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¿Refuerzos o contratos? Una diferencia que algunos clubes no entienden
El análisis de los fichajes de los principales equipos deja mucho que desear. Aquí un repaso de las ‘sonadas’ compras que corren el riesgo de convertirse en sonoros fiascos.
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Carlos Bernuycbernuy@peru21.com
No es lo mismo ni es igual. Muchas veces no es ayuda sino un problema. En algunas ocasiones es enemigo en casa y hasta causante de pérdida de puntos. Hablamos de las contrataciones. Normalmente, el mes de enero es sinónimo de salir a comprar (o prestar) para los clubes de fútbol profesionales. Si me falta un portero, requiero defensas o laterales, necesito volantes o pido a gritos delanteros. No importa la zona, importa renovar una plantilla (aunque en algunos clubes se debería fichar dirigentes).
Allí empieza el problema, porque muchas veces lo que se adquiere no va acorde con las necesidades. Contrataciones son todas. Refuerzos, pocos. Esos que marcan la diferencia, elevan el nivel del campeonato, generan que el público se acerque a los estadios. En el campeón Juan Aurich (que en 2011 sí contrató un refuerzo: el panameño Luis Tejada, goleador y figura con su selección) ahora se trajo al colombiano John Valencia, de regular rendimiento en su país, y se apostó por los laterales Jeickson Reyes y Manuel Ugaz (que juegan de cinco puntos para abajo). No se reforzó hasta ahora la zaga (se fue Balbuena) con un central de jerarquía y se confía en los gritos de guerra de Guadalupe como si esos valieran algo en la Libertadores.
Alianza Lima, otro que anda en Copa, es más de lo mismo. El defensa Ibáñez es conocido pero no tiene gran velocidad, y si se supone que jugará al lado de un nervioso Christian Ramos, se verá poca solvencia. Carmona no jugó casi en San Lorenzo. Albarracín destacó en Boys, así que se le da el beneficio de la duda. Pero aún no se contrata un delantero de buen nivel, y en la volante se volverá a apostar por la intermitencia de Montaño o los ya conocidos desbordes de Hurtado y Bazán. Pero lo que más debe preocupar a los hinchas es que el equipo no tiene un comando técnico de nivel para una Copa Libertadores. Si en el 2011 una parte de culpabilidad en perder el título fue tener a Miguel Ángel Arrué en la banca, ahora se insiste con el novato José Soto.
En Cristal se trajo a Roberto Mosquera y su mejor aporte fue convencer al mejor jugador peruano del torneo pasado, Irven Ávila, que ahora debe ratificar sus dotes de goleador en un equipo más grande. Ávila es refuerzo, pero Marcos Delgado, Juan Barros o Juan Carlos Mariño (que parece haber olvidado que era un buen prospecto) están algo lejos de serlo.
De Universitario es complicado hablar porque primero no se sabría a quien criticar por los que lleguen, si a Guinea o a Pacheco. Por ahora le quieren casi rogar que se quede a Galliquio (un central rústico) y a Antonio Gonzales. Sin dinero y sin orden, en Ate dicen que vendrán Miguel Ximénez y Ludueña, este último de buen paso por San Martín. El tema es que si vienen, se espera que a los dos meses no salgan a quejarse porque los sacan de sus departamentos por falta de pago.
San Martin es otro que ha bajado la calidad de sus fichajes. Si en algún momentos se trajeron a Chalá y al mismo Alemanno, hoy apuestan por Gustavo Rodas y Perea –que casi no jugaron en Ecuador– o por el rústico Cardoza, apuesta y exdirigido en León por el entrenador Navarro. Vallejo se ha llenado de jugadores casi echados por otros clubes o por veteranos (Solís, Alexander Sánchez, Galván) además de traer delanteros sin aporte de gol (Conde o Tomasevich). A veces, en vez de traer 15 futbolistas de regular para abajo, mejor es tomar cuatro relativamente buenos.
Muchos dirán que no hay plata para buenos fichajes, pero entonces hay que saber administrarla mejor. Quizás tener buenos dirigentes o gerentes deportivos que viajen a ver las divisiones menores de algún club uruguayo o argentino, y traerse a préstamo a jóvenes que quieran minutos y destacar. Y no, como en el caso de Sport Huancayo –que está en Copa Libertadores–, fichar a Sergio Ibarra que seguro perderá ante la joven defensa de Arsenal de Sarandí.
Al hincha le importa poco que un jugador sea amigo de un técnico, o que el técnico recomiende a sus 'paisanos'. Al hincha le importa que el club destaque con buenos jugadores. Que se refuerce con fichajes y no con contrataciones. Porque sabe que esas palabras no son iguales, ni menos lo mismo.
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