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Recesión fue la sorpresa en la economía peruana
Al ministro de Economía, Alex Contreras, le costó admitir la situación complicada que vive el Perú y sus programas de estímulo fueron insuficientes para revertir la crisis. Mientras tanto, la confianza empresarial estuvo deprimida, lo que se vio reflejado en el descenso de la inversión privada, que se espera también termine diciembre con indicadores negativos.
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En febrero de este año, el Banco Central de Reserva (BCR) publicó su encuesta de expectativas macroeconómicas y entre ellas estaba la referida al crecimiento de la economía de 2023. Tanto analistas, empresas del sistema financiero como las no financieras estimaban un avance por encima del 2.5%. Aunque dichas proyecciones ya eran bajas para un país que necesita seguir combatiendo la pobreza, con el transcurso de los meses la situación fue peor: los pronósticos y los resultados fueron pasando a terreno negativo.
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Los conflictos sociales y el ciclón Yaku golpearon con fuerza a la actividad económica a principios de año y la recuperación fue esfumándose conforme pasaban los meses. Los mensajes optimistas del ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, no ayudaron a revertir la desconfianza empresarial, que bajó a niveles pesimistas.
Contreras, que en varios foros había indicado que la economía peruana había tocado piso, tuvo que admitir en octubre que la recesión golpeaba al país y que la “situación era completamente difícil”. El programa Con Punche Perú, que fue presentado a fines de 2022 como una de las primeras acciones de este gobierno (y todos sus derivados que vinieron luego), no tuvo el impacto esperado para la reactivación, principalmente porque se enfocó en la inversión pública.
Hace un mes, el MEF presentó otro programa para revertir la recesión llamado Unidos, el cual se enfocaba más en el impulso al desembolso privado, pero cuyos resultados se verían recién el próximo año. Mientras tanto, el 2023 cerraría en negativo y con la posibilidad de que las cifras de pobreza, que en 2022 incidió al 27.5% de la población, aumenten al 30%, según el área de Estudios Económicos del Banco de Crédito (BCP).
Para el economista jefe para Perú del BBVA Research, Hugo Perea, la respuesta de las autoridades “no pudo contrarrestar” la situación que vive el país, pero sí “atenuó”, en alguna medida, el impacto de estos choques.
“Se pudieron haber hecho algunas cosas mejor, pero, en el balance, digamos que hubo reacción con políticas de estímulo, con el programa Con Punche Perú, pero que todavía no han tenido el impacto que se habría deseado. El balance del año es malo con el retroceso de la economía”, aseguró.
Toda esta situación complicada ha llevado a que la agricultura tenga su peor año en casi 30 años. Pesca, por su parte, también atraviesa una difícil situación, tomando en cuenta que no hubo primera temporada de pesca de anchoveta.
MERCADO LABORAL
Hace unos días, el INEI reveló que el empleo en Lima Metropolitana creció en 5.2% en el trimestre móvil septiembre-octubre-noviembre si se compara con similar lapso de 2022 y 6.6% frente al mismo periodo de 2019. No obstante, cuando se refiere al empleo adecuado, se observa que, si bien hubo una mejora frente a 2022, previo a la pandemia las cifras aún están 5.2% por debajo.
Esto significa que hay más de 168,000 personas que aún no recuperan el empleo adecuado que tenían antes de la crisis sanitaria. La situación se complica tomando en cuenta que para generar empleo se necesita crecer 5% al año.
Hugo Perea señaló que el mercado laboral en el Perú está menos dinámico que en años anteriores ante esta recesión que golpea al país. “Necesitamos crecer más rápido para generar empleos de calidad”, añadió.
Una forma con la que se pudo haber revertido toda esta situación de crisis en el país, según el representante del BBVA Research, es si se “desmantelaba lo que nos dejó Pedro Castillo en el ámbito laboral”. Sobre esto último, por ejemplo, este año Indecopi declaró como barrera burocrática la prohibición de la tercerización. Sin embargo, nunca se derogó el Decreto Supremo 001-2022-TR que autorizaba esta prohibición.
“Hubiera sido interesante que el Ejecutivo pudiera hacer sentir su opinión en iniciativas legislativas que han sido finalmente aprobadas sin mayor oposición por parte del Congreso”, agregó.
GOLPE A LA INVERSIÓN PRIVADA
El deterioro de la confianza empresarial se vio reflejado en la inversión privada, que acumuló cinco trimestres consecutivos de caídas.
Por el lado de la inversión minera, al cierre de octubre, esta ascendió a US$3,591 millones, aunque significó un descenso de 13.5% frente a similar periodo de 2022. El último gran megaproyecto fue Quellaveco. El sector, pese a contar con una cartera de más de US$53,000 millones, registra un retraso en su ejecución, entre otras causas, por la incertidumbre y la tramitología para que las obras salgan adelante.
Toda esta situación ha llevado a que el IPE estime una caída de 7.7% en 2023. El gerente de Políticas Públicas del IPE, Víctor Fuentes, consideró que esta situación responde a que no hay un proyecto de talla mundial que pueda revertir las proyecciones.
Pero esto no solo responde a una falta de acción del Ejecutivo. Para el representante del IPE, el Congreso tampoco ha contribuido en revertir este momento. “Necesitamos reformas no solo para reactivar la economía, sino para asegurar que el crecimiento de largo plazo no sea mediocre y esas grandes reformas no parecen tener mucha cabida en el Congreso”, comentó.
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