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Otto Vidal: "En la lucha aprendí a valorar mucho la lealtad"
“(Lo especial de la lucha es) el balance entre deporte, adrenalina, show y emociones. He visto reír y llorar. Cuando logras esas emociones, te enamoras de la lucha. Y siempre me gustó saber cómo funcionaban las cosas. En el colegio fui competitivo”, señala.
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Es Caoz en el ring y Otto Vidal fuera de él. Arriba es una figura de la lucha libre de entretenimiento y abajo es ingeniero de software. En ambos terrenos es un emprendedor, un luchador que trabaja cuerpo y mente. “El cerebro es un músculo, hay que tenerlo bien entrenado”, me dice a un lado del ring de Barranko Muay Thai. Tiene puestos camisa, zapatos y pantalón de vestir. Pero lleva la lucha en el corazón.
Sandokán fue una estrella del cachascán en los años 70 y 80. Pero también fue el primer entrenador de Otto, quien llegó para pasar sus vacaciones, pero subió al ring y nunca más bajó. Sandokán vio talento y se lo jaló para entrenar con su tropa de luchadores.
En el Callao fue su primera lucha, mientras empezaba la universidad. Sus padres no lo sabían. Pero no podía disimularlo en casa, porque después de cada entrenamiento le dolían hasta las pestañas. Se enteraron por un informe en una conocida revista limeña y luego lo confirmaron por un reportaje en un canal de televisión. El adolescente de 13 años que veía en la TV a los afamados Shawn Michael y The Undertaker, se convertía en Caoz, lo mejor de lo mejor.
¿Qué entrenas más: el cerebro o el físico?
Yo creo que somos un todo. Uno depende del otro. Somos un sistema. Hay que leer, ponerte retos, conversar, cuestionar, discutir, escuchar, aprender cosas nuevas, enseñar lo que sabes. Así se entrena el cerebro. También es básica la respiración, no exponer a lesiones al cuerpo, conocer la señal de alerta cuando estás mal de algo, ir al médico. Hay que empezar a cuidarnos: no comer muchos alimentos procesados, conservar las horas de sueño, saber descansar.
Yo creo que somos un todo. Uno depende del otro. Somos un sistema. Hay que leer, ponerte retos, conversar, cuestionar, discutir, escuchar, aprender cosas nuevas, enseñar lo que sabes. Así se entrena el cerebro. También es básica la respiración, no exponer a lesiones al cuerpo, conocer la señal de alerta cuando estás mal de algo, ir al médico. Hay que empezar a cuidarnos: no comer muchos alimentos procesados, conservar las horas de sueño, saber descansar.
¿Cómo te enamoraste de la lucha libre?
Exacto, es como un enamoramiento. Por muchos años estuve locamente enamorado de la lucha. Me entregué a ella y dejé de hacer muchas cosas. Ahora ya lo tomo con más calma.
Exacto, es como un enamoramiento. Por muchos años estuve locamente enamorado de la lucha. Me entregué a ella y dejé de hacer muchas cosas. Ahora ya lo tomo con más calma.
¿Qué tiene de especial la lucha?
El balance entre deporte, adrenalina, show y emociones. He visto reír y llorar a la gente. He visto gente enojada, que me miraba con los ojos rojos de la cólera. O he visto gente feliz. Y lo haces poniendo tu integridad en juego. Cuando logras esas emociones, finalmente te enamoras de la lucha.
El balance entre deporte, adrenalina, show y emociones. He visto reír y llorar a la gente. He visto gente enojada, que me miraba con los ojos rojos de la cólera. O he visto gente feliz. Y lo haces poniendo tu integridad en juego. Cuando logras esas emociones, finalmente te enamoras de la lucha.
¿Te consideras un deportista o un showman?
Las dos cosas. Hay que tener la preparación de un atleta de élite, pero contar con las cualidades de un showman.
Las dos cosas. Hay que tener la preparación de un atleta de élite, pero contar con las cualidades de un showman.
¿Y por qué elegiste ingeniería?
Siempre he sido curioso, siempre me gustó la tecnología y quería saber cómo funcionaban las cosas. De niño jugaba videojuegos y desarmaba el control para ver qué había adentro. Yo averiguaba cómo habían hecho el juego, quiénes lo habían hecho. En el colegio también era competitivo.
Siempre he sido curioso, siempre me gustó la tecnología y quería saber cómo funcionaban las cosas. De niño jugaba videojuegos y desarmaba el control para ver qué había adentro. Yo averiguaba cómo habían hecho el juego, quiénes lo habían hecho. En el colegio también era competitivo.
¿Ser luchador e ingeniero de software tienen algo en común?
Más que trabajos como ingeniero, soy un emprendedor. Estoy enamorado del emprendimiento. Hay lecciones de oro que he aprendido en la lucha libre y las uso todos los días en mis emprendimientos: creértela, porque nadie lo hará por ti; la aplicación de modales elementales que pueden hacer la diferencia, como saludar. Esto último lo aprendes a la mala en la lucha. Por ejemplo, llegas a un camerino internacional competitivo y no saludas; eso te va a costar, puede ser interpretado como una falta grave y de alguna manera harán que aprendas la lección. También importa dar las gracias. En la lucha hay respeto, hay mística. En la lucha aprendí a valorar mucho la lealtad. De repente, al inicio la juventud te hace creerte superior a todos y cuestionar todo, pero después de un tiempo te sientes agradecido con la gente que te ayudó.
Más que trabajos como ingeniero, soy un emprendedor. Estoy enamorado del emprendimiento. Hay lecciones de oro que he aprendido en la lucha libre y las uso todos los días en mis emprendimientos: creértela, porque nadie lo hará por ti; la aplicación de modales elementales que pueden hacer la diferencia, como saludar. Esto último lo aprendes a la mala en la lucha. Por ejemplo, llegas a un camerino internacional competitivo y no saludas; eso te va a costar, puede ser interpretado como una falta grave y de alguna manera harán que aprendas la lección. También importa dar las gracias. En la lucha hay respeto, hay mística. En la lucha aprendí a valorar mucho la lealtad. De repente, al inicio la juventud te hace creerte superior a todos y cuestionar todo, pero después de un tiempo te sientes agradecido con la gente que te ayudó.
La tecnología también transforma.
Exacto. Yo trabajo para ayudar a las compañías a adaptarse. En la era digital todo cambia demasiado rápido, si no te adaptas, no te vas a enganchar al tren. Hace cinco años el celular que tenías no hacía ni el 5% de cosas que puedes hacer con tu celular de hoy.
Exacto. Yo trabajo para ayudar a las compañías a adaptarse. En la era digital todo cambia demasiado rápido, si no te adaptas, no te vas a enganchar al tren. Hace cinco años el celular que tenías no hacía ni el 5% de cosas que puedes hacer con tu celular de hoy.
¿La tecnología puede transformar un país?
Así es. O puede quitarte competitividad si no te transformas. Muchos hablan de transformación digital, pero lo digital en sí mismo no es lo complicado, lo difícil es adaptarse. En la era digital, no cambiar te sale caro.
Así es. O puede quitarte competitividad si no te transformas. Muchos hablan de transformación digital, pero lo digital en sí mismo no es lo complicado, lo difícil es adaptarse. En la era digital, no cambiar te sale caro.
¿En el Perú nos estamos adaptando a la transformación digital o nos está costando?
Hay una buena ola, pero hay mucho por hacer. La tecnología nos ayuda en temas tan básicos como la comunicación. Por ejemplo, en empleos del Estado y del sector privado aún se cree en la jornada de trabajo sentado en tu escritorio. Eso ya fue. Ahora deberías poder elegir si trabajas en casa, en una cafetería, donde quieras o en la oficina. Siempre rindiendo cuentas, siempre bajo control y midiendo si se llega al objetivo, pero todas las compañías deberían estar preparadas para no estar amarradas al ambiente físico. Es más, el ambiente físico es súper caro. Pero también hay un tema cultural: no todos están listos para administrar esa libertad.
Hay una buena ola, pero hay mucho por hacer. La tecnología nos ayuda en temas tan básicos como la comunicación. Por ejemplo, en empleos del Estado y del sector privado aún se cree en la jornada de trabajo sentado en tu escritorio. Eso ya fue. Ahora deberías poder elegir si trabajas en casa, en una cafetería, donde quieras o en la oficina. Siempre rindiendo cuentas, siempre bajo control y midiendo si se llega al objetivo, pero todas las compañías deberían estar preparadas para no estar amarradas al ambiente físico. Es más, el ambiente físico es súper caro. Pero también hay un tema cultural: no todos están listos para administrar esa libertad.
Hoy qué es más seguro: ¿el ring de lucha o Internet?
El ring. En Internet estás expuesto, porque ni siquiera te tienen que hackear. Hay una cultura en la que tú mismo te sobreexpones, es el exhibicionismo digital. Todo el mundo pone su día a día, dónde viaja, si le ha ido bien, si tiene nuevo trabajo, nuevo carro, si va al baño, al banco, si sale de vacaciones y deja la casa sola.
El ring. En Internet estás expuesto, porque ni siquiera te tienen que hackear. Hay una cultura en la que tú mismo te sobreexpones, es el exhibicionismo digital. Todo el mundo pone su día a día, dónde viaja, si le ha ido bien, si tiene nuevo trabajo, nuevo carro, si va al baño, al banco, si sale de vacaciones y deja la casa sola.
¿Esta nueva pasión por el emprendimiento digital es una forma de irte retirando de la lucha?
No lo sé. Todavía soy muy joven para decir que me retiro de algo. El último año todas mis luchas han sido fuera de país. Ya es un hábito de vida entrenar todas las mañanas, me levanto a las 5:15 a.m. Nado en la noche. Trato de estar siempre preparado.
No lo sé. Todavía soy muy joven para decir que me retiro de algo. El último año todas mis luchas han sido fuera de país. Ya es un hábito de vida entrenar todas las mañanas, me levanto a las 5:15 a.m. Nado en la noche. Trato de estar siempre preparado.
Pero se extraña el ring.
Más que el ring, viene a ser la gente, que es la sustancia de la que te haces dependiente.
Más que el ring, viene a ser la gente, que es la sustancia de la que te haces dependiente.
AUTOFICHA:
- “Soy Otto Mario Vidal Martel, tengo 34 años. Nací en Lima. Estudié Ingeniería de Software. En lucha, mis entrenadores fueron Sandokán, Heavy Metal, Apocalipsis de Perú. Y mi mentor más reciente es Pablo Márquez, con quien estuve una temporada en Estados Unidos, que me sirvió para el ring y los negocios”.
- “En emprendimiento le agradezco a Julio César Acevedo, un panameño que es mi coach. Me ayudó con Lidera Digital, mi empresa de servicios de tecnología, como desarrollo de software. También me ayudó con Beauty Clinic, una clínica estética que emprendí con mi esposa”.
- “Además de los diplomados y maestrías, no aprendes en otro lado más que haciendo. Te puedes leer 500 libros de lucha libre, pero no es lo mismo que luchar una sola vez. En el emprendimiento es igual. Y cuando regrese al ring, lo haré distinto, no quiero volver a hacer lo mismo. Estoy seguro de que pasará”.
- “Soy Otto Mario Vidal Martel, tengo 34 años. Nací en Lima. Estudié Ingeniería de Software. En lucha, mis entrenadores fueron Sandokán, Heavy Metal, Apocalipsis de Perú. Y mi mentor más reciente es Pablo Márquez, con quien estuve una temporada en Estados Unidos, que me sirvió para el ring y los negocios”.
- “En emprendimiento le agradezco a Julio César Acevedo, un panameño que es mi coach. Me ayudó con Lidera Digital, mi empresa de servicios de tecnología, como desarrollo de software. También me ayudó con Beauty Clinic, una clínica estética que emprendí con mi esposa”.
- “Además de los diplomados y maestrías, no aprendes en otro lado más que haciendo. Te puedes leer 500 libros de lucha libre, pero no es lo mismo que luchar una sola vez. En el emprendimiento es igual. Y cuando regrese al ring, lo haré distinto, no quiero volver a hacer lo mismo. Estoy seguro de que pasará”.
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