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Lenin Tamayo: “Abrazo mis raíces andinas y también las tendencias modernas”
Lenin Tamayo: “Abrazo mis raíces andinas y también las tendencias modernas”
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Demostrando que “la cultura andina no es sinónimo de retraso”, Lenin presentará su primer álbum ‘Amaru’ en un concierto llamado ‘Todos somos Amaru’ en el Parque de la Exposición el próximo 1 de octubre.
-¿Cómo empezaste a pensar en crear un pop quechua?
La idea empezó cuando estaba en tercero y cuarto de secundaria. Estaba relacionado con ‘amigos’ que abusaban de su autoridad en el salón. Y yo, para cerrar ese círculo de odio, decidí alejarme y acercarme a un grupo de chicas que escuchaban k-pop. Ahí descubrí el género, me empapé de la cultura coreana, me acerqué a la comunidad e hice amigos. Ahí pensé en trasladar esa experiencia a mi música. Digo ‘mi música’ porque siempre he escuchado música andina en mi casa, gracias a mi madre.
-Su madre es una reconocida cantante de música andina...
Ella es una intérprete de música andina contemporánea. Se llama Yolanda Pinares y yo la he apoyado bastante desde chiquito. Le diseñaba el vestuario, le ayudaba en sus conciertos. Era su productor. Entonces, terminé mi carrera de psicólogo en San Marcos y empecé a componer canciones. Quería combinar ambos mundos. Los fanáticos del k-pop están muy sensibilizados hacia la diversidad cultural. Y la cultura quechua está tan arraigada en nuestro país. Tenía 20 años cuando subí al escenario por primera vez. Y creo que esta fusión puede ayudar a unir un país muy dividido.
-¿Por qué le hacían bullying?
Lamentablemente, el bullying está muy normalizado. Es la cultura del ‘vivo’, del ‘criollo’. Entonces, se burlaban de mí en el salón por mi forma de hablar y por mis rasgos andinos. Mi cara es muy andina porque somos del sur. Mi familia es de Apurímac y Cusco. En 2020 saqué una canción llamada ‘Tusurikusun’. La subí justo antes de la pandemia. Y cuando acabó la cuarentena volví a los escenarios. Fui telonero de mi madre y de otros artistas. Agarré experiencia en escenarios de todo el país. Entonces subí un video de TikTok el 28 de julio de 2022. Y se hizo viral. A raíz de eso la gente empezó a seguirme. Fue mi primer video en pasar el millón de vistas.
-¿Ya entonces le llamaba a su música q-pop?
Sí, ya entonces lo presentábamos como q-pop. También lo llamábamos música andina contemporánea. Poco a poco los seguidores fueron reconociéndolo como q-pop. En octubre saqué otro video de TikTok que llegó a los 10 millones de vistas. Esta canción se llama “¿Imaynata?”. Esto me llevó a diarios y canales de todo el mundo. Y luego subí la canción “Intiraymi”.
-Acaba de lanzar un álbum: Amaru.
Sí, lo presenté en el MALI hace dos semanas. Es un álbum conceptual. Tiene 12 canciones amarradas en una historia. Es la vida de Amaru, que significa serpiente en quechua. Es un personaje mitológico de la cultura andina. Pero también es una figura familiar que representa problemas que pasamos muchos, como el acoso, el racismo y la discriminación. El lema del álbum es el título del concierto: “Todos somos Amaru”. Porque todos somos ese personaje que se enfrenta a las injusticias, lucha por sus sueños y quiere vivir en libertad.
-¿Cómo define su música?
Mi música es una plataforma que me permite abrazar mi andinidad con total amor y libertad. Con la música abrazo mis raíces andinas pero también las tendencias modernas. Y a través de esta fusión disruptiva se crea un discurso de cómo la cultura andina no es sinónimo de retraso, sino de autenticidad y honestidad.
-Claro, ¿por qué el huaino solo puede fusionarse con el rock para crear la música chicha?
Claro. Pero el huaino también tiene de criollo, por ejemplo. Tiene mucho de fusión.
Si rastrea en sus raíces, todos los géneros musicales son el resultado de fusiones. ¿Por qué eligió el k-pop y no el j-pop o pop japonés?
Y elegí el k-pop porque el pop coreano es la demostración al mundo de que un país pequeño con un idioma y una cultura propia puede dominar el mundo musicalmente y abrir mercados en lugares tan monopolizados como los Estados Unidos. Es la demostración de que el idioma nunca va a ser un limitante para difundir música, arte y cultura. El arte está más allá del idioma, porque es sentimiento y emoción.
-¿Por qué el k-pop es tan popular en el Perú?
Desde mi punto de vista, creo que hay un tema de identificación. Muchos de los rasgos asiáticos son parecidos a los rasgos andinos. El cabello lacio, los pómulos altos, la estatura, la contextura. También el sonido se parece. Las melodías tristes, las tonadas melancólicas y a la vez felices. Imagínate ser un joven en el Ande y ver a figuras con fenotipos muy distintos. No te sientes identificado con cantantes blancos, rubios, altos y de facciones distintas. En cambio, ver a un cantante con rasgos similares a los tuyos te marca. Es alucinante porque tú vas al interior del país y en las comunidades andinas se escucha k-pop todo el tiempo. En todo el sur del Perú, al menos. Y por eso tengo tantos seguidores.
-Algunas teorías buscaron puntos en común entre las culturas asiáticas y las culturas prehispánicas peruanas. La estatua de Manco Cápac fue un regalo de la colonia japonesa en ese sentido. Y hay libros al respecto…
Hay una canción en este álbum que está inspirada en Túpac Amaru. Y cita partes del himno del Inti Raymi, que es el único vestigio de la música de entonces. Y si escuchas esa parte, parece música asiática.
DATOS
-Lenin Tamayo Pinares tiene 23 años. Ha sido entrevistado en The Economist, Telemundo, Univisión, Reuters, AP, El País, ABC, La Tercera, etcétera. Los videoclips filmados en Cusco recayeron en la productora Epic Films. Cantará el 1 de octubre en el Parque de la Exposición.
-Amaru es un disco de 12 canciones, pero dividido en tres EP de cuatro temas. Cada uno tiene un plano de la mitología incaica: Kay Pacha (el mundo de los vivos), Uku Pacha (el mundo de los muertos) y Hanan Pacha(el reino celestial). Una adaptación libre de mitos andinos.
-“El alfabeto coreano no tiene muchos años de antiguedad. Incluso incorpora palabras en inglés. El quechua, en cambio, es una lengua milenaria. Y es la lengua originaria con más hablantes en Latinoamérica. Nuestro país necesita conocerse. Las raíces andinas no son un personaje. Están en todos”.
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