Acaba de publicar La conspiración de Lima de 1750, un episodio poco conocido sobre la capital.
¿Fue un primer grito de independencia?
Es una conspiración donde se proponen tomar el poder y sacar del palacio al virrey, tomar el Real Felipe y eliminar a los españoles. No hay una alternativa de un Gobierno extremadamente diferente. La propuesta, más bien, es que esos puestos que han sido ocupados por peninsulares pasen a manos de indios y mestizos. Es un proyecto que viene de abajo. Realmente, no puede tomarse como un grito de independencia tal y como lo entendemos. Parece haber sido un proyecto de golpe de Estado. Lo prioritario no era romper con España, sino reemplazar a las autoridades y tomar el poder. Siempre se dijo que en Lima nunca hubo nada, pero esta conspiración es indígena, viene de abajo y sucede en Lima.
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Conspiraron los artesanos.
Son artesanos, sobre todo, y de gremios amplios, como zapateros, botoneros, sastres. También hay olleros de Huarochirí, lo que revela que Lima es una ciudad de migrantes. Hay muchos individuos de Jauja, de Yauyos, de Canta que tienen doble residencia. Tienen un cuarto donde están temporalmente en Lima, pero no han perdido su residencia de origen. Siempre se habla de los migrantes como de individuos establecidos en Lima que rompen con la provincia. Pero lo que se ve aquí es una doble residencia, un fenómeno bien importante. Muchos han alquilado cuartos en estos conventillos, en algunos barrios puntuales. Estos ceramistas viven en Lima porque las ollas las usan todos los sectores sociales. Todos cocinan.
¿Por qué esta conspiración ha sido tan poco comentada?
Sí, es un episodio que ha sido pasado por alto. Es una conspiración que se comienza a elaborar en 1748. El terremoto de 1746 tiene mucho que ver, porque Lima queda en escombros. Entonces los sectores populares se dan cuenta de que es un momento en el que pueden tomar la ciudad. Con Lima destruida, las autoridades quedan absolutamente rebasadas. Entonces, hay una falta de control y sienten que es un momento propicio. El 48 les da toda la posibilidad porque, con las festividades de la coronación de Fernando VI, se organizó una gran fiesta, donde van disfrazados, donde van músicos, y entonces comienzan a tener estas reuniones para ensayar y conspirar. Y el 50 esperaban que estallara porque era la Fiesta de San Miguel Arcángel, que es cuando los indios y mestizos podían portar armas para el desfile.
¿La molestia creció?
La molestia estuvo siempre, pero no había condiciones. Cuando Lima queda destruida por el terremoto, se dan cuenta de que es posible tomar la ciudad. Las grandes casonas se caen, se habla de que hay muchos bandoleros, por ejemplo. Hay negros huidos de haciendas que toman estas casas que están en escombros y las comienzan a habitar de una manera informal. Entonces, hay un temor de que pueda ser tomada la ciudad también por estos negros huidos. Es una situación atípica que crea una inestabilidad política y un sentimiento de insurgencia de parte de los sectores populares.
¿Las festividades molestaron por la frivolidad del Gobierno frente a la pobreza?
Es interesante. Las festividades no se pueden hacer cuando Fernando VI asume el trono, porque Lima está totalmente en ruinas. Están invirtiendo en reconstruir Lima, en mejorar la situación, el servicio de salud e higiene. Hay epidemias. Las festividades demoraron en realizarse. Fue como el renacer de Lima. En este desfile están ataviados como incas y han traído a caciques de varios pueblos para que los representen. Usan el vestuario inca, tanto ellos como cada una de sus cortes y panacas. Debe haber sido una cosa impresionante. Se habla mucho del brillo de las joyas que llevaban. Esto lo describe un viajero francés. El virrey conde de Superunda identifica que varios de los que han conspirado para levantarse el 50 son los que han desfilado el 48 vestidos de incas. Y entonces el virrey dice que hay que eliminar estos desfiles porque cree que, al vestirse como incas, sienten que pueden ser ellos los que nuevamente se gobiernen y que esto puede producir insurrecciones.
¿Cómo pudo haber sido este levantamiento?
No sabemos si habría sido una revuelta controlada fácilmente o habría sido una gran rebelión, porque no llegó a estallar. Un esclavo, en secreto de confesión, le cuenta al clérigo que hay una conspiración que va a ser en Amancaes y que va a estallar en la Fiesta de San Miguel Arcángel. El cura le avisa al virrey y él toma medidas. Identifican a los conspiradores, los toman presos, hacen una especie de juicio sumario y los condenan a muerte: los ejecutan en la Plaza Mayor de Lima. Entonces, yo no puedo medir la dimensión de lo que hubiera llegado a ser. Hay que tener en cuenta que la población indígena era la minoría en Lima. La mayoría de población era blanca, peninsulares y criollos; y negra, y castas de color. Los indígenas serán la mínima población. La conspiración era indígena y mestiza. Tratan de contar con el apoyo de los esclavos y las castas de color, pero no llegan a un acuerdo.
¿Cuál era el plan?
Iban a tomar al corregidor y a toda su familia, iban a ejecutarlo, pensaban soltar las represas de agua de Lima para que la gente pensara que era un tsunami y los españoles salieran corriendo. A algunos negros y castas de color les habían ofrecido cargos importantes para que se unan a la conjura. Era una cosa muy elaborada. Organizan bien cómo van a tomar el poder, lo que no organizaron era qué iban a hacer una vez que lo tomaran. No dicen cómo iban a gobernar.
Autoficha:
-“Uno de los líderes fue Francisco Jiménez Inga, quien huye de Lima hacia Huarochirí, donde hace una rebelión al día siguiente. Era alcalde de Santa Ana. Ahí se ve la conexión entre Lima y Huarochirí. La pasividad achacada a la capital del Virreinato era más un mito que una realidad”.
-Scarlett O’Phelan Godoy es historiadora y docente. Ha estudiado en el Birbeck College de la Universidad de Londres y en la Universidad de Colonia (Alemania). Ha publicado libros sobre Bolívar, O’Higgins, los Borbones, las Cortes de Cádiz y las revueltas campesinas del siglo XVIII.
-La conspiración de Lima de 1750. ¿Primer grito de independencia? (Fondo Editorial de la MML, 2024), el último libro de la historiadora Scarlett O’Phelan, está en todas las tiendas de libros y librerías. Y sobre todo en la Librería Municipal, en el primer piso del Museo Metropolitano.
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