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Robinson López: “Queremos erradicar la desconfianza en espacios rurales”
Robinson López: “Queremos erradicar la desconfianza en espacios rurales”
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Robinson López siempre ha tenido un amor por el campo. Como todo piurano, tiene familia que ha trabajado la tierra. Su abuela le inculcó el respeto hacia el agro y hacia aquellos que lo trabajan.
Hoy, con un poco más de 30 años, quiere revolucionar la industria de la agricultura en el país para ayudar a los 2 millones de pequeños agricultores a salir adelante. Y lo está logrando. Por lo pronto, ha fundado Agros y ya es una de las 21 organizaciones ganadoras del programa Próceres del Bicentenario
¿Cómo nace Agros?
Antes estábamos en un emprendimiento relacionado con el sector, aunque enfocado en agroexportación. Pero por un tema del destino, mi abuela fallece y me deja unas tierras en Sullana. Por ese entonces ya teníamos algunas operaciones a nivel internacional, pero vuelvo a casa por fiestas y voy a las tierras de mi abuela, unas de cultivo de grano. Voy a verlas después de muchos años y veo que la casa de mi abuela estaba exactamente como la recordaba desde pequeño. No vi cambios. Conversé con mi socio y le digo: “No puede ser. Veo esto y las tierras colindantes y es como si el tiempo no hubiera pasado en los últimos 30 años. No veo desarrollo en lo más mínimo”. Y ahí fue cuando nos hicimos la pregunta: ¿a quién estamos ayudando realmente? En ese entonces trabajamos con empresas grandes. Les vendíamos tecnología, pero no le estábamos cambiando la vida realmente a nadie. Ya íbamos un año y medio con ese emprendimiento, habíamos aprendido mucho sobre tecnología para el agro. Decidimos liquidar todo y aprovechar lo que habíamos aprendido para enfocarnos en la agricultura familiar.
¿Qué es la agricultura familiar y qué importancia tiene en el Perú?
Es aquella donde los dueños de la parcela son involucrados directamente, de forma activa, en las labores del campo y que tienen menos de 10 hectáreas en promedio. El 80% de lo que comemos nosotros viene del agricultor familiar. Y nuestra paradoja es que 3 de cada 4 agricultores no pueden sostener a sus familias con los ingresos del campo y tienen que buscar otros ingresos. Quien alimenta no puede alimentar a su familia.
¿Siempre has estado relacionado con el campo?
Pasa algo muy curioso. Cuando yo era pequeño, mi abuela me repetía algo que se me quedó en la cabeza: “soy la primera generación de campesinos que es reconocida como peruanos”. No lo solía entender. Luego siempre me inculcó un gran respeto al campo y después supe a qué se refería mi abuela. Fue la primera generación que tuvo derecho a voto y, para ella, eso era ser peruano. Gracias a mi abuela, siempre tuve una figura de respeto hacia quien se dedica al campo.
¿Cómo funciona Agros?
Sabíamos que queríamos cambiar la agricultura familiar. Veíamos al gran exportador y decíamos: ambos se dedican a lo mismo, pero los dos viven distinto; entonces, nuestro objetivo era acercar o darle las mismas herramientas que tiene el grande al pequeño para que pueda ser rentable. Hoy lo que hacemos es creamos una identidad digital, donde el agricultor puede demostrar sus años de experiencia, sus posesiones y sus habilidades en el campo; de esa forma, pueda tener credibilidad y demostrar, ante un comprador o una entidad financiera, su habilidad como agricultor para poder acceder a un crédito o a un nuevo mercado o a un seguro u otro tipo de servicios. Eso fue lo que nos dimos cuenta después de 1 año y medio de estar iterando que, como Agros, nuestro propósito es erradicar la desconfianza que hay hacia los espacios rurales.
Estudiaste Ingeniería Mecánica Eléctrica y, además, has llevado cursos de ingeniería en Inglaterra. Podías haberte quedado por allá. ¿Qué te llamó a volver?
En primer lugar, es un compromiso personal. Tengo respeto por el campo y una figura familiar que me motivó el amor al campo: mi abuela. Algo que aprendí allá es que solucionar los problemas más grandes del mundo te abre las oportunidades más grandes del mundo. Volví porque sabía que este es un problema inmenso en mi país y Latinoamérica. Pero también es una excelente oportunidad.
¿Tienen presencia en Latinoamérica?
Ahora estamos abriendo unos pilotos en Colombia porque la dinámica agronómica es muy similar a la de Perú. Además, el curso de Inglaterra no fue solo por Perú sino también por otros países. Conocimos a gente de Colombia e hicimos una red de emprendedores que querían solucionar problemas de los espacios rurales. Por eso hemos hecho esta alianza. Colombia ahora y luego México, es el objetivo.
¿Cómo ayuda Agros a combatir la informalidad?
Un gran problema es la asimetría de la información, como que un agricultor no sepa a qué precio vender algo, pues al ser una venta informal no hay un estándar del precio adecuado o promedio. El agricultor no puede probar el flujo de ventas porque no hay rastro y eso genera desconfianza.
Ustedes son uno de los ganadores del concurso Próceres del Bicentenario. ¿Qué significa ser un prócer de este siglo?
Significa más responsabilidad. Hay más personas que esperan más de nosotros. Teníamos el compromiso con los más de 2 millones de agricultores, pero ahora el compromiso es con todo el Perú. Eso representa el título.
Tu abuela, quien te inculcó este amor por el campo, ¿qué crees que te diría al ver todo lo que has logrado?
Llega más allá. Ya ayudaste a mil agricultores con Agros, pues te faltan 2 millones más. No te quedes ahí. Me daría una apalmada en la espalda y me diría: “a seguir”.
Una última. ¿Te llamaron Robinson por Crusoe?
Mi madre es periodista, una mujer muy académica y mi padre era muy soñador. El primer libro que mi madre le dio para que leyeran juntos fue Robinson Crusoe. Les encantó. De ahí nace mi nombre.
Autoficha
-“Nací en Piura, el 8 de Mayo de 1989. Tengo una maestría en Ingeniería Mecánico Eléctrica. Llevo el campo en la sangre. Por el lado de mi madre, conectada con la esposa de Juan Velasco Alvarado, quien impulsó la reforma agraria; y por mi padre, conectado con la primera generación de agricultores que tuvieron derecho a voto en el Perú”.
-“Perú es un laboratorio de pruebas increíble. Tenemos andes, amazonía y costa. Ecosistemas tan variados que cualquier cosa que quieras probar, en cualquier parte del mundo, puedes hacerlo en el Perú”.
-“Las entidades financieras desconfían de que el agricultor tenga las tierras y piden medios probatorios. Esa desconfianza se convierte en un costo operativo, que representa conocer el campo, visitarlo, hacer una serie de preguntas para corroborar que produce y verificar si es tan bueno”.
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