PUBLICIDAD
Sonia Seminario: “El teatro es mi vida, me he hecho mujer haciendo teatro”
Llegó en barco a Lima cuando tenía 10 años, procedente de Chile, donde nació. Ingresó al teatro por curiosidad y hoy es nuestra primera actriz, además de tener la presidencia de la Asociación de Artistas Aficionados. Perú21 entrevistó a Sonia Seminario, que en 1958 fue Ana Frank.
Imagen
Fecha Actualización
Cuando la Asociación de Artistas Aficionados se fundó en Lima de 1938, ella tenía unos 5 años y vivía en Concepción, al sur de Chile, donde nació. “Mi infancia fue muy bonita”, me dice Sonia, de madre chilena. Una niñez entre árboles, flores y plantas al pie del cerro Caracol, en el Barrio Universitario. Cinco años más tarde, conoció el Perú. Su padre limeño extrañaba a la familia. Partieron hacia Valparaíso, subieron a un barco, hasta anclar en el puerto del Callao.
Entre sus planes no estaba ser actriz, pero se encontró con un anuncio de periódico: “Escuela Nacional de Arte Dramático, clases de teatro”. Nunca había escuchado que para teatro se tenía que tomar clases. Y fue a ver cómo era, por curiosidad, acababa de salir del colegio, tenía 15 o 16 años. “Si me gusta, me quedo”, pensó. “Y me quedé pues”, me dice la primera actriz, que hoy está en la presidencia de la emblemática Asociación de Artistas Aficionados (AAA), bajo la dirección de Ximena Arroyo, una de sus dos hijas, donde nació el primer elenco de ballet peruano y la primera escuela de arte dramático, institución autogestionada que esta semana recibió un merecido homenaje de la Municipalidad de Lima.
A lo lejos reconozco su voz. Baja cautelosa por la escalera. Me mira y extiende su mano para saludarme. Su voz suena como extraída de la narración de un cuento para niños. Y después de cada oración, deja un espacio para el silencio y continúa. “Qué raro, siempre dicen eso”, me dice Sonia Seminario. “La reconocí por la voz”, le dijo alguna vez un taxista.
-¿Cómo llegó a la AAA?
Eso no me queda claro. Supongo que fui a ver ballet. La AAA fue pilar de la cultura en la ciudad de Lima. Gracias a la AAA hemos visto a los mejores bailarines del mundo, a actores. Entonces, lógico, tenía que caer por ahí.
-Usted ya era actriz cuando conoció la AAA.
Sí, sí. A la AAA me llevaron dos amigos: Guillermo Nieto y Guillermo Fernández Cornejo, que trabajaban con Ricardo Roca Rey. Fui y ahí me quedé. Me encantó Ricardo, un genio como director.
-¿Dónde estaba su genialidad?
En la forma en que movía a la gente, en la forma en que hacía que la gente pudiera transmitir sus emociones, porque, caramba, un El gran teatro del mundo como hizo Ricardo fue maravilloso, fue impresionante. Después lo imitó Peirano, para qué vamos a estar mintiendo... Ricardo sabía cómo sacarle a la gente la emoción.
-¿Cómo fue su debut en la asociación?
La primera vez fue con la Kamalich. A Saby la llevé yo, porque con ella nos conocíamos de la Universidad Católica. Pero no me acuerdo con qué obra fue.
-¿Le fue bien o mal?
Nunca me he sentido mal en el teatro, jamás, con nadie.
-¿No ha tenido malos momentos en el teatro?
No, nunca.
-¿No hay un día en que se dice “hoy no actué bien”?
No... Hay días en que uno está mejor y otros no tanto, pero eso no quiere decir que esté mal. Recuerdo que en la AAA he hecho Panorama desde el puente con Carlos Tuccio. Y la obra que me llevó al éxito fue El diario de Ana Frank y la hice en la AAA, con Ricardo Roca Rey como director.
-Y debe de haber sido algunos años después de la Segunda Guerra Mundial.
Sí, y eso fue lo impresionante.
La guerra llegó hasta 1945. Dos años después, se publicó El diario de Ana Frank. Y la puesta en escena en Lima se dio en 1958. Sonia fue la primera actriz que interpretó a Ana Frank en el Perú.
Y fue terrible, porque yo desde el escenario sentía el llanto de la gente, porque indudablemente fueron muchos judíos a ver la obra. Justo para el día del estreno llegó un primo hermano de Ana Frank, Elías Frank. Llegó en un barco, era marinero.
-¿Por qué había llegado al Perú?
Hubo un bailarín joven de la AAA que se metió a la Marina; entonces, a todos los marinos que llegaban los mandaba a la AAA.
-¿Y le dijo algo a usted?
Claro, me dio un gran abrazo, emocionado. Muy linda persona, era bien joven. Y acá también vivían unos tíos de Ana Frank.
-¿Qué nos dice Ana Frank sobre el presente?
Nos dice que el ser humano nunca dejará de estar peleando, no sé por qué. Pero a la vez el ser humano tiene cosas maravillosas.
-¿Ana Frank y usted tienen algo en común?
Bueno, Ana Frank amaba la vida y yo amo la vida.
-¿El teatro es placer y/o lucha?
Un placer que a uno le cuesta como todo trabajo (ríe).
-Es un placer por el que hay que luchar.
Sí. Pero tanto como luchar no. Es como cualquier trabajo en este mundo. Y cuesta sacar adelante el trabajo. Pero la diferencia es que es arte pues.
-Usted no idealiza ni romantiza mucho.
(Se queda en silencio, más de lo normal). Tal vez (duda una vez que salieron sus primeras palabras)... Lo que tengo por el teatro es amor. El teatro es mi vida, me he criado, me he hecho mujer haciendo teatro, toda mi vida la he dedicado a hacer teatro.
-¿Ha valido la pena?
Lógico. Salir a la calle y ver que dicen: “Ahí está la señora...”. Eso es maravilloso, esa es la recompensa, que la gente me reconozca con cariño, que me tengan respeto y me quieran como actriz.
-¿Qué representa la AAA para el teatro peruano?
La AAA es un motorcito que ha estado ahí siempre, dirigiendo la cultura de la ciudad. Pero creo que el peruano olvida lo que ha hecho muchísima gente por la ciudad. Por ejemplo, Martha Hildebrandt ha sido una persona muy importante, olvidemos que fue fujimorista, ha sido un personaje en la historia del Perú, y así hay tanta gente que pasa y no agradecemos. Eso no me gusta del peruano, que se olvide de su gente importante.
-¿Cómo quisiera ser recordada de acá a 100 años?
Como una actriz.
-¿Nada más?
Nada más pues (ríe). Como una actriz que los hizo disfrutar del teatro. Listo.
-¿Qué edad tiene, Sonia?
¿Qué edad tengo? No sea indiscreto (estira la última palabra). Las mujeres no dicen su edad, tengo lo suficiente, he vivido mucho (sonríe).
-¿Qué le falta vivir?
No lo sé, pero quiero seguir viviendo, amo la vida. Y un buen día de estos, volveré al café Haití a tomar mi pisco sour.
Apago la grabadora, guardo con apuro mis cosas y dudo unos pocos segundos si darle la mano o no, como cuando llegué a su casa. Se acerca y me da un cálido abrazo.
AUTOFICHA:
- “Soy Sonia Seminario. No está en mi partida, pero también me pusieron María Jesús. Y mi otro apellido es Olivares. Nací en la ciudad de Concepción, Chile. Nunca he trabajado en mi vida, aunque indudablemente, he ‘trabajado’ en teatro”.
- “Estudié Literatura en la Católica. Nunca pensé ser escritora ni intenté hacerlo, no he escrito ni un poema. Estudié Literatura porque me encanta leer. Con mi amiguito Mario Vargas Llosa tenemos los mismos gustos en escritores”.
- “He hecho un montón de obras de teatro. En el Club de Teatro hice El zoológico de cristal y de mayor una obra muy importante que hice fue La cisura de Silvio de Víctor Falcón. Televisión solo hice con Eduardo Adrianzén. Pero yo creo que hasta aquí llegué, ya basta”.
ESTE VIDEO TE PUEDE INTERESAR
TE PUEDE INTERESAR
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD