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Carlos Alberto De Marta: El jugador sordomudo que fue expulsado por ¿insultar al árbitro?
Un error arbitral en 1972 provocó que Carlos Alberto de Marta fuera expulsado por insultar al árbitro del encuentro entre Huracán y Estudiantes de la Plata, pese a ser sordomudo.
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Suena ilógico de cierta manera, pero tienes que saber la historia completa para entender. Para ello nos tenemos que remontar al año 1972, en la cancha del club argentino Huracán, que recibía a Estudiantes de la Plata.
El equipo platense llegaba el 8 de noviembre al estadio Tomás Adolfo Ducó para un duelo más de la liga doméstica argentina de aquel lejano año. Esta era un época de grandeza del club Huracán, con figuras como Carlos Babington y Miguel Brindisi.
El Pincha caía por un 2-0 que buscaban revertir y tuvo una jugada que pudo haber ayudado a la tarea, pero terminó perjudicando su labor: un atacante del conjunto platense se acercó al área, un rival lo derribó y el árbitro Washington Mateo cobró penal.
Sin embargo, uno de sus asistentes lo llamó para hacerle saber que había visto la jugada con claridad y que la infracción había sido fuera del área. Por ello, el juez principal se rectificó y marcó tiro libre, causando protestas entre los jugadores de Estudiantes.
En medio de un tumulto generado por la decisión del juez, este sacó una tarjeta roja, a Carlos Alberto De Marta, y con la ventaja numérica, Huracán superó fácilmente a su rival con un contundente 5 - 1. ¿La justificación para la roja? De Marta lo había insultado, al menos eso explicó en su informe.
De Marta fue citado por el Tribunal de Disciplina para hacer su descargo, porque ante un improperio de la magnitud descrita por Mateo, correspondía una fuerte sanción. Pero ese insulto era absolutamente imposible por la discapacidad que padecía el futbolista.
Esto fue evidente cuando el jugador se presentó ante las autoridades disciplinarias y estos notaron que este no pudo haber insultado al árbitro, de hecho no podía decirle nada de nada, más aún lo que había expresado el juez en el informe.
El juez trató de justificarse alegando el griterío general y los compañeros de De Marta alegaron que ninguno le había dicho a Mateo lo que este creyó haber escuchado. Sin embargo la historia no queda aquí.
Sorpresivamente, el jugador fue sancionado de todas maneras, evidentemente no con muchas fechas, pues era claro que se trataba de un error, pero la tonta rigidez del reglamento, cualquier jugador que sea expulsado debe purgar al menos una fecha de suspensión.
Así pues, De Marte no pudo jugar el partido siguiente, lo que significó una de las suspensiones más ridículas de la historia del balompié mundial.
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