Después de más de ochenta años de historia, el Superba, una de las tabernas más emblemáticas de Lima, anunció que cierra sus puertas. El mensaje, publicado en sus redes sociales, fue corto pero contundente.
La Cámara Peruana del Café y Cacao lanza la cuarta edición del certamen que invita a capturar, a través de la fotografía, las historias, rostros y paisajes que reflejan la diversidad del café peruano.
“Cerramos nuestras puertas con el sueño de volvernos a encontrar". Con esta frase y un video emotivo, el Superba dio esta estocada a sus clientes devotos.
Fue fundado en 1938 y resistió todo lo que pudo.. Fundado en 1938 por los inmigrantes genoveses Mario Carbone, Carlos Onetto y Silvio Canata, el Superba se consolidó como un punto de encuentro para generaciones de limeños. Su nombre, inspirado en la ciudad de Génova —conocida como La Superba—, evocaba orgullo, identidad y persistencia.
Con el paso del tiempo, Onetto y Carbone regresaron a Italia y Canata quedó a cargo del local, transformándolo en un restaurante-bar donde la bohemia limeña encontraría su punto de reunión. .
El Superba resistió todos los vaivenes del país. En los años del terrorismo reforzaron las rejas, en los apagones se alumbraban con televisores a batería para no perderse los partidos de fútbol, y durante el “Fujishock” fue de los pocos restaurantes que permaneció abierto. Contra viento y marea.
NOSTALGIA ETERNA
¿Cuántas cervezas, chilcanos, personalidades e historias se habrán contado en este local de la Av. Petit Thouars 2884, en San Isidro? Fue uno de los puntos favoritos de los bohemios de la capital. Se dice que Ernest Hemingway visitó el Superba en los años 50, que Chabuca Granda solía cantar allí junto a sus amigos, que Eduardo Cesti (Gamboa) alguna vez olvidó pagar la cuenta y que Alfredo Bryce Echenique lo frecuentó hasta hace pocos años.
Hay quienes recuerdan a Bryce con su vodka tonic y su tacu tacu con apanado.
Chabuca lo convirtió en su escenario alterno. Cuando terminaba sus presentaciones llegaba al bar con sus amigos para cantar. Una vez discutió con unos parroquianos que le pidieron que se callara, y sus acompañantes la defendieron.
Por las mesas del Superba también pasaron Óscar Avilés, Arturo ‘Zambo’ Cavero, Gianmarco y Edith Barr, entre otras figuras. No faltaron los políticos, los intelectuales. Todos encontraron allí un lugar donde el tiempo parecía detenerse.
El Superba fue además cuna de clásicos de la gastronomía criolla como la sopa criolla y el tacu tacu con apanado de carne.
Hoy, con el anuncio de su cierre, ese espacio de tradición, música y amistad se despide de la ciudad, dejando tras de sí un legado de sabor, cultura y memoria.
Confiamos en volvernos a encontrar.
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