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Pamela Bouanchi Avilés inaugura ‘Avilés, la escuela’: “Queremos que el trabajo de Óscar Avilés no se olvide”
Pamela Bouanchi Avilés inaugura ‘Avilés, la escuela’: “Queremos que el trabajo de Óscar Avilés no se olvide”
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Fecha Actualización
Cumpleaños número seis. Don Óscar Avilés –cabello engominado hacia atrás y bigote fino, como siempre–sonríe mientras carga con sus dos brazos a su nieta, la cumpleañera. Suena el Happy Birthday mientras el abuelo hace morisquetas imposibles para que Pamelita –de vestido rosado y cerquillo desordenado– saque alguna sonrisa antes de soplar la vela, confirmando eso de que los abuelos hacen todo por sus nietas. La primera guitarra del Perú está sin su instrumento, pero canta fuerte, orgulloso. Al final le da un beso a su Pamelita, seguramente dentro suyo ruega a Dios que ella nunca pierda la sonrisa.
La grabación en video de aquel recuerdo apenas dura unos segundos. La felicidad de esos dos, en cambio, será eterna.
“Fui la niña de sus ojos”. Pamela describe así la relación con su abuelo Óscar, al que veía siempre al despertar en su casa. El que le dedicaba en público el vals Pamela. El que se alegró con sus primeros pasos, el que le celebró sus primeras coreografías a pesar de no entenderlas mucho. El que le dijo que amaba verla danzar y que, si sus sueños estaban en el arte, pues adelante. El que le enseñó a amar al Perú. Porque en la casa Avilés más que órdenes hubo ejemplo. Don Óscar con su guitarra dedicaba versos adorados a su tierra, notas de amor y respeto a su patria.
El abuelo ya no está, pero Pamela se ha empecinado en difundir ese amor. Y ahora lo hace a través de Avilés, la escuela, un espacio creado para continuar con el legado de don Óscar.
-¿Qué recuerdo guardas fielmente del abuelo Óscar?
Lo recuerdo siempre teniendo gestos de amor hacia su patria. Lo recuerdo así (con sus brazos forma una equis en el pecho). Era algo que él siempre hacía en todas sus presentaciones. Siempre nos decía: ‘Primero, Dios; segundo, la patria; y tercero, la familia’.
-¿Por qué crees que tuvo esa relación tan íntima con el Perú?
Eso se lo inculcaron sus padres, que también eran artistas. Creció amando a su país. Él lo transmitió a sus hijos y estos a sus hijos. Ese amor se ha pasado de generación en generación.
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-No fue un amor impuesto.
Era súper natural, como el simple hecho de hacer música. Todos lo recuerdan en presentaciones, pero en casa era así. Para mi abuelo hacer música no era un acontecimiento, era un ejercicio cotidiano. Y no es que nos decía ‘hay que amar al Perú’. Con lo que él hacía nos bastaba, nos lo transmitía. Para él hablar sobre el Perú era tan genuino, que eso fue capturado por sus hijos y nietos.
-¿Qué canción suya llevas siempre contigo?
Hay un vals llamado Pamela. Es especial porque me lo cantaba a mí desde que tenía dos años y me lo dedicaba públicamente.
-A pesar de que su muerte ocurrió hace ocho años, tengo la impresión de que don Óscar permanece entre nosotros.
Él es un símbolo. Creo que Óscar Avilés es uno de los artistas que ha dejado huella a través de la historia. El trabajo que hizo durante toda su vida y todo el aporte que dio a la cultura peruana es algo imposible de olvidar. Pasó a otro plano. Como dicen las personas que lo quieren: Óscar Avilés pasó a la inmortalidad.
-¿Cómo fue crecer en una casa de artistas?
Siempre había música. Yo viví con él desde que nací, fue como mi papá, más que mi abuelo. De pronto se levantaba de la cama y quería tocar la guitarra. Lo que normalmente hace una persona es tomar desayuno u otra cosa, pero él no. Agarraba la guitarra y se ponía a tocar en su cama. Esa pasión que tenía era real. Llegaba un amigo y empezaban la jarana.
-Tu elegiste el camino de la danza. ¿Te llegó a ver bailar?
Siempre estaba en primera fila. Me decía que no entendía mucho, pero si me gustaba tenía que hacerlo. Siendo él maestro de la música pues le encantaba que sus hijos o nietos se desarrollen artísticamente. En ese sentido, él creía más en la música que en una carrera profesional.
-Hay un post tuyo que reza: “Ya sé a quién salí bailarina”.
Le salía de alma, corazón y vida hacer sus pasitos, pero sobre todo hacer sus pasitos de marinera. Según me cuenta mi mamá, mi abuelo bailaba muy bien el vals y llevaba muy bien a la pareja. Tenía porte, elegancia. Yo recuerdo haberlo visto bailar marinera en jaranas, solito. Sacaba pañuelo y si no había pañuelo, movía la mano.
-¿Alguna vez te habló sobre su partida?
En los últimos meses que estuvo internado yo me quedaba con él en la clínica y ahí pudimos conversar mucho más. Sí, tocamos el tema de la muerte. Me dijo ‘el día que yo me vaya espero haber cumplido todo lo que tengo pendiente’. No le tenía miedo. Él era muy creyente y siempre se encomendaba a Dios.
-¿Cuál es el objetivo de Avilés, la escuela?
Yo dirijo la escuela y desde este año las clases son presenciales. Lo que queremos es que el trabajo que mi abuelo hizo durante toda su vida se conozca y no se olvide. Es algo que aprendimos de él, ya que enaltecía a los que ya no estaban. No tocaba una canción sin mencionar al compositor. Buscamos hacer lo mismo en la escuela. Entonces si un niño no llegó a conocer, por ejemplo, a Chabuca Granda, se la presentamos, le concedemos ese conocimiento.
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-Tienen una oferta académica adaptada a nuestros tiempos con clases de guitarra, canto, teatro o también TikTok.
Considero que todo el arte en general es igual de importante, aporta mucho a la vida de los niños, a que desarrollan su talento. En realidad, el objetivo de la escuela es acercar a las nuevas generaciones al arte en general, lo que Óscar Avilés siempre buscó hacer.
-¿Cómo imaginas a don Óscar viendo una clase de TikTok?.
Estaría feliz. Él no era para nada tecnológico, entonces explicarle qué es TikTok sería un poco difícil, pero el hecho de ver a las niñas y niños bailar, hacer música y arte, en cualquiera de sus formas, lo hubiese emocionado mucho.
AUTOFICHA
-“Soy Pamela Bouanchi Avilés, nací en Lima en 1988. Mi madre es la cantante Lucy Avilés. Estudié Ciencias de la Comunicación en la Unversidad de Lima. Luego de la carrera hice un diplomado en Gestión Estratégica de la Gestión Corporativa”.
- “También soy bailarina profesional. Inicié mi carrera a los 15 años en la academia de Arturo Chumbe. Trabajé con él y también en otros espacios, pero tuve que ponerme un ratito en stand by para poder cumplir mis otros sueños, como la creación de Avilés, la escuela, que era un proyecto que estaba ahí desde hace varios años”.
-“En la academia que dirijo tenemos clases para todas las edades. Brindamos 26 cursos en distintos horarios. Estamos ubicados en la Av. Alejandro Tirado 235 Santa Beatriz. Para más información, pueden escribir al WhatsApp 981120419".
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