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Miguel Ballumbrosio: “El apellido Ballumbrosio es tradición, cultura, sobrevivencia ancestral”
Ha fundado un centro cultural en El Carmen en honor al apellido Ballumbrosio, familia que llega al Gran Teatro Nacional para presentar su disco vinilo. Perú21 entrevistó a Miguel Ballumbrosio.
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Son 15 hermanos. Él es el número 10 y su mellizo el 11. Todos son músicos, artistas, bailarines. El 11 vive en Francia, donde él vivió 12 años. Volvió hace cinco y se instaló en El Carmen, donde fundó el Centro Cultural Amador Ballumbrosio, en honor a su padre y para irradiar el apellido que es sinónimo de música afroperuana.
Luego de viajar unas tres horas, llegó a Lima. Viene de El Carmen, el popular distrito de la provincia de Chincha, al sur de Lima. Nos encontramos en el Gran Teatro Nacional, donde este domingo Los Hermanos Ballumbrosio se presentarán, agrupación conformada por Chebo, Roberto, Camilo, Pudy y Miguel, el hermano número 10. Espectáculo que celebra el estreno del disco Homenaje a El Carmen, que es parte de la colección Perspectivas de la Música Afroperuana, producida por Manongo Mujica y publicada por Buh Records. La cita es a las 6:30 p.m. y las entradas están en Joinnus. También se presentará la agrupación Perkutao.
Miguel caminaba por Madrid hasta que se encontró con el exalcalde de Lima Alberto Andrade. “Ballumbrosio”, le dijo. “Señor alcalde”, respondió. “Lo siento por tu padre”, dijo y su esposa le metió un codazo como diciendo ‘cállate’. “¿Qué pasó?”, preguntó. Don Amador había fallecido. No supo qué hacer, dice que empezó a caminar como en el vacío. Llegó a casa. Conversó por teléfono con su madre y encontró un poco de paz. Esa noche viajó a París porque tenía un concierto con el grupo Chinchiví, donde también estaba su mellizo, José. Padre músico, hijo músico, qué más homenaje que la música. Pero en el repertorio estaba la canción “Amador” y cuando llegó ese momento, la pieza fue instrumental. Miguel no la pudo cantar. Solo se escucharon las voces de los coros que decían: “Amador, Amador, Amador”.
-¿Por qué volver a El Carmen?
Ya viví en Lima, adonde llegué a los 17 años, ya no quería más el campo. Y comencé a tocar con varios grupos. Era el 96, 97.
-¿Dejaste Chincha con la venia de tus padres?
Les dije y ya tenía trabajos aquí; por ejemplo, a los 13 años grabé la película Juliana, los Ballumbrosio fuimos conocidos escénicamente porque veníamos tocando con Miki González; ya habíamos salido de la chacra. Y musicalmente quería más. Trabajé con la música criolla y rock. Toqué en bandas como Carnaval Patético. Pero me saturé; quería ir más lejos y me fui a España.
-¿Y por qué volver a irse?
Pensé que ya había hecho todo en Lima y quería tener nostalgia de mi país, y convertirme en algo más que un músico. A raíz de eso, me convertí en un... qué sé yo, escritor, en un compositor, arreglista, gracias a la nostalgia de la lejanía.
-Te quisiste poner a prueba...
Sí. Aprendí mucho y amé más mis orígenes: mi chacra, mi Lima caótica, mi Carmen.
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-Si ya estabas en el ‘primer mundo’, ¿para qué volver?
Me fui con un proyecto: hacer un centro cultural en mi pueblo. Me fui a aprender más de lo simple que puede ser la vida. En Europa lo primero que me impactó era que los centros culturales eran gratis, que la cultura era lo primero. Fácil pude volver y poner una peña, pero he hecho un centro cultural sin fines de lucro. Es para dar cultura y realzar la identidad carmelitana. Me fui a Europa con una oferta de trabajo en hostelería. Llegué a España sin saber de hostelería, pero caí con unos jefes que son mis ángeles; y después de dos años hice una carrera de cocina española y me convertí en chef. Estuve cuatro años trabajando en cocina sin querer saber nada de la música. Hasta que descubrieron que yo estaba en un pueblo lejano de Castilla de León.
-¿Quién te descubrió?
Javier Corcuera, el cineasta. Llegó con Pelo Madueño. “Aquí está Miguel”, dijo y otra vez se abrió la música. Toqué con Lolita Flores, Hechos contra el Decoro. Y me fui a París.
-¿Y en qué momento decides volver al Perú?
Creo que cuando maduré. Ya sabía qué quería, quién era y de dónde venía.
-¿Eso implica que te costó encontrarte?
Sí, porque hice de todo musicalmente. Mi identidad estaba como flotando. En El Carmen faltaba unión y realzar la identidad; decirle a quienes solo salen cuando hay fiesta que esta es nuestra identidad, hay que estar activos. El Carmen es uno de los pocos lugares con identidad afro que queda en el Perú. Entonces, hay que alimentar eso.
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-¿Qué representa el apellido Ballumbrosio hoy en día?
Tradición, cultura, sobrevivencia ancestral.
-¿Y cómo están sumando los hijos?
Estamos abriendo muchas puertas; en la época de mi papá no había la posibilidad de tener ese acercamiento.
-¿A partir del fallecimiento de tu padre el apellido Ballumbrosio crece?
A lo mejor crece, pero también nos fortalece más para continuar ese camino, como decía mi madre, sin desviarnos.
-¿Y cómo te va con los panes franceses en tu faceta de panadero?
(Ríe). Muy bien, ahora tengo que llegar a El Carmen y hacer panes para enviar a Lima. Y también hago cajones con madera reciclada.
-¿Hacer panes y cajones se parece en algo?
Sí, solo que uno no se come. Hay que tener amor y cariño por lo que haces.
-¿El cajón también es un alimento?
Se podría decir que sí, porque alimenta el corazón, el alma. Cuando toco cajón me transformo y me reconforta.
-¿En qué te transformas?
En naturaleza, en madera, en aire, en tierra.
AUTOFICHA:
- “Soy Miguel Ángel Ballumbrosio Guadalupe. La mayoría de mis hermanos tienen nombres de telenovelas. Tengo 46 años. Nací en El Carmen. Me formé en la vida, con las amistades, con los compañeros músicos. Sé hacer de todo un poco: cocina, albañil, matemático, químico”.
- “También soy compositor, arreglista. Y cocino pan, que surgió a raíz de la pandemia, porque los centros culturales fuimos los últimos de la lista. Son panes franceses, pero no los que conocemos acá inflados, que son una burla (ríe). Son panes de la campaña”.
- “En el centro cultural enseñamos guitarra, violín, cajón, canto, tenemos un estudio de grabación. Mediante la música nos metemos en los problemas sociales y del medio ambiente. Y el plan es salir fuera del Perú con la agrupación de la familia Ballumbrosio y reactivarnos con el centro cultural”.
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