A veces, Europa no es tan distinta a Latinoamérica (para mal), como en la última fecha del fútbol italiano, cuando un técnico le pegó a su propio jugador tras ser expulsado por una insólita razón.
Corría el minuto 34 del partido entre el Triestina y el Giana Erminio por la fecha número 14 de la Serie C (tercera división) de Italia, donde un penal no cobrado a favor de los locales desencadenó una agresión.
El delantero Raimonds Krollis fue abrazado e impedido de atacar el balón o el espacio dentro del área rival sin que el árbitro se percatara; en la secuencia, con la pelota fuera, él se desquitó.
El letón, furioso por perder esa chance de gol, intentó darle un puñetazo por la espalda y en la nuca a quien tenía su marca y lo derribó; acto seguido, el árbitro recuperó la visión, levantó su tarjeta y lo expulsó.
El atacante no lo podía creer. En poco más de media hora, se dejó llevar por la ira y la frustración y dejó a su equipo con un hombre menos, lo que -a la postre- se traduciría en una derrota por 0-1.
Sin embargo, la noticia del partido no fue esa, sino que, cuando Raimonds Krollis estaba saliendo del campo cabizbajo, fue llamado por su entrenador, tomado por la camiseta, sacudido y arrojado como cualquiera.
Esta reacción rápidamente se hizo viral en todas las redes sociales y repercutió en la conferencia de prensa post pérdida. Ahí, el DT no se retractó; es más, se justificó y dijo que nunca más lo iba a hacer jugar.
"No toleraré -de ninguna forma- una falta de respeto hacia mí como técnico. Krollis, para mí, está acabado en el Triestina. (Cuando lo agredí), le dije lo mismo a la cara: 'Mientras yo esté, no volverás a jugar aquí'".
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