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Yaritza Lagos: “El quechua debería ser una prioridad desde el colegio”
Yaritza Lagos es profesora de quechua. Recientemente dictó un curso de esta lengua originaria y tuvo más de 97 mil asistencias. Ella es egresada de Ciencia Política en San Marcos.
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“Yakuta apay”, le decían en quechua. Quiere decir lleva el agua. Así fue aprendiendo esta lengua, en casa, bajo la crianza de sus abuelos Sinforoso Lagos y Felícitas León, en Abancay, mientras su madre salía a trabajar al Cusco. Recuerda la nieta Yaritza Lagos León, profesora de quechua con solo 23 años.
Recientemente, dictó el curso virtual gratuito de quechua básico de la Municipalidad de Lima, que duró tres meses. Tuvo alumnos de Perú, EE.UU., Brasil, Colombia, Suecia, Chile, España, Bolivia, Grecia. Se contabilizaron 97,378 asistencias. Estudiantes, niños, adultos mayores, extranjeros, hijos de quechuahablantes. Ahora evalúan realizar el curso de nivel intermedio.
Abancay está rodeado de cerros. Ella vive casi al pie del Kisapata (lomada de ortigas), que lo vemos en la fotografía de esta entrevista. “En realidad, no me gusta Lima, por el clima, por la delincuencia, por la contaminación, por el tráfico”, confiesa. Pero se vio obligada a migrar para continuar sus estudios de Ciencia Política en San Marcos. Días antes de que empiece el estado de emergencia por la pandemia, retornó a Abancay. “Volveré a Lima, pero no tengo intenciones de quedarme allá”, agrega desde su hogar, donde vive con el abuelo de 86 años y la abuela de 67, cerca del río Mariño.
-¿Es fácil o difícil aprender el quechua?
Como todo idioma, tiene su nivel de dificultad. Solo es cuestión de ponerlo en práctica y, como siempre, ponerle esfuerzo. En este caso, me centré en la construcción gramatical del quechua; si se entiende la gramática, se sabrá cómo se construyen las palabras.
-¿Cuáles son las claves para aprender el quechua?
Primero, sugeriría que puedan unirse a grupo para hablar en quechua, eso les va ayudar bastante en cuanto a la fluidez. Hay que practicarlo con alguien. También leer y pensar en quechua.
-¿Qué es pensar en quechua?
Por ejemplo, si yo estoy hablando con usted, traducir lo que estoy haciendo al quechua.
-¿Pensar en quechua tiene que ver con cómo entiendo la vida?
En parte, sí. Muchos dicen que el quechua es un idioma dulce y bonito. Yo soy escéptica a eso. Es una lengua como cualquier otra. Ahora, por qué dicen eso: esta lengua te lleva a ponerte en el lugar de la otra persona; por ejemplo, cuando te despides de alguien, no le dices ‘adiós’ o ‘hasta luego’, porque esas palabras no existen en el quechua, existe el ‘hasta vernos pronto’ o ‘hasta volvernos a encontrar’. En el quechua siempre la persona tiene la idea de que volverá a ver a la otra persona. O cuando te encuentras con alguien, yo no le diría ‘hola’; en el quechua te pones en el lugar del otro, en saber por su bienestar, por eso es: ‘allinllachu kachkanki?’, que es ‘¿estás bien nomás?’; o ‘imaynallam kachkanki?’, que es ‘¿cómo estás?’; o ‘imaynallam tarikunki?’, que es ‘¿cómo te encuentras?’.
-Claro, por eso se dice que el quechua es dulce.
Pero como le digo, para mí no es tanto así, sino que es una lengua igual de importante como el inglés. No hay que decir que es “la lengua ancestral de nuestros antepasados”, porque la gente piensa que va a aprender quechua solo para ir de turismo y para hablar con los quechuahablantes de la zona. Ese no es el objetivo de que una persona pueda llegar a aprender; va más allá. ¿Por qué no involucrar al quechua en los ámbitos actuales? Por ejemplo, hacer investigaciones en quechua, involucrarlo en el ámbito académico, en los ámbitos culturales. Aprenderlo para que las personas puedan aplicarlo en el ámbito laboral. Así se recupera nuestra lengua, la cual ya está en extinción al igual que otras lenguas originarias. Si desaparece una lengua, desaparece la identidad de ese grupo.
-¿Por qué está en extinción?
Cuando empezaron a abrir colegios en las zonas rurales, los profesores que iban a enseñar no sabían hablar quechua. Enseñaban en español. Otra razón por la cual el quechua ya no se habla como antes es debido a la discriminación. Tuve varias estudiantes que me decían que sus papás o sus abuelos no querían que ellos hablaran quechua en sus colegios o en la calle; tenían miedo que al hablar les salieran los motes o que fueran discriminados. Los padres o abuelos ya habían sufrido este tipo de discriminación y no querían que pase lo mismo con sus hijos. Otra razón importante es debido a la migración por la violencia política entre 1980 y 2000. Y quienes permanecieron en la sierra, sus hijos tuvieron que salir hacia otros lugares a estudiar, a las ciudades, donde básicamente se habla el castellano.
-Sin embargo, ¿no crees que el panorama está cambiando?
Sí, claro. Ahora una persona puede decir que sabe hablar quechua y las reacciones son diferentes; te dicen: ‘¿cuándo me enseñas?’. Pero si decías eso antes, te decían: ‘de qué cerro habrá bajado’ (risas).
-¿Por qué elegiste estudiar Ciencia Política?
Siempre tuve la idea de trabajar con las comunidades rurales.
-¿Quieres entrar en la actividad política?
No tanto (ríe). Mi familia sí quiere que me meta en política.
-Porque vemos tantos políticos que no están preparados.
Se aprovechan del populismo. Hay varios candidatos que cuando hacen sus campañas, van a las zonas rurales y hablan en quechua; y cuando ganan, atienden a los quechuahablantes en español.
-¿Qué deberían hacer los políticos por el quechua?
Ponerlo como una prioridad desde los colegios. Además, si la persona acude a un lugar de atención pública, pueda ser atendida en su lengua. Que los estudiantes de salud que van a las zonas rurales reciban algún tipo de enseñanza en quechua para que puedan atender con preguntas básicas como ‘¿dónde te duele?’.
-Hoy que vivimos una pandemia, ¿cómo se puede decir en quechua que esto va a pasar, que vamos a estar bien?
Chaymantaqa lluqsisunmi, que es saldremos de esta; o llallisunmi chay unquytaqa, que es superaremos esta enfermedad.
AUTOFICHA:
- “Soy Yaritza Lagos León. Tengo 23 años. Nací en Cusco, pero a los pocos días me llevaron a Abancay. Estudié Ciencia Política, una parte en Abancay y otra en Lima, en San Marcos. Mi compromiso ahora es seguir difundiendo el quechua personalmente o con la municipalidad”.
- “En Abancay los casos de COVID-19 están aumentando, también las muertes, pero en general las personas acá respetan el distanciamiento. La mayoría tiene conciencia de guardar distancia y sabe que estamos en un estado de emergencia sanitaria”.
- “Mi abuelita se sorprendió de que haya gente que quiera aprender quechua. Me pregunta: “para qué quieren aprender quechua” (ríe). En las clases que doy también les pido ayuda a mi mamá y a mis abuelos, sobre todo para los ejemplos. Hemos tenido estudiantes de Estados Unidos, Brasil, Suecia, Chile”.
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