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Rossana Díaz: “Creo que el corazón de ‘Un mundo para Julius’ ha sido trasladado a la película”
Es la directora del filme basado en la obra cumbre de Alfredo Bryce Echenique. Mañana se estrena en las salas de cine. Perú21 entrevistó a Rossana Díaz Costa.
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El tiempo transcurrido es el mismo para Rossana Díaz Costa y Un mundo para Julius. Ella nació en 1970, el año que se publicó la magna obra de Alfredo Bryce Echenique. Más de medio siglo después, sus caminos coinciden en la adaptación cinematográfica de una de las novelas canónicas de la literatura peruana. Mañana se estrena la cinta dirigida por Díaz Costa en las salas de cine a nivel nacional.
La memoria es esquiva, pero atando cabos, estima que la primera vez que leyó Un mundo para Julius fue porque la encontró en la biblioteca de su colegio. Era el año que iba a cumplir 13, el verano previo a empezar la secundaria. Ya había leído su primera novela larga para adultos, El retrato de Dorian Gray. Luego vendría el encuentro con la obra de Bryce, cita que perduró. En tercero de secundaria la compró, juntando propinas, por primera vez. La halló en una vitrina del otrora centro comercial Scala, acompañada de La ciudad y los perros y Cien años de soledad, que fueron los primeros textos de su biblioteca personal.
Hija única. Vivió en un hogar de clase media, becada en un colegio de niñas de clase alta. Su padre trabajaba en una zona industrial, donde convivía con personas de bajos recursos económicos. “Tuve la oportunidad, desde chica, de ir a diferentes mundos”, me dice Rossana, la escritora y cineasta que calcula haber leído unas 20 veces Un mundo para Julius, la novela que la acompaña toda una vida.
-¿Cuando leyó por primera vez Un mundo para Julius estaba naciendo la escritora o tal vez la cineasta?
Yo creo que en ese momento estaba naciendo una persona que quería escribir. No sabía bien qué, pero quería escribir. Ya escribía cuentos, poemas, cosas sencillas. Y en tercero de media decidí que quería estudiar Literatura. En el 88 ingresé a la Católica para estudiar esa carrera. El cine estaba muy lejos, era una locura.
-Pero elegir Literatura en el 88, con un país en crisis, también era una locura.
Sí, pero mis papás nunca me dijeron que no estudie esa carrera.
-¿Estudiar Literatura era una forma de acercarse más al momento que vivíamos o, más bien, era un refugio para salvarse de esa realidad?
Era más como un refugio. Leía de todo y siempre la ficción me hacía evadir la realidad. Y lo primero que he hecho es escribir literatura, he publicado un libro de cuentos. Cuando me fui a España fui con una beca de Literatura, y me quedé allá para estudiar cine. En Lima estudiaba Literatura y en paralelo me colaba a las clases de cine en la Universidad de Lima. En España también en paralelo a la beca, ingresé a una escuela de cine. Después ya me di cuenta de que lo que más quería hacer era esto. Me especialicé como guionista.
-¿La literatura le quedó corta, tenía una necesidad más expresiva que tuvo que recurrir a la imagen?
Es otra manera de expresarse. Son distintos procesos. En realidad, disfruto más escribir literatura que escribir un guion, pero en el cine lo que hace ilusión es poder ver la película hecha; claro, hay que atravesar todo el vía crucis, desde buscar el financiamiento. Pero luego (está el placer de) ver eso que escribiste y cómo, poco a poco, se transforma.
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-Al empezar la cinta, en los créditos iniciales, me llamó la atención los apoyos y auspicios, donde destacaba Argentina y España. ¿Y Perú?
El financiamiento ha salido del extranjero principalmente, hay que decirlo. Acá ha sido dificilísimo encontrar el dinero.
-Pero es un clásico de la literatura peruana.
Antes de los logos de Argentina y de Televisión Española, sale el logo del Ministerio de Cultura de Perú porque tengo el premio posproducción. Pero para el premio de producción postulé tres veces y las tres veces (la cinta) quedó finalista y no ganó. A nivel de cine tienes el proyecto ultra comercial, comedia siempre, que está financiado con fondos privados; o tienes las películas más chicas, autorales, que se van a festivales y que no va tanta gente a verlas. Y no había nadie en medio; esta es una película para ese medio: puede ir a festivales y al mismo tiempo llevar gente al cine. Pero me gustaría haberle puesto ‘la película de mi vida pidiendo dinero por todas partes’.
-¿Una cinta para todos los públicos fue la ambición desde el comienzo o pensarla así la hacía más fácil de manejar comercialmente?
Siempre pensé que tenía que ser para todos los públicos, que un niño pueda ver Un mundo para Julius.
-¿Todo adolescente debe leer Un mundo para Julius?
Yo creo que sí. Es la edad en que debes discutir ciertos temas que de repente los ves en tu propia casa, en tu barrio. Son temas muy grandes del Perú los que están en la novela y en la película.
-¿Es cierto que Alfredo Bryce ayudó, incluso, en la rebaja de las regalías?
Sí, él apoyó en todo momento para que se pudiera hacer la película. También ayudó para las prórrogas. Ha confiado mucho en mí para llevar a cabo la película.
-¿Usted ya lo conocía?
Yo vivía en España. Lo conocí en La Coruña, donde dio una conferencia. Fue la primera vez que conversé con él, pero aún no pensaba en la película. Era el año 97. Ya en el 2015, me contacté para hablarle de los derechos.
-¿Por qué diría que esta novela prácticamente la ha acompañado toda una vida?
Me explicó de una manera muy tierna cosas terribles acerca del Perú. Un mundo para Julius me enterneció, la crueldad mezclada con ternura infantil, mezclado con la ironía. Me explicó de alguna manera cosas que yo veía en el Perú. Es una manera de ver al Perú a través de la literatura.
-¿Qué les diría a quienes han leído la obra y van con una expectativa alta a ver la película?
Que van a ver una interpretación de la novela, que van a encontrar a un Julius que probablemente se parece mucho al Julius que leyeron alguna vez. Creo que el corazón de la novela ha sido trasladado a la película.
AUTOFICHA:
- “Soy Rossana Díaz Costa. Tengo 51 años. Nací en el Callao. Estudié Literatura en la Universidad Católica. Luego extraoficialmente llevé cursos de cine en la Universidad de Lima; me fui a España, donde después de unos años ingresé a la Escuela de Cinematografía de Madrid”.
- “En España me especialicé como guionista. Y después de muchos años he terminado mi tesis doctoral; ahora soy doctora en Estudios Literarios. También soy profesora en la Universidad Católica y desde que empezó la pandemia también dicto clases en la UPC”.
- “Después de todo este proceso tan largo y complicado (para hacer realidad Un mundo para Julius), creo que me voy a refugiar un ratito en la literatura; necesito salir un poco de todo lo que es el mundo del cine. Pero para cine tengo dos proyectos: un guion original y otra adaptación, un mediometraje”.
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