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Vanessa Robbiano: “Puedes ser dura contigo misma, pero para construir y mejorar”
Luego de 21 años, vuelve al Perú. Actuará en ‘La metamorfosis’, obra adaptada del clásico de Franz Kafka. Este viernes es el estreno. Perú21 entrevistó a Vanessa Robbiano.
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Le tocó migrar dos veces. Cuando tenía 10 años, su familia dejó Piura porque el padre logró un ascenso laboral. Ingresó a Lima y vio un manto de luces pequeñas que cubrían la ciudad y se perdían en el horizonte. “Esta es una ciudad muy grande, nunca me podré insertar acá”, pensó.
Tiene 46 años y ha vuelto a Lima para actuar en La metamorfosis, el clásico del escritor checo Franz Kafka adaptado al teatro. Pieza dirigida por Francisco Cabrera que se estrena este viernes y va hasta el 9 de octubre, en el teatro Julio Ramón Ribeyro del Centro Cultural Ricardo Palma, en Miraflores. Vanessa Robbiano será la madre de Gregorio Samsa.
Confiesa que nunca se identificó con Kafka, sí con el alemán Hermann Hesse. “Soy más mística, Kafka es más oscuro”, dice. Siddhartha, Narciso y Goldmundo, El lobo estepario la marcaron a fuego. “Sentía que yo era un personaje de Hermann Hesse”, recuerda a la adolescente de 15 años.
Será la temporada más larga que pasará en el Perú después de 21 años, cuando tuvo que migrar a Argentina porque necesitaba curarse. “No hay fórmulas para vivir”, me dice, pero después de cada respuesta entrega la que es quizás una de las únicas fórmulas para vivir: sonreír.
-Te veo bien…
Así soy (risas), soy alegre, soy buena onda (risas).
-¿Tienes una buena relación con Lima?
Me he amistado con Lima. Cuando me fui, realmente me quería ir.
-¿Qué te hizo Lima?
Lima, nada… Imagínate. Pero soy de Piura y por mi historia de vida siempre me sentí inadaptada.
-Pero te fue bien: ser Paquita, llegar al cine con Ciudad de M y No se lo digas a nadie. Una estrella en la ciudad.
Sí, pero eso no expresaba cómo yo me sentía. Empecé a los 12 años, con Reynaldo D’amore. Yo estaba viviendo temas personales como el divorcio de los padres, me preguntaba quién soy, dejé de ser niña; siendo todo el tiempo mirada, no me hizo bien en mi personalidad, pero de alguna manera me gustaba.
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-¿Actuar fue una salvación?
Yo pienso ahora que me salvó, pero durante mucho tiempo pensé que me hundió.
-¿Por qué?
Estaba empezando con la anorexia, la bulimia; entonces, de alguna manera me afectaba mucho la mirada del otro, no podía mirarme a mí misma.
-¿Lo superaste?
Se superó, ese ha sido el gran logro de mi vida. Ese ha sido mi éxito. Por haberme curado y rehabilitado es que yo puedo estar acá. Ya sé quién soy. Entonces, desde ese lugar Lima era hostil para mí, era una sociedad pacata, una sociedad donde hice Calígula cuando tenía 15 años y al día siguiente iba al colegio. De alguna manera, soy una mujer muy valiente.
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-¿Alguna vez te sentiste como Gregorio Samsa al despertar y encontrar que eras un insecto?
Gregorio Samsa se siente un insecto porque no lo aman y, dentro de todo, siempre me he sentido amada por mi familia.
-Pero te sentías rara.
Mi talón de Aquiles desde chica siempre fue querer pertenecer.
-En el fondo, todos queremos pertenecer, ¿no?
Pero hay gente que está dispuesta a más cosas por pertenecer. No era mi caso, porque también tengo mis límites. Soy reservada, la fama vino, no la busqué desesperadamente.
-Dejas Lima en un buen momento.
Estaba en un muy buen momento profesional, pero en un muy mal momento personal. Tuve una enfermedad y debido a ella abandoné todo.
-Al menos eras consciente de la enfermedad.
Fui consciente desde los 19 años, pero no existía un tratamiento específico para la bulimia y la anorexia. Cuando no pude más, me fui a internar a una clínica en Argentina, a los 26 años. Me fui un poco rota: si salía una buena crítica y tres malas, siempre creí que era mala actriz.
-¿Cuándo te reconoces como actriz?
En Argentina…
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-Vuelvo al inicio: veo a una persona sólida y con una gran sonrisa.
(Ríe). A todos nos pasan cosas. Estreno el viernes y siento que estoy más verde…
-Sigues siendo dura contigo misma.
Puedes ser dura contigo misma, pero para construir y mejorar. Tienes que ser valiente para ser lo suficientemente dura y construir.
-¿Tienes algo de la madre de Gregorio Samsa?
Es una madre que finalmente abandona a su hijo.
-Aún pervive en nuestra sociedad la figura de la madre abnegada. Pero hay madres que siguen casadas solo por el bien de los hijos.
Pero es la elección de ellas y quizás no serían más felices separándose. Cuando una madre dice “por ustedes”, no es “por ustedes”; es porque ella quizás no hubiera sido lo suficientemente capaz de soportar la otra opción. Y esta obra un poco cuestiona hasta cuándo está la incondicionalidad.
-¿Hasta cuándo?
Es fácil ser incondicional con lo que te gusta…
-¿Vuelves a Argentina?
Por ahora sí... En Argentina también tengo mi vida (risas): mis hijos, mi trabajo, mi familia. Trabajo como guionista, se estrenó una película mía, escribo un documental y tengo el proyecto personal de un libro. Estoy feliz y vamos a ver qué sale.
AUTOFICHA:
-“Soy Vanessa Robbiano Montes. Mi apellido paterno es italiano, el abuelo de mi papá vino de Italia y mi bisabuela era inglesa. En noviembre cumplo 47 años. Nací en Piura, mi mamá es de Lobitos, mi abuela de Talara. Mi sueño era ir a Harvard, porque era excelente estudiante”.
-“No pensé pasar tantas etapas en ‘El gran chef’, pero soy buen alumno, en cualquier ámbito. Tengo paciencia, soy muy observador, muy metódico. Entré sin saber cocinar, pero registro rápido las cosas, solo me dicen una vez las cosas y aprendo. No suelo repetir errores”.
-“En Argentina, estuve en Canal Gourmet; en Casa Club TV. Trabajo en política, generando contenido para Segundo Cernadas, un político; hice la plataforma online de psicología Espacio Inguz, y escribo un documental con Pamela Livia (peruana) sobre el éxodo de madres, en los 90, de Perú a Argentina”.
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