Literatura en tiempos de web(eo), por Jaime Cabrera Junco

Fue en Perú21, específicamente en su página web, donde comencé el proyecto literario llamado 'Lee por gusto'. Han pasado exactamente siete años de esa aventura que es en realidad un hobby al que dedico el tiempo marginal de mi trabajo alimenticio. Viéndolo en perspectiva, el reto de difundir contenido literario a través de una página web y de las redes sociales ha tenido resultados más que aceptables. Y lo dice alguien que consideraba a este espacio un grito solitario en medio de un páramo informativo en lo que a cultura se refiere.

'Lee por gusto' había nacido también como una respuesta a la supresión de la página cultural de este diario, medida que felizmente fue revertida cuando ya este proyecto despegó con alas propias. Es que había una paradoja en la decisión de prescindir de una página de cultura, pues las actividades en este campo en Lima, y en el resto del país, eran —y son hoy— muy diversas. Y esa tendencia de más farándula y menos cultura había calado en los demás medios tradicionales. La web, que lo aguanta todo, surgió como una alternativa distinta, y actualmente es considerada un medio que también cuenta. Ganarse un espacio y el respeto ha sido todo un proceso. Al menos lo digo desde mi experiencia.

Las redes sociales son el espacio donde la mayoría de personas están conectadas. Basta echar un vistazo a los pasajeros de un bus para darnos cuenta de ello, del magnetismo que tienen los teléfonos móviles. Estos usuarios están viendo qué novedades hay en Facebook o chatean con amigos, o no tan amigos, a través del Messenger o del WhatsApp. Un cometido del proyecto fue incluir literatura en las redes y, cómo no, obtener visitas a nuestra página web. A las entrevistas, reseñas y artículos les añadimos fragmentos de cuentos, de novelas, poemas y canciones vinculadas con obras literarias. El video tiene tal impacto y, vinculado a lo literario, nos permite ver y escuchar a los escritores, así como saber cuáles son sus libros favoritos y conocer su cotidianidad. ¿No es acaso mejor que la gente lea directamente un libro y no retazos a través de la pantalla del celular? Por supuesto que sí, pero el cometido —fallido o no— es despertar la curiosidad y llevar a estos potenciales lectores a descubrir a autores y obras que podrían interesarles.

¿Por qué leer? ¿Por qué sumergirnos en un libro cuando el mundo que nos rodea nos exige hacer muchas cosas para las que tenemos poco tiempo? ¿No es acaso un tarea inútil o poco productiva? ¿Se lee por gusto, es decir, dicho en peruano, “para perder el tiempo”? La lectura nos permite precisamente entender mejor este mundo y nuestras circunstancias. La literatura no nos prepara para la felicidad sino que nos ayuda a no caer en la infelicidad. La lectura es una manera de estar más presente en el mundo. A algunos les sonará a evasión, pero se trata de un camino para conectarnos mejor con la realidad.

Hay una suerte de falsa superioridad en aquel que busca imponer sus propias lecturas. No hay libro malo ni bueno. Toda lectura es válida. Quien se engancha con la lectura empieza un camino que lo lleva a uno y a otro autor. Con los libros pasa como con los amigos, con algunos conectas con otros no. Qué mejor descubrimiento que encontrar ese libro que nos dice aquello que queremos leer, aquello que pensamos, pero que otra persona —léase autor— lo supo decir antes. Ese descubrimiento es único y si de algo ha servido 'Lee por gusto', la tarea no ha sido en vano.