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¿Puede ser el cine una herramienta para la enseñanza escolar?
Conversamos con el escritor y catedrático Jorge Eslava y la cineasta Melina León sobre la importancia de incluir el estudio del cine en los colegios peruanos.
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En la era del streaming, donde el contenido audiovisual está a solo un click, ¿por qué no darle la oportunidad al cine de ingresar a las aulas escolares peruanas? ¿Se ha medido la potencia del séptimo arte y su capacidad de envolver a los niños y niñas con la imagen, el sonido y la imaginación?
El escritor y profesor Jorge Eslava apuesta por las nuevas miradas sobre la enseñanza y el cine como herramienta para la educación, tal como se desarrolla en su nuevo libro Mirador de ilusiones. Este, pone cierre a un proyecto más amplio de publicaciones dirigidas al magisterio que subrayan otros enfoques sobre la educación.
“El cine, junto con la música, son dos manifestaciones culturales muy frecuentes en los jóvenes. Probablemente, lo que más consumen son películas y música; sin embargo se les han cerrado las puertas de la escuela. Es una prueba más de lo anacrónico que es nuestro sistema educativo”, dice Jorge Eslava.
Su proyecto propone reconocer el valor artístico del cine en las aulas, pero también verlo como un instrumento pedagógico para ampliar y profundizar cualquier asignatura: “Se puede enseñar historia o arte a través del cine y resulta más amable y más duradero que una clase convencional”. Para Eslava es importante desterrar la idea prejuiciosa de pensar que al proyectar una película en el aula se está perdiendo el tiempo.
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Aprender de la emoción
La cineasta Melina León, directora de la multipremiada Canción sin nombre, tuvo la suerte de crecer mirando cine desde pequeña gracias a la cinefilia de sus padres. Aunque temprano, su acercamiento fue desordenado. Nos comenta que un día podía ver películas de Akira Kurosawa y otro de la nueva ola francesa. “Creo que aprender cine desde la niñez es un tema fundamental para el crecimiento de las personas, pero también para la formación de públicos. Es un beneficio total”. Claro, acompañados de una buena curaduría y organización del contenido.
Agrega: “No hay mejor manera de aprender que a través de la emoción y por eso es tan importante hacer una trabajo curatorial del tipo de cine que vemos porque esa emoción también puede ser manipulada. Hay cine que es una mercancía de las emociones y eso tiene una contraparte que es el cine más honesto, inteligente, poético, hecho para el espíritu humano, no para el bolsillo”.
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Para León, la idea de enseñar y aprender cine desde la niñez tendría resultados positivos en la calidad y la demanda del público: “Los festivales tendrían que batallar un poco menos. El cine es una herramienta cultural maravillosa y todo lo que sea educación, ampliación de horizontes, de gustos y lo que pueda dar una película (análisis, crítica, historia) vale mucho en el proceso de contribuir a la educación”.
¿Es el momento?
Ahora que la educación se trasladó a las computadoras, el Zoom y la televisión, ¿es momento de voltear y mirar al cine como una real herramienta para la formación estética y crítica desde la niñez?
Para Eslava, primero habría que formalizar la circulación de esas películas. “¿Por qué no hacer un repositorio fílmico?”, se pregunta. “Hay que crear la necesidad de aprender cine. Otra propuesta del libro es que creada esta necesidad y comprender su posible utilidad, el Ministerio de Educación (Minedu), como ocurre en otros países podría tener un circuito. Imagínate un Netflix escolar. Que el Minedu compre 200 películas que circulen libremente por todos los colegios del Estado”, dice Eslava. Las ideas están sobre la mesa.
Con la abundancia de material audiovisual al alcance, los festivales de cine presentes en la virtualidad y las nuevas opciones de cine por streaming las herramientas están más a la mano.
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Mirador de ilusiones (Universidad de Lima), de Jorge Eslava, es un guía para docentes con un listado de 200 películas cuidadosamente seleccionadas y comentadas.Después de realizar unas encuestas, Jorge Eslava descubrió, con malestar, que los profesores solo se remiten a ver la cartelera de cine comercial, no asisten a festivales ni están enterados de los otros tipos de cine.Jorge Eslava destaca la labor de Constantino Carvallo en la implementación de una mejor educación para sus alumnos. Incluso, implementó una pequeña sala de cine para ellos y aquellas generaciones del Colegio Los Reyes Rojos estuvieron cultivadas por el amor al cine. “Probablemente, Constantino es la influencia más grata que he tenido en mi vida”, comenta Eslava.
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