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Cirilo Laime: “Tener una empresa solo es voluntad y perseverancia”
Padeció el terrorismo en Satipo. No halló un futuro en Lima. Hoy produce helados artesanales en Tingo María. Esta es la historia de Cirilo Laime.
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Aquel día caminaba por el Centro de Lima. Tenía 26 años y había llegado a la capital para buscar un futuro. Trabajaba en lo que podía. Aquel día buscaba un libro para saber cómo otras personas habían logrado el éxito, habían abrazado los sueños. En su camino encontró una feria callejera de libros. Entre otras historias, lo cautivó la de Kim Woo-Choong, fundador de la transnacional Daewoo, una historia que floreció en medio de la guerra.
Cirilo Laime y su familia sufrieron los estragos del terrorismo en Satipo, en el campo. Primero migró a la ciudad, luego a Lima y, finalmente, a Tingo María, donde casi a los 30 años ingresó a la universidad para estudiar Ingeniería en Industrias Alimentarias, gracias a Beca 18 del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación. Estima que en marzo culminará sus estudios, pero no se sienta a esperar. Dirige Friolay, su empresa de helados artesanales, que él mismo prepara a base de frutas como el aguaje, el camu camu o la cocona.
¿Qué más encontró en aquel libro, aquel día? Una frase que aún recuerda. “Iba a la universidad y no llevaba ni un céntimo en mi bolsillo, pero llevaba un montón de sueños”, leyó en sus páginas. “Me gustaron esas palabras”, me dice por teléfono desde Tingo María y Cirilo ríe tímidamente casi con la emoción de un niño.
-Pero comenzó el negocio de helados y a los pocos meses llegó la pandemia.
Sí, pero durante la pandemia empecé a hacer delivery, aunque las ventas bajaron enormemente.
-Una de las bondades de su negocio es que sirve los helados en un material hecho con hojas de plátano.
Sí, son productos biodegradables. Lo que hago es reducir el uso de plástico o de tecnopor. Uso la hoja de plátano, el bijao y la hoja blanca; esta última es la que más uso porque no tiene olor desagradable. El bijao tiene que pasar por un proceso de cocción para eliminar algunos tóxicos.
-¿Cómo así nació la idea de vender helados?
Estudiando en la universidad quería generar mis propios ingresos, salir a ferias, como las que hay aquí en Tingo María, que es una ciudad turística. Crear una empresa en base a un estudio de mercado: qué rinde más en Tingo María. Hice una encuesta y había demanda de helados. Por ejemplo, en las ferias el que más vende soy yo (ríe). Uso la pulpa de la misma fruta y el público se da cuenta.
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-¿Qué tienen de especial los frutos de la selva?
El camu camu tiene vitamina C en alto grado. El aguaje, la cocona son productos de alto valor nutricional, por eso los empleo.
-¿Por qué migró a Tingo María?
Hace unos 30 años, en el VRAEM el tiempo de la violencia política nos afectó bastante. Mis padres tenían bastantes hectáreas de café y cacao y nos afectó la violencia, que nos llevó a la ciudad.
-¿Cómo los afectó, qué pasó?
De niño miraba que no era factible vivir así, con temor. Dinamitaban puentes, encontrabas muertos en la carretera. Mis padres se afectaron económicamente y psicológicamente. Mi meta era salir a la ciudad para emprender mi empresa. Desde muy niño pensé así. Por ejemplo, teníamos plátano, pero yo pensaba hacer con eso harina, derivados, de igual manera con la naranja, la yuca, el café. Yo quería transformar lo que cultivaban mis padres, porque veía que ellos salían a la ciudad a vender su platanito y les pagaban una migaja. Mi idea era hacer de ese producto algo que valga tres o cuatro veces más para aumentar la rentabilidad de mi familia. Por eso mi idea era salir y estudiar una carrera.
-¿Qué hizo cuando salió del colegio?
Quería estudiar en la Universidad Nacional Agraria La Molina, pero no tenía dinero para mantener esa idea. Trabajaba para pagar el cuarto y la pensión. Pasaron cuatro años y no hacía capital. Así el 2016 decidí estudiar, me presenté a Pronabec y yo tenía el certificado de acreditación de violencia política. Y elegí la Universidad Nacional Agraria de la Selva, que estaba más ligada a los productos amazónicos.
-Ingresó a la universidad, más o menos, a los 29 años. ¿La edad no lo hizo dudar?
No, no, no... La edad no influye.
-Si ya trabajaba en Lima, ¿por qué quería estudiar?
Mi meta era estudiar. Y ya estando en la universidad te inculcaban solamente para ser empleado: terminar tu carrera, ponerte tu corbata e ir a tocar las puertas de una empresa. Pero para mí no era así. Yo siempre he pensado que uno mismo debe crear su propio trabajo. Uno debe salir de la universidad con su plan de negocios.
-¿Pero quién le inculca ese pensamiento? Entiendo que usted es el único de la familia que estudió en la universidad y tiene su negocio propio.
Yo pensaba diferente de mis hermanos. Me he desconectado de ellos desde hace unos 15 años. Mis padres tampoco pensaban como yo. Capaz mi idea viene desde cuando leí la historia de Kim Woo-Choong, el dueño de Daewoo; aprendí que no hay dinero en la mano, pero sí hay dinero en la mente.
-Usted es millonario de ideas.
Tengo un montón de cosas que debo hacer.
-¿Qué tiene en mente hoy?
Si hay empresas interesadas en mi emprendimiento, que me financien; tengo para proyectar la heladería en varias ciudades. Por ejemplo, tener carritos heladeros en muchas playas de Lima, con productos que no se ven ahora. Normalmente, hay D’Onofrio, Ártica; hay agua, saborizantes y exceso de azúcar.
-Y usted tiene un producto con frutas amazónicas.
Quiero vender helados que no afecten a la salud. Estoy logrando parte de mi sueño, pero puedo alcanzar más. Me llama la atención cómo otras personas han alcanzado sus sueños, como Peter Drucker o los Añaños. Muchos creen que tener una empresa es tener plata, solo es voluntad y perseverancia, el problema no es dinero. Empezar hasta terminar.
AUTOFICHA:
- “Soy Cirilo Laime Matamoros. Nací en el distrito de Pangoa, provincia de Satipo. Desde niño, en el colegio, siempre me gustó estar entre los mejores, siempre me ha gustado impactar. También destacaba en deportes, pero me gustaba hacer emprendimientos”.
- “En una feria de ciencia y tecnología en la época del colegio hice fideos de yuca. Mis padres se han dedicado sobre todo a la agricultura, cultivaban principalmente café y cacao. Gracias al programa Beca 18 tuve la oportunidad de estar en una universidad”.
- “Acabo mi carrera y quiero seguir estudios en marketing y negocios. Por ejemplo, llevar una maestría en ESAN, donde dicen que están los mejores, de donde han salido los mejores empresarios en el Perú. Para contactarme pueden entrar a helados artesanales Friolay en Facebook”.
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