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Casi el 60% de los emprendimientos de economía colaborativa en la región operan en Perú
Junto con Brasil, Argentina y México, el mercado local es el principal productor de este tipo de negocios, que lo que buscan es compartir activos subutilizados, señala Paul Zanabria, profesor de la Universidad del Pacífico.
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Uno de los modelos de negocio que, sin duda, viene ganando más adeptos y territorio en el mercado peruano es la economía colaborativa. Este sistema -que se basa en compartir activos subutilizados para mejorar eficiencias, sostenibilidad, sociedad marginal, en beneficio de una comunidad o nicho de mercado- hoy es posible gracias al internet y al desarrollo de nuevas tecnologías, dice Paul Zanabria, profesor de la Universidad del Pacífico.
Un ejemplo clásico de marcas reconocidas es Airbnb y Uber y, sin ir tan lejos, SnGo, una app peruana dirigida a los dentistas que busca dinamizar el mercado y facilitar el servicio odontológico, entre muchos otros, basados en la posibilidad que ofrece la tecnología de conectar a la gente con diversas necesidades.
Pero ¿qué tan importante es este modelo de consumo alternativo y qué oportunidades tiene? Según el BID en 2025 este llegaría a mover cerca de US$ 335.000 millones en todo el mundo, de los cuales Latinoamérica canalizaría el 40%, es decir, US$ 134.000, señala.
“No hay datos exactos, estos son básicamente estimaciones. Lo cierto, es que este ha crecido mucho en los últimos años, porque la misma necesidad promueve que la gente sea creativa”, dice.
Destaca, además, que los principales ofertantes o productores de este tipo de emprendimientos son Brasil, México, Argentina y Perú. Estos países llegan a concentrar el 70% de los desarrollos de economía colaborativa en la región. Incluso, asegura que, del total de emprendimientos que han visto la luz en Latinoamérica casi el 60% opera en el mercado local.
“Esto se debe, probablemente, a que la estructura de la economía lo facilita y también por la gran informalidad”, considera.
SECTORES
Zanabria precisa que los principales rubros donde se ven mayores casos de sharing economy es en servicios, transporte y espacios físicos como coworking, entre los principales.
Y estos emprendimientos, indica, son como una cadena virtuosa, ya que jalan a otros negocios a su paso, por ejemplo, las pasarelas de pago. “Esto genera un impacto positivo en la sociedad, porque la mayoría de estos emprendimientos (casi el 60%) tiene entre 1 y 10 personas trabajando, o sea no solo limpia la economía de activos subutilizados, también genera trabajo”, acota.
No obstante, así como tiene muchos aspectos positivos, estos emprendimientos también enfrentan problemas, señala. “Al ser negocios nuevos el desconocimiento es grande y los emprendedores se ven obligados a emprender sobre la marcha. Cuando un negocio empieza de cero es más difícil arrancar porque al principio tiene que generar confianza, a diferencia de emprendimientos que son copias”, explica.
Otra traba importante es la falta de financiamiento, ya que este lamentablemente es muy restringido y limita estos desarrollos y los frustra. “El Estado trata de ayudar, hay fondos especiales para ello, pero resultan insuficientes”, asevera el también fundador de SnGo.
Y finalmente, acota, que los temas legales también son barreras que frenan la expansión hacia otros mercados, en el caso que el desarrollo sea local.
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