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“Dios es grande, esta enfermedad no me dará”, afirma mujer de 82 años que vende golosinas para mantener a su esposo pese a COVID-19
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Una anciana, de 82 años, llega todas las mañanas a las 5:00 a.m. a la Estación Naranjal para vender sus golosinas hasta las 10 a.m.. Pese a la cuarentena ella explica que su único medio para sobrevivir y comer es salir a trabajar, por lo que no puede quedarse en casa.
“No tengo pensión, no tengo seguro. Tengo que venir desde temprano. ¿De qué voy a comer? Vengo a vender a las 5:00 a.m., me dejan vender”, explicó la octogenaria.
Aunque expone su vida, Lucía Rivera Huamán asegura que tiene a su cargo a su pareja quien depende de ella. “Mi esposo está inválido, ya está quince años enfermo”, contó.
Agentes de la policía le dieron unos guantes y una mascarilla para que pueda seguir vendiendo sus productos más protegida mientras se encuentra expuesta en la calle.
Al final de su jornada, los efectivos la trasladaron en una patrulla hasta su casa, en la zona alta de El Ermitaño, en Independencia.
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