Se podría decir que lo tuvo todo en la vida. Buena educación, bonanza económica, la boda del año, viajes. Pero la traición, el dolor y la enfermedad no discriminan. “El sufrimiento es una condición permanente en la raza humana”, me dice.
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Paula López Espinosa nació en Colombia. Pero hoy vive entre España, Perú y su país. Dejó atrás el mundo del glamour, de las joyas y del diamante para hoy ser coach y escritora. Acaba de publicar el libro La joya de tu alma. El método único en el mundo para brillar desde tu interior, bajo la editorial española Almuzara. Y se presenta como la joyera que excavó en sus entrañas y encontró su diamante.
Mientras viaja en un auto, responde esta videollamada. Ella no conduce, alguien —a quien le da instrucciones por donde ir— la lleva por las calles de Bogotá, hasta donde viajó para escuchar propuestas editoriales.
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Se dice de tu libro que es algo más que superación personal o autoayuda.
Manuel Pimentel, que es mi editor y director de la editorial Almuzara, presentó el libro así: No es un libro de autoayuda, no es un libro de espiritualidad, trasciende todo eso, porque es un libro que representa la alquimia pura. Y eso me encantó.
¿Qué decir a quienes lo señalan como un libro de autoayuda?
En una librería, seguro, lo tienen catalogado como un libro de autoayuda o superación personal, y claro que lo es. Pero es un libro que aparte de ayudarte a superar los momentos de adversidad, también te lleva hacia una dimensión espiritual, no necesariamente religiosa, donde te lleva a buscar en tu interior esas herramientas humanas, existenciales para poder levantarte de la adversidad, del dolor y reconstruirte.
Bueno, el libro parte de una afección de salud personal y una batalla en el campo emocional...
El libro parte de muchísimas catarsis que fui teniendo a lo largo de mi historia. Sí, de una condición médica...
¿Qué pasó?
A los tres meses de nacida empecé a padecer la primera crisis de una enfermedad, que es una condición neuromuscular: el cerebro no manda las órdenes al intestino para que se mueva. Y luego, a los seis meses otras dos crisis. De ahí a los 20 años, a los 40 años y así sucesivamente. Es una condición con la que he vivido toda mi vida. Peleamos contra la enfermedad, pero cuando la incorporamos a nuestro ser aprendemos que la enfermedad también es un maestro. Tuve más de seis cirugías con amputación de casi el 60% del intestino. He tenido épocas que he sido alimentada de modo parenteral: por la yugular. Y hospitalizaciones muy, muy largas. Y muchas conversaciones con la muerte, a través de las cuales le he dicho que no estoy lista para partir. Entonces, sí es posible levantarse de la enfermedad, del dolor, del fracaso, del abandono, de la traición, porque como lo digo en el libro el dolor no viene para que sufras, el dolor viene para que cambies.
Es como si hubieras nacido para sufrir.
Sí... En el libro se darán cuenta de que a lo largo de mi vida he estado siempre en batalla.
Pero con tanto es para decir “no doy más”.
Muchas veces he botado la toalla. Pero a esos momentos de derrota, le siguen momentos de grandes triunfos. Después de cada dolor, hay un milagro en gestación.
En el plano emocional sufriste una traición. ¿La infidelidad fue tocar fondo?
La infidelidad fue como la cereza del pastel después de que venía sufriendo muchas cosas: problemas de salud, conflictos familiares, perder a mi padre, irme de mi país. Entonces, tomé la decisión de sanarme a través del libro.
¿Qué se hace frente a una infidelidad?
A la infidelidad yo la llamo la estafa emocional. Así como somos víctimas de estafas financieras, existe la estafa emocional, que debería estar hasta penalizada. Esos estafadores son de personalidad narcisista, que llegan a estafarte emocional, sentimental y económicamente. ¿Qué hacemos? Hay que tener compasión con nosotros mismos, no culparnos. Lo segundo es tomar distancia de esa situación y de esa persona. Y centrarnos en nuestra herida para ver cómo podemos sanarnos. No centrarnos en el hecho ni en la venganza. Nos hacemos sabios curando nuestro dolor.
¿Se perdona la infidelidad?
Hay dos tipos de infidelidad. La que sucede porque hay una crisis de pareja y en esa infidelidad hubo una tentación, de un modo único y circunstancial, por un error. Esa infidelidad sí debemos perdonar y debemos ir a una terapia de pareja. El segundo caso, el que no se puede perdonar, es la infidelidad recurrente, como modo de vida; hay que alejarse de esa persona deshonesta.
También relatas que sufriste en el entorno familiar. ¿Qué ocurrió?
Violencia de género. Y tiene dos aristas: cuando eres víctima de agresión física, golpes, que lo viví durante mi adolescencia en manos de un alcohólico; y la otra arista es la violencia psicológica, emocional, que ocurre de una manera muy subliminal, te tildan de loca o de intensa.
Con tantos golpes en el camino, ¿cómo llegas a esta etapa de tu vida?
Sigo siendo una persona altamente sensible y he aprendido mucho.
Vives entre España, Colombia y Perú. ¿Por qué Perú?
¡Por amor! (casi lo grita). Una nueva oportunidad que me ha dado la vida.
Autoficha:
-“Tengo 56 años. Nací en Bogotá, soy colombiana. Acabé el colegio y me fui para Suiza a vivir en un internado para aprender idiomas. Después me fui para Roma a estudiar diseño de joyas. Luego me fui a Bélgica a hacer una especialización en diamantes”.
-“He sido como una habitante del mundo, siempre errante por todo el mundo, lo cual también me ha llevado a tener que convivir con muchos momentos de soledad. Finalmente, regresé a Colombia para desarrollarme como diseñadora de joyas y después me fui a vivir a Miami”.
-“En Miami fui joyera por muchos años hasta que regresé a Colombia, donde lo dejé todo, como el monje que vendió su Ferrari. Me dediqué a buscar el diamante del alma. Empecé a estudiar y certificar en diferentes corrientes de la psicología del coaching para entrenarme como terapeuta”.
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