Petroperú no deja de ser una carga para el Estado y todos los contribuyentes. Por ejemplo, en el primer semestre de este año, la estatal reportó pérdida por 452 millones de dólares, ampliando sus resultados en rojo en 71.8 millones de dólares frente a similar periodo del año pasado. Todo esto porque la empresa no es capaz de generar la suficiente caja para poder operar.
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Además, en la actualidad, la petrolera mantiene una deuda de 8,470 millones de dólares, equivalente a 7.46 veces su patrimonio (en otras palabras, la deuda de Petroperú es equivalente a 7 ‘Petroperús’ y medio). Dada la situación de la empresa, el directorio planteó tres medidas:
La primera, consiste en hacer más de lo mismo. Es decir, meterle plata a Petroperú sin exigir ni asegurar cambios organizacionales creíbles.
La segunda, plantea aceptar la quiebra de la estatal con las obligaciones legales y financieras correspondientes.
La tercera, que es la alternativa desarrollada por el nuevo directorio consiste en optar por una reestructuración de Petroperú que goce de credibilidad, que implica una inyección de capital condicionada a la implementación de acciones de eficiencia organizacional, respaldada por un sólido marco legal que refuerce las acciones futuras y asegure la atracción de capital privado para fortalecer la transformación de la petrolera.
Los expertos descartan la opción uno y brindan sus razones de por qué ir por las otras dos alternativas con algunas añadiduras.
Inmoral
Sobre la primera opción, de seguir inyectándole recursos a la petrolera sin exigir ni asegurar cambios organizacionales creíbles que busquen la eficiencia de la organización, ni siquiera debe estar en la lista de alternativas, aseguran los expertos.
Alejandro Falla, socio Bullard Falla Ezcurra +, afirmó que continuar inyectando recursos públicos a Petroperú no solo es absolutamente ineficiente, sino inmoral. Consideró que ningún argumento a favor de esta medida resiste un análisis objetivo.
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“Inyectar más recursos en la petrolera es dejarlo hacerlo en otras actividades que seguro generan más bienestar a la gente como colegios, maestros, enfermeras, policías, etc.”, indicó Falla.
Manifestó que prestar ayudas públicas a un empresa genera distorsiones a la competencia en el mercado. “En Europa, donde existe un régimen para supervisar las Ayudas Estales, este tipo de rescates probablemente sería prohibido solo en consideración a las distorsiones generadas a la competencia”, dijo
“La primera opción hay que descartarla de plano”, añadió el exministro de Economía Carlos Oliva. Según Oliva, esta opción no debería siquiera figurar dentro de las alternativas.
“Yo anticipé que mantener la situación de Petroperú no era viable. Tal como está, de seguir con las mismas políticas, no tiene rumbo, por lo que se requiere un cambio fundamental”, indicó el exministro de Economía Luis Valdiviezo.
¿Cerrar o reestructurar?
Sobre las alternativas de cerrar o reestructurar Petroperú, existen discrepancias entre los expertos consultados.
Valdivieso aseveró que hacer quebrar o liquidar Petroperú significaría ignorar que existen partes de la actividad de la petrolera que son rentables, así como otras que son “puro desperdicio de dinero”.
Para Oliva, cerrar Petroperú solo representa una opción en caso el costo económico de reestructurar la petrolera sea muy alto. Sin embargo, señala que el costo político de cerrar podría ser mayor que el de reestructurar la empresa.
“Cualquiera de las dos opciones (cerrar o reestructurar) va a tener un costo político. Si vas por la opción de cerrar Petroperú incluso el costo político podría ser mayor. La situación ha llevado a que de todas maneras se va a tener que asumir un costo”, indicó Oliva.
No obstante, para Falla liquidar o cerrar Petroperú es lo que corresponde hacerse, ya que es el camino que sigue cualquier empresa que no puede pagar sus deudas. Explicó que en una situación como esta, los acreedores toman control y deciden qué hacer con los activos de la empresa y no reciben ayuda del Estado para sacarla a flote.
“No hay razón objetiva para que este caso sea tratado de manera diferente. Lamentablemente, el MEF (quien está en el centro de cualquier decisión) está atrapado en su propio laberinto”, dijo Falla.
“Por muchos años (el Estado) ha dado trago gratis a un borracho. Le ha dado respaldo a las deudas del borracho. Si el borracho no paga sus deudas, será arrastrado al problema por los acreedores. Y eso no lo va a permitir el cantinero. Sería lo correcto (liquidar Petroperú), pero no creo que ocurra”, agregó.
La vía de la reestructuración
Si bien la opinión sobre la vía de la reestructuración de la petrolera propuesta por el actual directorio es favorable, para los expertos la propuesta es incompleta.
Según Valdivieso, la alternativa de reestructuración propuesta por el directorio indica que cualquier cosa que se haga va a demandar dinero. Por ello, aseguró que la decisión debe pasar por identificar las actividades de la empresa que son rentables. En segundo lugar, dijo, identificar los activos que pueden ser privatizados o vendidos porque no van a participar en la actividad de la empresa y, en tercer lugar, cambiar a la gerencia.
“Se requiere una gerencia independiente, sin presión política ni la presión de tener resultados inmediatos, sino de seguir un plan de negocios”, precisó Valdivieso, tras agregar que también se debería achicar la cantidad de trabajadores que existen en la petrolera.
“Creo que es importante tener un plan y a la vez que se pueda costear. La plata que se tenga que poner, va a tener que ser contra resultados. No puede darse todo de una sola vez. Tiene que entregarse contra acciones específicas”, dijo.
A decir de Oliva, el plan de reestructuración del directorio para que pueda considerarse una opción se debe conocer el monto de la inyección de capital, así como la existencia de la decisión política para hacer los cambios necesarios en la petrolera.
“Sin conocer la naturaleza de los cambios, no podría estimar un número de aporte de capital, pero para que sea viable ese número debería ser sumamente bajo y en todo caso ver si existen otras opciones que no sean el aporte de capital. Siempre hay temas de garantías, negociaciones que se pueden hacer con los acreedores. Hay varias maneras para enfrentar este tipo de huecos, que no necesariamente es sacar cash de la billetera”, comentó Oliva.
Para Falla la opción de reestructuración solo hace sentido si la decisión es “ordenar la casa” para su venta.
“Si no hay decisión de venta, esto es una engaña muchachos”, concluyó Falla.
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