estudié Comercio Internacional y Desarrollo de Marcas de Lujo. Trabajé en Zara, Barbara Bui, Christian Dior, Prada, en el área comercial. Hoy tengo Mod’Image, una consultora. Soy coach a nivel personal y en el ámbito empresarial desarrollamos marcas. Tengo Evolèt, un café boutique en Shell”.
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