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Elvert Castillo Ávila: “Si no se le pone punche al agro, todos sufriremos”
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En Tumbes, su papá sembraba tabaco, allá por los años 60. Elvert todavía era un niño, pero visitaba la chacra y jugaba ahí. Después, cuando fue adolescente, empezó a trabajar como jornalero en el campo. Le tocaba ir con su machete o palana para deshacerse de la maleza, ayudar con el riego por inundación, cargar al hombro los costales de productos.
Pero ese trabajo desapareció para Elvert en 1982, cuando el norte del Perú sufrió las lluvias del fenómeno de El Niño. Las fuertes precipitaciones arrasaron con todos los sembríos de la zona y Elvert optó por presentarse a servir al Ejército, al igual que sus hermanos y muchos de sus amigos. Después de un año y medio regresó a su casa y ya no quería seguir siendo un jornalero, sino trabajar sus propias tierras.
Ocupó un terreno que estaba lejos del río y solo se regaba cuando llovía. Por eso sembraba de acuerdo al tiempo y productos que necesitaran poca agua. Mientras tanto, los siete hermanos de Elvert se fueron de su pueblo hacia la frontera con Ecuador para trabajar como comerciantes. Años después, Elvert tuvo que soportar otra crisis: las lluvias del 98. Una vez más, la naturaleza se llevó sus sembríos. Pero él es un hombre de buen humor, perseverante y trabajador. Se organizó con sus vecinos para gestionar que el Gobierno Regional construyera un pozo para regar la zona agrícola del caserío La Totora y después de eso, poco a poco, recuperó lo que había perdido y la zona que estaba casi desierta ahora está totalmente verde.
En 2019 fue reconocido por los premios Summum como mejor productor por la calidad de sus limones y el Ministerio de Agricultura también le dio la medalla de plata por su trabajo. Este año, a Elvert, como a muchos agricultores de todo el país, le ha tocado vivir la crisis originada por el coronavirus, pero el tumbesino cree que si el Estado los apoya, podrán salir adelante todos juntos.
¿Cómo superó la crisis ocasionada por el fenómeno de El Niño?
Fue una etapa bien triste. Era de irse y no regresar, pero en ningún lado había trabajo. Tuvimos que meterle fuerte a la chacra. Supimos sobreponernos y salimos de abajo. Y no es que ahora en mi pueblo seamos ricos, pero estamos mejor que antes. Ahora el problema es la comercialización de los productos. Si hubiera una mejor organización de los comercializadores, otra sería la historia de Tumbes.
¿Nunca pensó en abandonar su chacra?
No, nosotros somos ocho hermanos y todos emigraron a otro sitio. Solo me quedé yo y seguí trabajando en el campo. ¿Adónde me iba a ir? ¿De qué iba a trabajar? Ellos se pusieron de comerciantes y les iba muy bien en la frontera, me decían que fuera porque allá la cosa estaba más fácil, pero yo quise quedarme. La agricultura me ha permitido sostenerme. Antes era muy sacrificada, pero ahora las cosas han cambiado.
¿Sus hermanos volvieron?
Sí, todos regresaron y ahora estamos trabajando juntos en la chacra.
¿Cómo ha afectado la pandemia a la agricultura en su zona?
La situación está bien difícil. La mayoría de nuestra producción se ha perdido por problemas con la comercialización y ahora solo dependemos de los mercados de Lima. Cuando no había pandemia, nosotros también vendíamos a Ecuador, pero, como se ha cerrado la frontera, ya no podemos.
¿Ha disminuido la demanda en el país?
Sí, como han cerrado los restaurantes, las picanterías, varios negocios, entonces las ventas han bajado. En el caso del limón, es para consumo de los hogares, pero mayoritariamente es para restaurantes.
¿El cierre de fronteras con Ecuador en qué otros aspectos les ha afectado?
Para comprar un pesticida, un herbicida o un insecticida, tenemos que ir a Ecuador porque en Tumbes no hay dónde comprar. Acá ni siquiera se puede encontrar una funda que se utiliza para proteger los plátanos y que no se malogren.
¿Compran en Ecuador porque es mucho más cerca que Lima?
Lógico. Estamos a media hora de Santa Rosa (Ecuador), donde podemos encontrar tubos, llaves y otros productos, en lugar de viajar más de 20 horas en bus hasta Lima. En Huaquillas, que está en la misma frontera con Ecuador encontramos bastante material de construcción, pero en Tumbes no hay. Ecuador también compra varios productos que vendemos aquí, pero sobre todo del agro y ganadería.
¿A cuánto ha bajado el precio de su producto?
Una malla de limón que pesa 43 o 44 kilos la estamos vendiendo entre S/25 y S/30. Antes estaba de S/50 para arriba. Y ahora por lo menos estamos vendiendo todos los días. Anteriormente, una ordenanza municipal solo permitía vender dos veces por semana. En ese mes se perdió cantidad de cosecha. Queríamos venderles a los comerciantes que venían con sus carros, ofrecíamos unas 20 mallas, pero solo nos aceptaban 10 porque decían que ya tenían bastante almacenado. Dicen que las ventas han bajado bastante en los mercados de Lima.
¿Qué se necesita para que la agricultura supere esta crisis por el coronavirus?
El agricultor va a superarse, eso definitivamente. Pero necesitamos el apoyo del Estado. Somos una actividad esencial. Todo, todo lo que se sirve en la mesa es con base en la agricultura; sin el agro la gente no moriría por el virus, sino de hambre. Todos los alimentos se producen por la mano del hombre y la tierra. Si no se le pone punche a la agricultura, todos vamos a sufrir.
¿Hay contagiados entre sus vecinos?
En mi pueblo todavía no hay muchos. En la provincia de Zarumilla sí hay gente que se está muriendo. Pero nosotros seguimos trabajando, esto tiene que pasar en algún momento. Hay que cuidarnos y ojalá Dios quiera que pronto aparezca la vacuna.
AUTOFICHA
- “Elvert Castillo Ávila, nací un 17 de diciembre en Tumbes, en la provincia de Zarumilla, distrito de Matapalo, caserío La Totora. He cosechado maíz, limón, toronja. He sido presidente de la Comisión de Regantes, miembro de la Junta de Usuarios del río Tumbes”.
- “En mi pueblo dicen que el que ahorita entra al hospital enfermo ya no sale vivo. Tumbes no tiene los equipos para atender a todos los enfermos. Hay pocos médicos y se siente mucho temor. No hay medicina, faltan camillas, está bien difícil la situación”.
- “Si yo te hago dos cebiches y le ponemos a uno limón de Tumbes y al otro un limón de otro lugar, vas a ver cuál es el mejor. Nuestro limón es el mejor del país. Aquí viene bastante abeja del campo y poliniza las flores, es más natural. Usamos químicos para evitar plagas y para ayudar a florecer la planta”.
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