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Pablo Mora, vitralista músico y arquitecto: “Es importante elevar todas las profesiones al nivel del arte”
Pablo Mora, vitralista músico y arquitecto: “Es importante elevar todas las profesiones al nivel del arte”
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Fecha Actualización
Pablo Mora nació en Quito hace más de 50 años. Es arquitecto de profesión, pero nunca ejerció como tal. Su afición por el dibujo y la música lo llevaron a desarrollarse como artista y no en un solo tipo de arte: en los 90 fue bajista de una conocida banda de rock ecuatoriana y hoy es reconocido como uno de los vitralistas más importantes del mundo. Sus obras han quedado inmortalizadas en universidades, iglesias, casas, teatros y otros espacios públicos de distintas ciudades.
Para Pablo, el sentido del arte es tan amplio que considera que todo gran profesional puede ser un artista. Tras haber realizado más 400 obras de vitrales, asegura que la satisfacción más grande es vivir por muchos años haciendo lo que más le apasiona.
¿Cuál fue su primer contacto con el arte en vitrales?
Mi papá era muy aficionado al dibujo, la pintura y las historietas. A él le costó muchísimo ubicarse profesionalmente porque en ese tiempo no era muy bien visto ser artista. Siempre estaba esa pregunta: ¿De qué vas a vivir? Mi papá viajó a México y allá fue donde conoció el vitralismo. Aprovechando que allá ya había cierto desarrollo sobre técnicas para trabajar en vidrio, él se quedó para aprender más y después poner un taller en mi casa. En el vitralismo encontró algo que engranaba muchas de sus aficiones. Al tener el taller en mi casa, siempre fue una aventura entrar ahí y hacer experimentos de niño. Uno se entusiasma con lo que ve de pequeño y me terminé apasionando por el dibujo. Recuerdo que en el colegio siempre tuve problemas porque me costaba escuchar las clases y me la pasaba dibujando en mis cuadernos.
¿Persisten aún prejuicios sobre las personas que deciden dedicarse al arte?
Lo que la gente pensaba sobre mi papá también lo pensaron sobre mí en su momento. Por años, ha persistido esa idea de que no se puede vivir del arte. Sin embargo, el mundo ha cambiado. Ahora, en estos tiempos, con tanto desempleo y subempleo y tanta gente que estudia prácticamente en vano, la vida te obliga a emprender y eso es algo a lo que los artistas ya estamos acostumbrados. Ahora la sociedad obliga a los jóvenes a inventarse un trabajo y por ello la industria artística es vista hoy de forma diferente. Recuerdo que, cuando estaba en el colegio, muy poca gente sabía qué es un vitral. Cuando la profesora me preguntaba a qué se dedicaba mi papá, yo decía: es vitralista. Todos me miraban extrañados porque no entendían y yo les tenía que explicar.
¿Cómo lo hacías?
Les decía que el vitralismo es un tipo de arte que se asemeja bastante al diseño de un gran rompecabezas de piezas de vidrio de distintos colores que se unen a través de metal o de cobre laminado. Se trata de un arte muy antiguo que los romanos utilizaban para cubrir ventanas bastante grandes y que también servía para contar historias. A través de los años, los vitrales han servido como una especie de historia gráfica. Hoy el vitralismo es una técnica artística de expresión como lo es la pintura o el mosaico.
Usted es arquitecto. ¿Qué fue lo que lo motivó a estudiar esa carrera?
Hay una idea de que si te gusta el dibujo la carrera a elegir debe ser arquitectura. Cuando me gradué del colegio y tenía que optar por estudiar algo, terminé eligiendo esa carrera. Para mi sorpresa, solo tuve una clase de dibujo en toda la carrera (risas). De igual forma, la arquitectura es clave para entender mejor cómo funciona el espacio, el arte y el diseño en función de la sociedad. Muchas facetas de la arquitectura me han servido para desarrollarme como artista. No estudié arte, pero finalmente termino argumentando y defendiendo mis obras con ciertos conceptos que vienen de la arquitectura. A mí me gusta mucho la arquitectura, pero la verdad nunca tuve un plan definido y lo único que tenía claro era que tenía que aferrarme a mi afición por el dibujo y el diseño. Justo por ello, aún estudiando en la universidad, ya hacía vitrales y tenía mi propio taller.
Entre la decisión de ejercer como arquitecto y su trabajo en el taller, ¿en qué momento llega la música?
Siempre fui un apasionado. Particularmente, crecí viendo a mis tíos y mi abuelo componer y tocar la guitarra o el piano. Justo por ello, desde chico, tuve la oportunidad de tener un instrumente conmigo para jugar con él y aprender. Tenía buenos amigos del colegio y a ellos les gustaba también la música. La música era nuestro pretexto para vernos y reunirnos a tocar. Mis amigos, los hermanos Jácome, Felipe, Daniel y Juan Manuel, siempre quisieron vivir de la música. Se metieron de lleno con Tercer Mundo y yo me sumé. La banda tuvo bastante popularidad, pero después de casi una década, decidí alejarme para tomar otros proyectos.
¿Qué es lo más satisfactorio para un artista?
El arte le da muchas satisfacciones a quien lo practica. Mis obras estarán mucho más tiempo en este mundo que yo. Por ejemplo, hay una iglesia bastante grande en Quito, donde hice un vitral de unas manos femeninas. Las manos son las de mi hija. Ella cada vez que pasa por ahí con sus amigas les dice orgullosa que es el vitral que hizo su papá y que son sus manos. Asimismo, considero que la satisfacción más grande es sostenerte en el proceso y poder seguir haciendo lo que más te apasiona durante mucho tiempo. Personalmente, la constancia es mi meta diaria. Para mí, la tragedia es ya no poder seguir viviendo del arte y tener que dedicarme a otra cosa. La satisfacción más grande es que pasen los años y no darte cuenta de que sigues viviendo de lo que más te gusta. Ese un premio mesurable que puede darte el arte. Yo tengo la idea de que el ser humano por esencia es artista. Todos tenemos algo de artistas y todos debemos ser artistas.
AUTOFICHA
- “Tengo 53 años y tres hijos. Nací en Quito, Ecuador. Estudié arquitectura en la Universidad Central de Ecuador. Mientras estudiaba mi carrera, también trabajaba el arte en vitrales y poniendo en práctica mi afición por el dibujo. Una vez graduado, me dediqué al arte en vitrales”.
- “Fui bajista de Tercer Mundo, banda de rock que se hizo bastante popular en los 90. Me gusta bastante la música, es mi otra afición. Escucho bastante rock y pop-rock. Crecí con The Beatles, Pink Floyd y Led Zeppelin. Pero también disfruto de la música actual”.
- “En 2021, con ocasión del Bicentenario de la Independencia del Perú, junto al Banco Pichincha, trabajé en dos vitrales artísticos que la Embajada de Ecuador entregó al Perú y que acaban de ser instaladas en la Municipalidad Metropolitana de Lima y podrán ser visitadas por todos los peruanos”.
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