La actriz venezolana -que debutó en la música en la década del 80-se hizo adicta a las cirugías plásticas y al bótox. Pero fue el uso de biopolímeros su peor pesadilla. “Luego de la primera intervención dije: ‘Si necesito otra más, prefiero morirme’, así de invasiva y fuerte fue. Gracias a Dios, me sacaron el 90% y, con el resto, ya no hay problema”, reveló a inicios de este año.