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¿Más recaudación? ¿O pura ilusión?
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Por Asociación de Contribuyentes
La Sunat planea finalizar este año con una recaudación de 154 mil millones de soles, cifra que significaría un aumento de 10.2% respecto al año pasado y casi 40% más comparado a los niveles previos a la pandemia. La meta fue anunciada por Luis Vera Castillo, superintendente de la Sunat, debido a que la recaudación en lo que va del año ya se ubica casi 20% por encima respecto al mismo periodo del 2021.
Pero este supuesto ‘triunfo’ del ente recaudador es una ilusión. “La mayor recaudación es en realidad fruto, en buena parte, de la alta inflación que viene padeciendo nuestro país este último año. Si es que vemos el valor recaudado ajustado por inflación, los S/154 mil millones no significan un verdadero crecimiento (0.01% vs. 2021)”, explica Raul Labarthe, investigador de la Asociación de Contribuyentes.
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Además, esta mayor recaudación proviene del IGV, un impuesto que recauda tanto a formales como a informales y no porque haya más formalidad.
El fin del confinamiento social aumentó la demanda interna, y los tributos a la producción y al consumo ascendieron a S/ 64 mil millones (42% de la recaudación), donde el IGV representa el 90% de ese monto. En contraste, el impuesto a la renta, que paga el sector formal, alcanzará los S/52 mil millones (33% del total).
También los elevados precios internacionales de los metales, sobre todo del cobre en los primeros cuatro meses del año, explican en buena medida este aumento de la recaudación. La minería es responsable de casi el 60% de las exportaciones peruanas, del 10% del PBI y de alrededor del 20% de la recaudación tributaria.
A la ilusión recaudatoria en 2022 se le suma la caída en la inversión privada, una menor actividad económica para este y el próximo año, y una caída de la producción y de los precios de los metales, menor producción agrícola, así como miles de obras de infraestructura paralizadas. Todo ello conllevará a menores ingresos fiscales para el 2023, pese a los planes del gobierno de aumentar el gasto público.
Encima, los cuatro motores de la economía —consumo, inversión privada, exportaciones y gasto público— están sin combustible.
Además, la sobrerregulación laboral (tercerización y sindicatos), los conflictos sociales (113 activos), entre otros, dan un mensaje muy claro a los inversionistas: no elegir al Perú como destino.
Por si fuera poco, la corrupción se llevó 24 mil millones de soles, casi un tercio de la recaudación prometida por la Sunat. Cada año las ineficiencias le cuestan al país 2.5% del PBI, según el BIF; y se pierde el 40% de los beneficios sobre la inversión pública.
De hecho, la Contraloría reveló que hay más de 2 mil obras paralizadas por casi S/30 mil millones. El gasto público y la inversión pública no serán un motor para la economía por el momento.
La cereza del pastel: impuesto a la riqueza
Perú Libre presentó un proyecto de ley denominado “Impuesto a las más grandes fortunas en base a la responsabilidad y justicia social”, para gravar el patrimonio acumulado por personas naturales.
La iniciativa de la congresista Kelly Portalatino estima recaudar S/5,359 millones en 5 años y su justificación reposa en la construcción de dos hospitales (Piura y Chimbote) por el valor de S/1,177 millones para la atención de 1.2 millones de asegurados.
Este tributo tendría una tasa única del 2.8% para personas naturales con un patrimonio mayor a 3,500 UIT, es decir, superior a 16 millones de soles (un poco más de 4 millones de dólares).
Además de ser una propuesta inmoral –por la doble tributación–, no tiene una lógica para su justificación: en 2021 se dejaron de ejecutar S/29 mil millones y el valor de las obras paralizadas fue de S/30 mil millones. Lo que sí sucederá es que el grupo afectado piense seriamente en salir del país, y habrá un mayor impacto negativo sobre la economía.
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