Empezó antes de la pandemia. La persona que en ese momento cuidaba a Juan Diego, mi primer hijo, tuvo unos problemas familiares y nos dejó sin previo aviso. Recuerdo que mi hijo tenía un año y medio. Conversamos con mi esposa y, teniendo en cuenta que ella tenía un trabajo dependiente y yo tenía mayor flexibilidad al tener un emprendimiento, tomamos la decisión de que yo lo cuidara a tiempo completo. Así inició esta aventura. Tuve que dividirme para atender mi negocio, cuidar a mi hijo y ver los temas del hogar. Hasta ese momento no entendía la magnitud de cuidar a un bebé a tiempo completo. El primer mes fue muy complicado. En un momento, me sentí muy frustrado porque no sabía cómo calmarlo. Me costaba muchísimo. Pasaron los meses y poco a poco las cosas cambiaron. Fue una combinación de prueba y error, seguir mi instinto, leer algunas cosas en Internet y seguir los consejos de mi mamá y mi suegra. Un día mi esposa me animó a compartir todo lo que hacía cuidando a Juan Diego, pues en Perú aún no es convencional que los papás se dediquen a cuidar a sus hijos a tiempo completo. Era una mirada distinta.