Lo primero que le pregunto a ‘El Puma’ es ¿cómo está? En el acto, responde con su voz grave y sin medias tintas: “Del uno al diez, quince”.
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Hablamos por teléfono durante unos 20 minutos. Solo nos escuchamos, pero en cada respuesta —tajante y escueta— me imagino su mirada penetrante, su rostro imperturbable.
Está en Miami, en su casa. Recibe mi llamada porque regresa al Perú. Con más de 50 años de carrera, José Luis Rodríguez se despide de los escenarios. El artista venezolano dará su último concierto en Lima el próximo 14 de junio en el Anfiteatro del Parque de la Exposición. No faltarán sus éxitos “Dueño de nada” y “Culpable soy yo”.
A continuación, la segunda pregunta de esta entrevista.
¿Está listo para la despedida?
Mira, esta gira de despedida va a ser como 8 años más o menos. Si pasé 50 años viajando, no me puedo despedir en un día.
Pero usted está sobre los 80 años...
82.
Casi, casi como Mick Jagger.
Sí, más o menos.
La salud, el tema de la fibrosis, ¿cómo lo ha manejado?
Bien y sin chocar, voy bien (ríe).
¿Qué edad tiene realmente?
Como 50. Si no, no puedo sobrepasar todo esto. La vida hay que tomarla del lado positivo siempre. Esas personas negativas que se quejan, que ven el vaso medio vacío siempre, atraen cosas negativas. Lo que piensas es lo que atraes.
¿Y qué hacemos con las cosas que nos molestan?
Pues seguimos adelante, las pasamos desapercibidas, las ignoramos.
¿Por qué se mantiene vigente, José Luis?
Porque estoy vivo, porque amo lo que hago, porque no sé hacer otra cosa: la comunicación a través de la música y la palabra; me gustan los programas de televisión. Me gusta participar en esto, me siento vivo.
Le propongo una razón: quizás usted le gusta a la gente porque es frontal.
Totalmente. No esquivo la pregunta, voy de frente, no me gusta esconder la verdad.
¿Y eso no le ha traído problemas?
No sé. Duermo tranquilo.
A veces cuando uno es frontal se gana pleitos.
Mira, el SÍ queda bien con todo el mundo. Con el SÍ eres un santo. Por el hecho de ser artista, cristiano, no tengo el deber de decir que sí todo el tiempo. Cuando aprendes a decir que NO, empiezas a conocerte a ti mismo. El NO es vida, te protege. El SÍ, en el caso de los muchachos, los lleva a la droga para complacer al resto. Entonces, el NO es preservar la vida, es ser sincero contigo mismo.
Uno pensaría, José Luis, que usted hubiese querido incluir en esta gira a Venezuela.
Pero no como una plataforma política. Yo canto canciones y punto.
¿Ha intentado hacer una fecha en Venezuela?
Es difícil ahora. Está muy revuelto todo... Un país rico, el país con la reserva de petróleo más grande del mundo. Si fueran inteligentes, eso sería una tacita de oro, pero son muy brutos, chico; brutos, son inhumanos. La gente comiendo en la basura en un país tan rico.
Cuando era niño, recuerdo haberlo visto cantar en Sábado Sensacional, cuando Caracas era epicentro de la música en Latinoamérica. ¿Qué hacer para cambiar la historia?
Bueno, si esa es la izquierda, no la quiero, hermano. Qué horror.
Pero creo que va más allá de izquierdas o derechas, ¿no? Son las personas que están ahí.
Un grupo de delincuentes se robó un país. Yo no creo que tengan la ideología tampoco.
Exacto.
Es un grupo de hampones.
¿Pero y qué se hace para cambiar eso?
Me estás preguntando algo que solo Dios te puede responder. Todas las cosas caen por su propio peso.
¿Cómo era la Caracas donde usted empezó en los coros juveniles?
Hermosa, yo empecé con un quinteto inspirado en los Platters y Los 5 Latinos, y después con la orquesta del maestro Billo Frómeta. En la cuadra salíamos a la calle a tocar y a cantar. Así de segura era la ciudad. Yo tenía casi 20 años.
Se ha mimetizado con su sobrenombre. Usted tiene como una actitud felina.
Eso fue inspirado en una canción de Sandro: “Mi amigo el puma”. Fue inspirado en esa canción. La escritora (de una telenovela) agarró el perfil psicológico de ese personaje y yo lo encarné en Una muchacha llamada Milagros.
¿En qué momento está la canción romántica?
Eso nunca dejará de ser. El amor invita a acercar los cuerpos, hablar al oído y crear roce de cuerpos y romance. Siempre hay gente que se enamora y siempre necesitarán que esos cuerpos se junten.
Por cierto, ¿llegó a trabajar con Sandro?
Nunca, coincidimos dos noches. Era buen conversador. Para mí, el puma era Sandro.
¿Usted quería ser como Sandro?
No. Mi estilo era diferente.
¿Como quién quería ser?
Como yo.
¿Y lo ha logrado?
Bueno, si tengo 82, creo que lo logré. Es un sello, una marca.
Autoficha:
-“Soy José Luis Rodríguez González, tengo 82 años de edad, nací en Caracas, Venezuela. Desde niño siempre me gustó la música. Veía las películas mexicanas, las argentinas. A personajes como Pedro Infante, Jorge Negrete, Carlos Gardel, Elvis Presley. Me inspiraron todos”.
-“Para lograr la internacionalización en la década del 70 era sumamente complicado por el tema de las comunicaciones. Pero lo hice a través de las telenovelas y montándome en un avión para hacer radio, prensa y televisión por todos los países que fueran posibles”.
-“Las canciones románticas son para todo el mundo. No tienen edad, porque el amor no tiene edad. Pero hay música para todos. El joven cuando va creciendo deja de perrear. Yo creo que a una persona de 50 años le queda ridículo el perreo… Pero quiero decirle a la gente que voy a cantar el 14 de junio en Lima”.
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