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Luis Barsallo, el ángel del oxígeno: “Quienes suben sus precios no sé cómo pueden dormir”
A Luis Barsallo lo llaman el ángel del oxígeno porque, pese a la alta demanda, no subió sus precios en medio de la pandemia.
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A las 5 de la mañana despierta. Llama a la planta y pregunta si ya están los cilindros llenos. No debe faltar oxígeno. Llega a las 6:30, mientras sortea la cola de unas 70 personas, que incluso duermen en el lugar en busca de oxígeno para pacientes con COVID-19. Antes de las 8 de la mañana, empieza a atender. Así es de lunes a sábado, hasta que el toque de queda avisa que hay que cerrar.
A su padre le decían ‘Ángel’. “Tenía camiones y viajaba. Era buena persona. Llegaba con frutas y repartía a la gente”, evoca. “Tu papá ha sido una linda persona” son las referencias de un amigo. “Tu papá ya quería regalarlo todo y no traía nada a la casa”, recuerda entre risas sobre las palabras de su madre. El técnico enfermero (r) de la Marina no solo heredó la bondad del padre, sino también el apelativo. Es el ángel del oxígeno, porque cuando unos vendían el m3 hasta en 100 soles, él lo hace a 15 soles, pese a la alta demanda por la crisis sanitaria.
En esta pandemia no solo nos ahoga la enfermedad, sino también el egoísmo, la avaricia, la irresponsabilidad, la corrupción. Pero historias ejemplares como la de Luis Barsallo nos dan oxígeno para respirar mejor.
-Usted debe ser testigo de muchas historias. ¿Qué le ha tocado ver?
Hace unos días conocí el caso de una señora que había comprado un cilindro por cinco mil soles y estaba inoperativo, no podía ser llenado. Pucha, qué triste, la señora se puso a llorar. “Me han estafado”, me dijo. Es que la gente con la desesperación compra lo que hay. Es algo indignante. Encima, caro.
-¿Cuánto tendría que haberle costado ese cilindro?
No pasa de 800 soles. Es una cosa tremenda. Causa indignación por decir algo civilizado.
-¿Ha tratado de reflexionar sobre por qué hay personas así?
Es gente que no tiene corazón. Es una estafa tremenda, jugándose con la vida de un ser humano y al quíntuple de su precio. A veces uno trata de ponerse grasa para que te resbale todo, pero no se puede. Esas cosas te marcan. ¿En qué mundo estamos? ¿Qué clase de personas hay en este mundo? Es algo que, de verdad, no entra en mi cabeza. Pero sucede y lo veo. Y ojo, ese es un caso, pero es un común denominador esa estafa con los cilindros.
-¿Cómo estar prevenidos?
Hay que comprar en un sitio de confianza. Para poder ser llenado debe tener una prueba hidrostática vigente, que se hace cada cinco años. Pasado ese lapso, debe pasar otra prueba hidrostática. La fecha está grabada a bajo relieve en el cilindro.
-Pero también ha conocido historias con final feliz, ¿no?
¡Sí! Mucha gente regresa y me agradece. “Llegamos con las justas para mi abuelito”, me dicen. Mientras podamos apoyar, nosotros encantados, es nuestro trabajo. Eso me alegra bastante. Pero como siempre digo, no somos algo extraordinario; es lo correcto y lo justo.
-Si hubiera subido su precio 10 o 15 soles más, tal vez nadie hubiera dicho nada y usted habría ganado más. ¿Por qué se mantuvo en su ley?
Distribuidora Criogas Comercial es una empresa familiar. Cuando conversaba con mis sobrinos, que son los gerentes generales, ellos me decían: “Tío, están que lo venden a 40, 50 soles”. Qué desgraciados, qué miserables. ¿Cómo lo van a vender a ese precio? El oxígeno es sinónimo de vida. No estaba en nuestro corazón hacer eso. Y fue una decisión de todos. ¿Cómo vas a lucrar así con la salud, con la vida? No había motivo para subir el precio. Claro, salvo que quien me provea a mí suba sus precios.
-¿Y qué piensa de quienes sí suben la tarifa?
Bueno, hermano, ¿qué te digo? No sé cómo pueden dormir. No entiendo, no entra en mi cabeza. No diré ningún adjetivo porque cada ser humano es responsable de sus actos. Eso no solo pasa en el oxígeno, sino en otros rubros relacionados a la pandemia.
-¿Ese pensamiento viene de la casa o de su formación como técnico enfermero en la Marina de Guerra?
Los valores siempre vienen de casa, que obviamente estando en la Marina reforcé. En la Marina tenemos como faro y guía a Miguel Grau, y una de las cosas que me impactó fue la carta que le escribió a la esposa de Pratt. Algo muy lindo de su parte. Además, toda institución armada se basa en el orden y en la disciplina. El que sabe recibir una orden también sabe mandar. La vida militar se basa en la obediencia a todo, es una revolución en el ser humano. Por eso, cuando uno entra a la escuela, es la etapa de adoctrinamiento. Cuando nos graduamos, juramos dar nuestra vida por la patria.
-¿No quiso ser médico?
¡Sí! Yo quise ser médico. Pero mi mamá siempre quiso que yo sea marino.
-¿Por qué no pudo ser médico?
Circunstancias. Terminé mi secundaria en Chiclayo, en el año 78. Y estando en la Marina, elegí la parte de salud. Entré en la Marina en 1980, cuando empezó el terrorismo. Hasta la captura de Abimael estuve en actividad.
-Entonces, le ha tocado ir al frente durante el terrorismo.
He ido a Ayacucho. También he puesto un granito de arena para la pacificación nacional. Muchos compañeros no regresaron. Felizmente, a mí nunca me hirieron, pero mi familia sufría cada vez que me iba para allá. Estábamos yendo a una guerra, donde el enemigo podía estar a tu costado y no sabías.
-¿Esta pandemia es como una guerra?
De hecho que sí. Estamos batallando contra el COVID-19.
-¿El enemigo es solo el virus?
Desgraciadamente, está la gente inescrupulosa que se aprovecha de la gente desesperada por salvar a un familiar. Hay que luchar también contra ellos.
-¿Quién ganará esta batalla?
Dios quiera que haya más ángeles que gente mala, solo así podremos vencer.
AUTOFICHA:
- “Soy Luis Alberto Barsallo Montalvo. Tengo 57 años de edad. Por cuestiones del destino, nací en Cajamarca, pero yo me considero netamente chiclayano, porque toda mi familia es chiclayana. Fuimos ocho hermanos, ahora somos cinco; yo soy el último de todos”.
- “Tengo una bonita hija y estoy divorciado. Después del colegio, me quedé un año ayudando a mi padre, quien era transportista. Pero cuando me di cuenta, ya estaba en la escuela de la Marina. Yo estoy muy agradecido a la Marina, me ha dado mucho, viajé bastante”.
- “Criogas está en el cruce de la Av. Alfredo Palacios con Jr. Supe, a 100 metros del óvalo Centenario, Callao. De lunes a sábado, de 8 a.m. a 6 p.m. Tenemos una alianza con dos empresas: Faucett 1073, Callao, y Av. Defensores de Lima 603, San Juan de Miraflores. Surtimos con la condición de que vendan a S/15”.
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