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Teresa Fuller Granda: “Los jóvenes son los que más descubren a Chabuca”
Lidera la obra que dejó su madre, nuestra gran cantautora Chabuca Granda. Y ahora trabaja en conjunto con la Beneficencia de Lima para hacer realidad la Casa Chabuca. Perú21 entrevistó a Teresa Fuller Granda.
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Quien quería conocer a Chabuca, tocaba el timbre de su casa, subía y la conocía. Agosto y setiembre era la época en que todos llamaban para saber de ella. Hasta su departamento de 28 de Julio, en Miraflores, llegaban alumnos de colegios y universidades para hacerle preguntas. “Era una casa abierta. Todo el mundo venía”, recuerda Teresa. Así fue hasta que la creadora de “José Antonio” partió, en 1983. Se fue y su hija, que entonces pisaba los 35 años, continuó abriendo las puertas de la obra de su madre.
Un año después de conmemorar el centenario del natalicio de Chabuca Granda, se acaba de anunciar la creación de Casa Chabuca. Un proyecto en conjunto con la Beneficencia de Lima. Espacio que esperan sea inaugurado el 3 de setiembre del 2022, cuando se celebre el próximo cumpleaños de la creadora de “Fina estampa”. Actualmente, en dos salas del Centro Cultural de la Beneficencia hay una muestra sobre la cantautora y este proyecto; va de lunes a sábado, de 9 a.m. a 5 p.m., en Carabaya 641, Centro de Lima.
Teresa Fuller Granda es la única mujer de tres hermanos. No tuvo vínculo directo con el arte. “Tengo dos pies izquierdos”, dice. Se suele asegurar que hay talentos que se heredan. “En mi caso no, se rompió el molde”, agrega y es un desborde de risas, como durante la sesión de fotos para esta entrevista. Aclara que aún no se acostumbra a las fotos. Tiene apenas unas tres o cuatro instantáneas al lado de su madre; Teresa, más bien, estaba detrás de la cámara. Pero Chabuca alguna vez le habló del futuro, aquel en el que ya no esté: “Ah no, eso sí, tú te encargarás de los periodistas”.
-¿Qué heredó de su madre?
No sé. Tendría que decírtelo alguien que me conozca.
-¿La amabilidad, la generosidad, la alegría tal vez?
Podría ser. No sé hablar de mí.
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-Usted ha dicho que, ante todo, Chabuca es, esencialmente, su mamá. ¿Cómo era la madre?
Súper estricta, pero muy dulce, súper tierna, abierta con nosotros, generosa, pero no podíamos mentirle, no nos aceptaba una mentira. Y nos manejaba con la mirada, no tuvo necesidad de pegarnos.
-¿Qué más le desagradaba?
Era intolerante con la brutalidad (risas). Había que leer y leer mucho para tener un futuro mejor. Ella era un ratón de biblioteca. De niños, nos leía cuentos, nos cantaba para dormir. De grandes, la hemos visto leer, siempre con un libro en la mano. Además, leía todos los diarios y revistas del día. Cuando viajaba, leía todos los diarios’ del país donde iba para estar enterada y poder conversar con la gente y poder opinar.
-¿Le afectaba las ausencias de la madre cuando tenía que salir de gira?
No tuvimos tiempo para tristezas; cuando mi madre se divorcia nos fuimos a vivir donde mis abuelos y mis tíos. Entonces, era una casa tan dulce que suplieron ese vacío. Pero ella nos mandaba telegramas, cables o nos llamaba de larga distancia, nos escribía postales, cartas. Y pienso que ahora desde arriba me está guiando, porque hasta ahora está conmigo, la siento constantemente, ella maneja los hilos.
-¿Chabuca era de armas tomar? Se dice que se divorcia para cantar. ¿Es cierto?
¡No! No sé de dónde ha salido que mi papá no la apoyaba. Mi mamá no cantaba cuando estaba casada. Simplemente, mi mamá se desamoró. Ahí no hay culpables. Ella quiso divorciarse a los cinco años de casada y mi abuelito le pidió que, por favor, tratara de salvar su matrimonio. Ella hizo eso, pero a los 10 años ya no y se separó, pero nada del otro mundo.
-¿Pero cuando se separa empieza a dedicarse decididamente al canto?
Su primera composición la hizo en 1948, que es “Lima de veras”; “La flor de la canela” fue la quinta, que es en el 50. Pero ella empieza a cantar sus propias canciones más o menos a finales de los 50. Ella se separa cuando yo tenía dos años o algo así. Terminó siendo padre y madre y luchó por nosotros. Ella debe haber sufrido bastante por tener que separarse de sus hijos para hacer giras internacionales.
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-¿Es cierto que a Chabuca le costó ser reconocida en el Perú, y que afuera gozaba de más reconocimiento?
Hablamos de los años 50, cuando siendo un país machista sí le costó abrirse camino.
-En Argentina era más reconocida que en el Perú.
En Argentina, en México, Chile, España era mucho más reconocida que acá, en ese entonces. Se le entendía mucho más.
-¿A usted le tocó acompañarla en más de una gira?
Sí, varias. Por eso me di cuenta lo que era mi mami afuera, porque veía que la gente se le acercaba, la tocaban, querían abrazarla, se tomaban fotos, la paraban para que firme autógrafos. Eran mis 15, 16 años.
-Ahí conoció a Chabuca.
Claro. Siempre fue mamá. No la veíamos como una artista.
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-¿Por qué Chabuca ha logrado ser reconocida como una de nuestras grandes voces e incluso a nivel iberoamericano? Y su figura cada vez crece más.
Los jóvenes son los que más descubren a Chabuca. En una universidad en Buenos Aires la estudian, en Boston, EE.UU., hay una universidad donde también se la menciona.
-¿En el Perú se le estudia?
Un amigo se fue a hacer su doctorado a Buenos Aires y me dijo: “¿puedes creer que acá en Buenos Aires se estudia a tu mamá y en Lima no?”. Allá también hay un paseo Chabuca Granda, en Santiago también, en Madrid tienen una plaza. Y acá en Lima, 14 lugares llevan el nombre de mi mami, en 10 distritos.
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-Y por fin tendremos la Casa Chabuca.
Habrá objetos personales, tengo su cama, su ropa. Vamos armar la casa de Chabuca, aparte de todo el archivo. Tendrá audiovisuales, talleres.
-¿Espacio para conciertos?
Sí. Es un proyecto sin fines de lucro, lo que se recaude será destinado a financiar la labor de la Asociación Cultural Chabuca Granda y ayudar a solventar los servicios que brinda la Beneficencia en sus programas sociales. También tendrá espacios de comercio y esparcimiento. Va a ser una casa interactiva, moderna. Un museo vivo. Como una plataforma de desarrollo artístico, gastronómico y musical. Y vamos a apreciar las ‘planciones’ de Chabuca. Le pongo ‘planciones’ porque son las plantas que ella canta en las canciones. En los jardines de la casa trataremos de poner el máximo de plantas que ella canta, son más de cien plantas.
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-Y Chabuca ya es un billete.
¿Sabes qué es lo lindo? El otro día en la bodega escuché: “ay, me tocó una chabuquita” (risas). Me encantó escucharlo.
-Lucho González, el guitarrista que tocó con ella, me dijo: “la llevo puesta a Chabuca”. ¿Los peruanos llevamos puesta a Chabuca?
Sí. Desde 2017 estamos en modo Chabuca. El centenario en 2020 ha sido un éxito. Se han hecho cosas maravillosas, como libros. Los homenajes han sido impresionantes.
-¿Si tuviera al frente a su madre, qué le diría?
Ni siquiera le hablaría. La abrazo y no la suelto (risas). Le diría no te vuelvas a ir.
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AUTOFICHA:
- “Soy Teresa María Isabel Emilia Fuller Granda. Te ponían los nombres de todas las tías (risas). Y mis hermanos son Eduardo Enrique y Carlos Enrique. El 6 de octubre cumplo 73 años. Nací en Lima. Eduardo, el mayor, sí nació en EE.UU.”.
- “Mi abuela era portuguesa y vivía en Iquitos. Por el idioma y la facilidad de llegar a Río de Janeiro –era más rápido que llegar a Lima–, se fue a dar a luz a mi padre allá, pero lo inscribió en la Embajada de Perú y volvieron al país. Ella era de Lisboa. Mi padre fue aviador peruano”.
- “El 2 de enero del 68, comencé a trabajar en la clínica San Antonio, en la parte administrativa. Ya cuando mi mami murió comencé a ir a todos los homenajes. Cerró la clínica y comencé el archivo de Chabuca Granda. Se vienen dos libros más sobre mi mami y trabajaremos con los distritos donde hay lugares con su nombre”.
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