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El ‘culebrón’ que arrasa en el rating
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“Si una de las condiciones de la Vallejo es ‘te doy las facilidades, siempre y cuando no juegues en otro club peruano’, ¿aceptaría Paolo Guerrero?”, pregunta un periodista a Julio García, el abogado del delantero, que hoy sufre más con la posibilidad de que el club que le abrió las puertas cuando pocos lo querían no le resuelva el contrato antes del 26 de febrero. “No puede aceptarlo porque puede ser la última opción que tenga”, responde el letrado en el programa Mano a Mano, casi mostrando las cartas abiertas que muchos ya habían advertido.
Horas antes, en otra de las tantas entrevistas que concedió en las últimas horas en la televisión, un desesperado Guerrero buscaba enfrentar a Richard Acuña, el presidente del club César Vallejo de Trujillo, con esa gran parte del país que lo sigue viendo como un ídolo. “Si esos tipos no firman la rescisión (antes del 26) voy a poner fin a mi carrera”, advirtió Paolo, bajando el nivel de la conversación y poniendo plazos inmediatos.
Víctima de la amenaza del hampa, el ‘Depredador’, nuestro goleador histórico, el hombre que con sus goles nos devolvió a un mundial después de 36 años, intenta victimizarse también ante el país entero, culpando a la UCV de su triste situación, pretendiendo enfrentar al club con esa patria agradecida.
La pantalla televisiva ha sido suya por dos días consecutivos, ha elevado el rating de los noticieros y programas periodísticos menos vistos de Chollywood y ha optado por conceder las entrevistas que sean necesarias a quienes menos entienden de la parte deportiva y no a la prensa especializada; al inicio para hacer público su drama familiar, la condenable extorsión contra su madre y su familia que viven en Lima, la peligrosa capital de este país desangrada hace mucho por la criminalidad, tema que pronto dejaría de lado para concentrar su problema en otro drama personal: la resolución de su contrato con el club poeta.
EL OTRO PARTIDO
La de Paolo es la telenovela del momento que arrasa en sintonía. El partido está complicado para el futbolista, al que su impulso lo empieza a vencer otra vez. Richard, el hijo de César Acuña y presidente del club, ha dicho que no permitirán por nada del mundo que Guerrero no respete las instancias institucionales de la UCV. “Si Guerrero realmente busca otra oportunidad en otro club, lo más maduro es entrar a negociación. Nadie lo obligó a firmar por el club”, dice el directivo, tranquilo, pisando pelota, haciendo tiempo en un partido caliente. Y tratando de devolver el vuelto cuestiona la serie de versiones dadas por Paolo en los últimos días.
“Es el tercer discurso que tengo de Paolo Guerrero, primero el tema familiar, el tema de la inseguridad y ahora el cierre de pases en el Perú el 26 de febrero. Yo estoy esperando un poco más de claridad de este señor y espero que se preocupe por ser un poco más transparente”, dijo, como si se tratara de un desconocido y dando por terminada la confianza con el futbolista.
Su padre, el gobernador de la región a la que ahora el goleador rechaza ir por inseguro y violento, también perdió la diplomática actitud de días atrás. “Espero que a futuro no me equivoque, de repente está tomando como pretexto estas llamadas para no venir a Trujillo, y ya tiene mejores ofertas. Sería lamentable que se disuelva el contrato y aparezca en Alianza Lima o Colo Colo. La verdad no sería algo serio”.
Los Acuña se las huelen. El club trujillano ya recibió ayer la carta de renuncia del futbolista. El presidente de la institución ha marcado su territorio y recordó que tienen tres días para responder si aceptan o no la renuncia. “Nosotros como club no vamos a obligar absolutamente a nadie a que sea parte de la Vallejo, pero yo sí creo que la postura institucional debe estar sobre la postura deportiva”, indicó Richard Acuña. Mientras, Paolo busca más televisoras y conductores donde mostrar su desesperación sin cuestionamientos ni preguntas incómodas.
La UCV hará todo por demorar el juego. La pelota, por ahora, está en su cancha. El tiempo, en cambio, juega en contra de los intereses de Guerrero. Para el 26 faltan nueve días. Acuña señala que una situación así no se puede resolver de un momento a otro. Paolo ya puso plazos. Ninguno quiere perder. Este partido tiene para rato.
Lo cierto es que esta novela, esta telellorona, este culebrón de sabor nacional, nadie se la quiere perder. Paolo José y Richard Frank no pelean por el amor de una mujer. Hay otros amores en juego. Mientras, en Palacio, Dina Ercilia y Luis Alberto luchan por un amor no correspondido en las calles y celebran que por estos días poco se hable de sus nuevos ministros, pero sobre todo de aquellos que sí debieron irse.
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