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Luis Pérez - Egaña Loli, coleccionista de cactus: “Ningún amigo mío se salva de tener un cactus en casa”
Luis Pérez - Egoña Loli, coleccionista de cactus: “Ningún amigo mío se salva de tener un cactus en casa”
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Es extraño, pero cuando uno ingresa al jardín de Luis en Miraflores se olvida en un segundo de las miles, millones de espinas que tiene al frente. Lo que hace uno, más bien, es quedarse prendado de las decenas de filas y formas hermosas que forman el batallón de cactus regados en este espacio. Las más comunes son las echinocactus grusonni, mejor y malévolamente conocidas como ‘asientos de suegra’. Pero hay más. Algunas en macetas, otras pegadas a la tierra. Unas del tamaño de un balón de fútbol y otras erigiéndose como columnas sólidas. También están las que asemejan a los candelabros. Las variedades de cactus que hay aquí son infinitas, Luis dice que su colección supera los cuatro mil ejemplares. A un costado acompañan las vistosas e inofensivas suculentas.
Luis comenzó a coleccionar cactus a los 15 años tras un encuentro casi mágico con esta planta, cuyo significado en latín –hoja con espinas– nos da aviso de que se trata de un relación peculiar. Una planta que no necesita tanta agua y que a pesar de cubrirse de espinas es capaz de regalar flores coloridas. Un ejemplar especial al que no se le puede tocar, pero sí querer.
-¿Cómo diste con tu primer cactus?
Lo que hice de chibolo impetuoso fue comprarme una podadora de césped para cortar el jardín de mi familia, de mis vecinos, de mi abuela. Llegué a ocuparme de hasta ocho jardines e incluso me pasó la voz un banco. Así comienzo a familiarizarme poco a poco con las plantas, pero en ese vaivén de ir y venir a comprarlas me encontré una maceta con tres cactus. Era como un mini jardín en un pequeño espacio. Me comenzó a interesar mucho y de inmediato empecé a comprar más y más hasta tener todo esto.
-¿Qué te llamó la atención de esa pequeña maceta de cactus?
Me decía a mí mismo: ‘yo hago un jardín grande y aquí está igual, pero chiquito’. Me rayó. Me lo compré y no paré. A la larga empecé a tener muchas y en algún momento los comercializaba. Así fue hasta que entré a la universidad, luego empecé a trabajar y ya no me daba tiempo para el negocio. Lo mismo me pasa ahora. Las plantas que tengo están buenísimas, pero este es solo mi pasatiempo. Pero algo hay que hacer con la producción, yo no puedo dejar morir a las plantas. Es por eso que he comenzado a donarlas, como en Lince, que son llevadas a un cactario municipal.
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-¿Y suele ir a visitar a sus cactus donados?
Sí y le parecerá curioso, pero yo voy como una persona más. Y veo que la gente los chequea, los mira, los quiere, están ahí rondando alrededor de los cactus.
-¿Y sus padres, al inicio, cómo vieron esta afición?
Me fui agarrando poco a poco del jardín de la casa familiar. Digamos que en cinco años ya lo tenía lleno. Aquí nadie era aficionado a las plantas así que no les importaba mucho, ni me presentaron obstáculos. Este no es un hobby malo, al contrario, trae cosas buenas. Por aquellos primeros años de coleccionista vinieron diversos medios y empezamos a ganar un prestigio como cultivadores.
-¿Qué beneficios trae tener una planta en casa?
Varias personas se han volcado a cultivar plantas y sobre todo cactus y suculentas. El cactus está de moda: hay souvenirs, cerámicas, lapiceros, libros. La gente ha empezado a conocerla y cultivarla. Pero más allá de eso me da bastante satisfacción que se cultiven las plantas. Una planta es un motor de oxígeno, un pedacito de verde, te desconecta, te ayuda con el estrés, te da esperanza.
-En el país hay varias comunidades de cactófilos.
Cuando tenía 15 años una persona a la que aprecio mucho, llamada Carlos Ostolaza, fundó la Sociedad Peruana de Cactus. El grupo tiene treinta y tantos años de existencia. Yo soy asesor (…) Asimismo, hay varios coleccionistas y organizaciones de cultivo tanto aquí como en el extranjero.. Justamente yo soy administrador del grupo de Facebook ‘Cactus y Suculentas Tamaulipas”, de México. Tiene más de 113 mil adscritos.
-¿Cómo definiría al cactus?
(Silencio) Me iría más a lo emocional. Te pudiera dar las definiciones técnicas, como que es una planta que tiene la capacidad de retener el agua, vive en zonas semidesérticas en Perú, México, Bolivia, Argentina... pero vamos a lo emocional. Es uno de los pilares de mi vida. La gente cuando ve un cactus lo asocia conmigo. De todas maneras, los amigos o familiares cuando ven un cactus en alguna parte del mundo me dicen que se acuerdan de mí. Hasta me mandan fotos.
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-Y se trata de una planta especial, una que no se puede tocar.
Hay que tener cuidado con las espinas. La suculenta sí es suave. Sin embargo, con cuidado se puede manejar muy bien
-Algunos regalan rosas, usted regala cactus.
Ningún amigo mío se salva de tener un cactus. He tenido el gusto de poder regalarles a todos. También a Pilar, mi esposa, le he regalado miles. Conjuga muy bien porque a ella le gusta mucho la decoración y estas son plantas ornamentales. No me bota, más bien le gustan (risas). También porque el cactus da flores hermosas. Pero si eres mi pata, de todas maneras, tienes un cactus en casa.
-¿Lima ha sabido aprovechar los cactus?
Lima ha hecho maravillas respecto a las plantas desde tiempos ancestrales. En Lima, que es un desierto, se han logrado hacer varios jardines. Y justamente lo que el cactus plantea es que todos pueden tener uno. Esta planta no me va a demandar mucha agua.
-¿Dónde se pueden ver cactus silvestres en Lima?
El morro solar, pero siempre todos pueden recordar su paseo a Chosica, Santa Eulalia, Cieneguilla. Ahí hay cactus bien simpáticos.
-Ese muchacho que se enamoró de los cactus resultó todo un visionario.
Si yo hubiera imaginado todo lo que iba a tener me daría un infarto. Con una macetita me ‘loquié’. Con los cactus he podido realizar sueños y más. El primero era tener una gran colección, ahora quiero colecciones públicas para que cualquiera pueda verlos.
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AUTOFICHA
- “Soy Luis Pérez – Egaña Loli, tengo 52 años. Soy coleccionista de cactus y suculentas, pasión que inicié a los 15 años. Estudié Psicología y en la actualidad trabajo en una empresa de generación de energía eléctrica. Estoy casado y tengo dos hijos”.
- “Mi primer libro se titula Cactus y suculentas, fue lanzado en 2019. El segundo saldrá en los próximos meses y tratará de cómo cultivar plantas en el hogar. Tengo una colección de más de 4 mil plantas y en esta tarea me ayuda el ingeniero agrónomo Cirilo Huamaní, que es parte mi familia”.
- “Este hobby no es gratis, pero mientras pueda hacer el esfuerzo, lo voy a hacer. Me puso muy contento donar cactus para el parque Bicentenario de Miraflores, también para el cactario municipal de Lince. Debemos ir a más lugares y que la gente por sí sola pueda tener cactus en sus jardines, bajo su cuidado”.
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